—Creo que ya se hizo demasiado tarde —Nate me había estado esperando luego de mi larga expedición al baño del pasillo—. ¿Partimos, Charlie?
—Si, ya es hora de que los dejemos tranquilos —sonreí, no estaba al tanto de cómo lo hacía, pero lo bueno es que todavía tenía esa capacidad de mentir.
Nate tomó mi mano y sentí que fue el único sostén que logró mantenerme en pie esta noche.
—Aguarden —Julia comenzó a darme miedo, no ella, sino sus intenciones—. No es que sea mi intención retenerlos aquí toda la noche pero, el clima solo se volvió más violento y dudo que los taxis estén trabajando con este viento.
—Me temo que Julia esta en lo cierto —Dylan revisaba su teléfono y pude avistar por encima de la pantalla con un brillo excesivo del que nunca me había acostumbrado, que se trataban de las noticias en su página de Google—. Las ráfagas superan los límites de lo que aquí anuncian como "seguro". No quisiera ser el responsable de echarlos cuando es tan peligroso andar allí afuera ahora mismo.
Esto no PODÍA estar pasando.
—No debe ser tan grave, saben como suelen exagerar los noticieros —intenté sacarnos a Nate y a mi de la próxima situación desagradable.
Nathaniel por otro lado, se había llevado el teléfono a su oreja.
Sus ojos me observaron por unos segundos en los que sentí que mi corazón iba a estallar.
—No hay coches hasta nuevo aviso —negó.
—¿Autobús?
—No se encuentran en funcionamiento —Dylan seguía revisando su teléfono.
—¿Metro? —insistí.
—Inundado...
—¡Dios mío! —exclamó Julia.
Quería arrancarle las pestañas postizas ahora mismo.
—No estamos tan lejos de casa... —y por casa me refería al edificio donde ambos vivíamos por separado, donde ninguno de los dos nos conocíamos como "pareja" y donde solíamos odiarnos y evitarnos como vecinos—... podemos caminar...
—¿Estás sorda? —Julia me tomó por sorpresa—. Lo lamento, no quise decirlo de esa forma —no es que no lo haya querido decir de "esa forma", la verdad es que se le había escapado su verdadera "forma de ser"—. Quiero decir, afuera parecería estar ocurriendo un huracán.
Nate observaba por la ventana.
—Tiene razón —hasta ni a él le agradaba la idea de quedarse, pero era mucho más coherente que yo—. No llegaríamos ni a la esquina, Charlie.
Llevé una mano hacia mi frente. No podía creer que iba a aceptar permanecer en aquel departamento luego de tener que haber convivido toda una cena con ahora dos personas comprometidas que seguramente usarían la cama toda la noche y no para dormir.
—No se preocupen, hay una habitación para invitados.
Julia se veía de lo más contenta, como si esto se tratara de una pijamada y quién sabe qué sucedería luego del que primero se durmiese.
—Quédense hasta que pase la tormenta —Dylan clavó sus ojos en los míos.
Yo simplemente miré a ambos y supe que aquella sería la peor decisión que tomaría en mi vida.
Nate dejó su abrigo sobre el sillón junto al ventanal donde ambos podíamos ver la causa por la que lamentablemente deberíamos compartir una cama matrimonial.
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𝐀𝐋𝐐𝐔𝐈𝐋𝐄𝐑 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐉𝐀𝐒
RomanceLas estrictas reglas de la página de alquiler de parejas son las siguientes: 1) La pareja de alquiler no debe en ninguna circunstancia revelar los datos privados sobre su persona. 2) Se prohíbe el contacto físico explícito entre la pareja de alqui...