Capítulo 12

19 9 1
                                    

Aquello era un auténtico desastre y lo peor de todo es que por un momento me había convencido de que la idea de registrarme en un maldito sitio web como había sido una buena idea únicamente para no parecer tan desdichada en un evento de inauguración frente a las dos personas que más odiaba en mi vida.

Ahora comprendía que solo había servido para agregar un ítem más a la lista de problemas en lo que se había convertido mi vida.

Y en cierto modo lo aún más irónico de todo es que jamás había visto la cara de mi vecino intolerable al ruido de abajo en lo que llevaba viviendo en el edificio, y en el momento en que Nathaniel se presentó a mi puerta luego de habernos conocido en una circunstancia para nada favorable, ahora no DEJABA de cruzármelo en los pasillos, en el lobby, en el deposito de basura.

Estaba más que segura de que el destino me estaba jugando muy malas pasadas con la única intención de torturarme por haberme dejado llevar bajo las influencias para nada buenas de una persona a quien consideraba muy buena amiga.

Entonces, www.alquilerdeparejas.com vete al carajo.

—Beckam.

Wilkkings se había desplazado hacia mi con su silla de escritorio con rueditas. Llevaba llamándome desde hacía rato pero yo no le hacía caso desde hacía rato, no porque no la oyera, sino porque estaba segura de que mis problemas eran mucho más grandes que enviar un puto email a Susan del sexto piso.

—Beckam —insistió—. ¿Estás ahí dentro? ¿Prefieres que te prepare un café? Parece ser que necesitas uno bien cargado, ¿no has pegado un ojo en toda la noche?

Su persistencia por llamarme Charlie se había limitado a la inauguración del viernes, porque a pesar de que su trato hacia mi persona dentro de la oficina ya no era tan abusivo como el constante de los meses anteriores, frente al resto de nuestros compañeros ella optó por seguir llamándome por mi apellido. En cierto modo me aliviaba porque por un lado odiaba que me llamase Charlie, y por el otro, jamás la llamaría Anne ni aunque alguien me asegurara que podría librarme de una semana junto a su cubículo.

—No gracias, Wilkkings —mantuve mis ojos irritados sobre la pantalla—. Estoy perfectamente, solo intento responder unos emails de los principales donadores a la producción del nuevo envasado.

—Claro, por supuesto no voy a permitirme interrumpir tu arduo trabajo —nunca estaba segura de si hablaba con sarcasmo o si en verdad pensaba de aquella manera—. ¿Estás al tanto de que el próximo envasado será ecológico? Julia me comentó acerca de la nueva campaña de apoyo al medio ambiente, el equipo número dos se está encargando de la nueva publicidad... y si tenemos suerte, lo lanzarán en el centro a modo de promoción para el próximo mes, ¿no es eso fascinante? Incluso quieren hacer un comercial sobre los productos veganos incorporando en el nuevo envasado ecológico, sería como sumar dos grupos ambientales, tendremos varios clientes nuevos, ¿no crees?

—Aja...

Estaba más que segura de que lo que salía por su boca conllevaba cierta importancia, pero no era nada de lo que yo no estuviese enterada para aquel punto.

Podría haberme pasado los últimos meses holgazaneando a pura base de mi depresión, pero eso no siempre había sido de esa manera. Antes de que Dylan se tentara por perseguir a una mujer más joven, saludable y atlética y decida dejarme a mi de lado, era una de las mejores empleadas de nuestro departamento y estaba dispuesta a recuperar mi reputación en el altar de los bonificados. 

—Ya que estás sumida en tu labor de responder importantes emails, ¿me harías el gran favor de enviarle a Susan uno de mi parte?

Wilkkings al ver como alzaba la vista de la pantalla para encontrarme con sus lentes perfectamente lustrados en lo que se tardaba en ir al baño y remojarlos dentro de la bacha bajo agua caliente, descubrió que no estaba de humor para hacer un trabajo que se suponía que era el suyo.

𝐀𝐋𝐐𝐔𝐈𝐋𝐄𝐑 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐉𝐀𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora