Capítulo 24 - Maldito celular

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Termino de decir, recojo algunas cosas en mi habitación y salgo hacia Andruw, últimamente vivo más allá que en mi casa, aunque lo raro es seguir viviendo en casa de mi padre ya estando casada.

–¿En qué piensas amor? –Escucho a Andruw preguntar, pero realmente no tengo ganas de hablar–, pequeña ¿que tienes? –Vuelve a preguntar y sin preverlo, una lagrima recorre por mi mejilla–, ¡ey pequeña!, ¿qué sucede? ¿sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras? ¿verdad? –Solo soy capaz de asentir, él se mete a la cama conmigo y me abraza.

–Te amo tanto Andruw, que si me llegaras a faltar no sabría que hacer.

–¿Por qué lo dices pequeña? ¿qué ocurre?

–Aun nada amor, pero tengo un mal presentimiento

–No le des mente a eso amor, seguro es porque te emociona el día de hoy

–Se podría decir, pero es que cuando esto me pasa, siempre sucede algo malo –digo alzando la mirada para verlo–, la primera vez que lo sentí fue cuando mis papas se divorciaron, solo esperemos que el bobo diga que si.

–Hay posibilidades que diga que no –Lo miro escandalizada–, bueno si cuando el hombre habla de su amada se le hacen corazones en los ojos, créeme que el diabético que este cerca de él podría sufrir un shock de lo dulce.

Me río –Que exagerado eres

–Es enserio y lo sabes

–Si lo sé, pero es tan lindo ver a mi amigo así de enamorado, ya era hora de ver esta faceta en él –Abrazo a Andruw acurrucándome en su pecho–, además, dentro de poco tendremos que viajar, estaba pensando en dar la noticia, pero como no puedes asistir, no me voy arriesgar, mejor esperamos y se la damos juntos, así Isa puede concentrar su rabia en ti.

–Que mala eres –Su silencio se hace extraño, alzo la cabeza mirándolo pensativo–, ¿tu hermana golpea tan fuerte como tú?

Su pregunta me causa risa, pero es entendible con la rabia que mostró aquel día en el hospital –que cobarde, si golpea más fuerte, pero relájate, para que Isabel decida golpear a alguien es por motivos muy extremos, ella es fiel creyente que las cosas se solucionan hablando.

–¿qué sucede cuando la llevan al extremo?

–Es de las que acaba hasta con el nido del perro

–o el gato

–No, a ella le encantan los gatos, con esos no se mete.

Esta vez quien ríe es él y sigo enamorada de ese sonido –que manera más peculiar de describir a tu hermana.

–Pero ella es un amor de persona con los que quiere

–Imagino, ¿entonces hoy nos volvemos a ver en la noche que agarres turno?

–Sip, aun no entiendo porque tienes doble turno creo que es la primera vez que lo haces.

–En efecto es la primera vez, pero recuerda que ya hoy opero al señor Pastor y las veinticuatro horas después de la operación son cruciales para la recuperación de su cabeza, no quiero a más nadie que yo vigilándolo, le debo mucho

–¿Qué se supone que le debes?

–Que me haya mandado a buscar, porque así conocí a mi esposa, dime si no le debo demasiado al tipo

–¡oh!, no lo había pensado de esa forma.

–Si, ya tienes mejor semblante pequeña –Toma mi rostro pegando sus labios–, sabes que te amo ¿verdad?, con todo lo que soy y todo lo que tengo, todo es tuyo, yo soy tuyo

Arrebato en la Perla IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora