Mi única solución a mi repentino ataque de nervios fue escribir en el grupo de WhatsApp.
Charlie
S.O.S
¡¡S.O.S!!Magnus
Mierda, ya un S.O.S de Charlie es demasiado.
Pero un ¡¡S.O.S!! Con signos de exclamación...Lilah
¿Qué pasó Charlie? ¿Dylan otra vez?Charlie
No tiene nada que ver con Dylan...
Bueno quizá sí.
Pero necesito hablar en persona con ustedes.Jack
Dime que Rufus no se escapó de nuevo.Charlie
¡Que no!Denis
A que fue Julia otra vez.Jack
No, te doy cinco dólares a que fue Dylan.Charlie
Oigan, ¿pueden dejar mi depresiva vida fuera de sus apuestas?Lilah
Tienes razón cariño.
¿Quieres que arreglemos para cenar en Pepper's?Denis
Ese lugar te gusta.Charlie
Sus burritos me gustan...Jack
¡Burritos de Pepper's entonces!Continuamos hablando por un rato hasta que se hizo lo suficientemente tarde como para largar el teléfono y buscar algo que ponerme en la poca ropa apilada que quedaba en mi armario que se suponía que se encontraba limpia.
Había un pequeño o quizá no tan pequeño problema con respecto a mi ropa. O podía que estuviese sucia desparramada en el resto de mi habitación o podía que estuviese limpia, pero el único hecho de que estuviese limpia era porque me quedaba grande.
Desde que Dylan me había echado a volar a mi, mi autoestima y los pocos sentimientos que todavía ilesos quedaban sobre de él, comencé a bajar de peso. Sea por depresión, tristeza, falta de hambre o por agobio al ver mi departamento echo un asco.
El caso es que estaba mucho más esbelta de lo que había sido nunca y mi idea en principal era no dejarlo en claro frente a mis amigos que ya de por si desde que me sus ojos me veían, podía ver la pena reflejados en ellos.
Así que tuve que escoger entre la ropa sucia o la ropa que evidentemente me quedaría demasiado holgada.
Fui por la opción holgada.
Tuve que usar un cinturón cuando me probé los jeans, y cuando vi el reflejo en el espejo entre la ropa que colgaba de él, noté que aquel no era mi cinturón sino el de Dylan.
Pasmada me quedé viendo la hebilla en el reflejo pensando en cómo es que se había olvidado por un año entero uno de sus cinturones más preciados. Sin embargo, después recordé el hecho de que Dylan había comenzado a evitarme cada vez que nos cruzábamos en las oficinas, porque si bien no compartíamos pisos, sí compartíamos elevador.
Rufus se enredó en mis piernas dejando que su bello se aferrara a mis pantalones como si fuese un chicle de frutilla.
—¡Rufus! —exclamé levantándolo del suelo—. Te amo, pero deja de refregar tus pelos en mi ropa limpia.
Le di un beso en la nariz y al escuchar sus ronroneos me dio mucha lastima tener que dejarlo en el suelo, pero tenía que irme.
Escondí mi cuerpo en un tapado que me llegaba por debajo de las rodillas y fui por mi celular y mis llaves. Siempre las dejaba en la mesa junto a la puerta de entrada porque si tomaba la decisión de cambiarlas de lugar en el caos de mi departamento, jamás sería capaz de volver a encontrar ninguna de las dos cosas.
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𝐀𝐋𝐐𝐔𝐈𝐋𝐄𝐑 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐉𝐀𝐒
RomanceLas estrictas reglas de la página de alquiler de parejas son las siguientes: 1) La pareja de alquiler no debe en ninguna circunstancia revelar los datos privados sobre su persona. 2) Se prohíbe el contacto físico explícito entre la pareja de alqui...