Capítulo 19 ¡Golpes!

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Cuando entro en la terraza pido una mesa en la parte de a fuera y de una me ubican en un rincón, y como antes en el ascensor, me vuelvo a sentir como pote de creolina, olvidado en el rincón más recóndito de la casa. El mesero va a entregarme la carta, pero me niego y enseguida pido una botella de vodka, cuando se va no pasa mucho tiempo que la trae acompañada de mecatos, limón con sal y dos vasos como si esperara a alguien.

Evito verme más patética y decido dejar el vaso por mera estupidez, él se retira y empiezo a tomar como si de agua se tratara.

Pierdo la noción del tiempo sumergida entre el alcohol y la inmensidad del espacio, cuando una presencia me hace volver a la tierra, ya que hace sonar la silla de mi mesa y se sienta como si hubiese sido invitado, así decido hablar sin mirar de quien se trata.

—No me interesa la compañía así que puedes retirarte, tengo la capacidad de pagar mis tragos y satisfacerme sexualmente, y hasta donde se nunca di permiso que te sentaras —Dicha persona no contesta, cuando siento que levanta y deja la botella en mi mesa nuevamente; sé que tomó y no hay cosa que odie más que las personas atrevidas—, ¿Quién putas te crees? —digo volteándome, él solo levanta los hombros restándole importancia, y yo quiero partirle la cabeza porque enserio quería estar sola, tomo la botella y vuelvo a llenar mi vaso.

—Mi abuelo paterno murió —dice y trago en seco

—Mi más sentido pésame —Es lo único que logro decir

—No tuve tiempo de avisarte, que me iba... cuando me avisaron también me dijeron que me esperaban en el aeropuerto para ser llevado a Inglaterra, donde estuve no había recepción, por eso mi silencio durante días —dice y suelta una sonrisa—, lo que menos pensé es que al llegar aquí mi prometida me recibiría con golpes.

—Quizás debiste quedarte por allá

—No es un juego Alexa

—Lo sé Andruw, sé que no es un juego, pero date cuenta lo que ahora veo, tú y yo prácticamente no nos conocemos, tú conoces a mi padre y hermana, yo solo te conozco a ti.

—Pues mis padres y hermana llegaran este domingo

—Esa fue la razón de las flores...

—No, las flores eran para decirte cuanto sentía el no haberme despedido, pero de saber que las odiabas, no las habría enviado —habla con un tono de burla, pero lo dejo pasar, creo que mi energía se fue al suelo tal como había estado antes de verlo en el ascensor.

˃˃¿Qué pasa Alexa?

—Nada, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste?

—Quería hablar

—Te dije que no quería hacerlo, y al parecer ya que has hablado te puedes marchar.

—No te voy a dejar

—Deberías

—¿Por qué? ¿Me golpearas de nuevo? —pregunta haciendo que suelte una pequeña risa.

—La carta del abogado llego diciendo que ya había fecha para el juicio y si algo sé, es que en este país la ley no actúa tan rápido, así que te lo voy a preguntar una sola vez ¿Qué hiciste?

—Solo moví algunos hilos

—Eso no es mover algunos hilos Andruw, y sé que para eso se debe mover mucho dinero ¿Quién eres?

—El hombre que sigue locamente enamorado de ti y que se está muriendo por un abrazo correspondido, así como por un beso de su pequeña y desquiciada novia, la cual tenía una semana sin ver, de quien solo ha recibido un par de golpes.

Volteo y veo su mirada, siento que me derrito, pero mi enojo sigue, he escuchado sus razones, vuelvo a llenar y vaciar de la misma manera mi vaso mirándolo a él.

—Vamos a casa pequeña

—No vivimos en el mismo lugar Andruw

—¿Quién dice que no?, mi casa es tuya al igual que todo lo que poseo

—Me van a echar —digo y mis lágrimas hacen presencia

—No importa yo te mantengo

—No digas tonterías

—No son tonterías, pequeña, vas a ser mi esposa y mi deber es mantenerte

—No pues, solo falta que digas que voy a usar tu apellido en vez del mío.

—Es lo normal ¿no?

—En tu país, aquí cada quien usa su apellido

—Si, pero sería lindo que tu tarjeta de presentación dijera Alexa Stone

—¿En serio? cuando los directivos se enteren

—No creo que se enteren

—¿Por qué lo dices? ¿no viste como quedó mi consultorio?, todos deben de estar hablando de eso.

—Pues yo lo vi y sí que tienes una gran capacidad destructora —dice y sonrío—, pero también vi a Lucia haciendo amenazas a diestra y siniestra.

—Pero...

—Como bien has dicho, a tu amiga hasta los médicos le temen

—¡Ay mi sociópata favorita!

—¿Cómo? —pregunta confundido

—Nada, olvídalo

—Dime por favor

—¿Por qué lo haría?, te he hecho tres preguntas y las has evadido monumentalmente, así que olvídalo.

—Ok, pero después me dirás

—Cuando tu contestes mis preguntas

—¿Podemos irnos?

Decido llamar al mesero para cancelar mi cuenta y este dice que ya está pagada, Andruw solo sonríe y eso me cabrea más —¿Quieres por favor dejar de hacer eso?, tengo la capacidad de pagar lo mío.

—¿Qué tiene de malo que quiera pagar tus cosas?

—Todo Andruw, mi papá crió dos mujeres independientes y fuertes, no un par de princesas que dependen todo el tiempo de un hombre, así que, por favor deja de hacer eso, lo detesto.

—Pero ¿Cuántas cosas puedes llegar a detestar?

—Muchas —digo poniéndome de pie, agarro la botella y camino a la salida, sé que viene detrás de mí pero no me detengo, cuando salgo a la calle, la brisa me estremece, siento que se acerca desde atrás y haciéndome girar, y es cuando de manera descarada y sin importarle los demás, se apodera de mis labios, y aunque me hubiese gustado decirle que no, soy incapaz de rechazar tan feroz beso que me hace temblar hasta las tangas, de hecho, creo que si tuviera una vestido suelto y las pantis mal puestas, estas habrían llegado con facilidad al suelo completamente bañada de mi humedad.

Me suelta y definitivamente quiero más.

Así que como niña obediente lo sigo hasta donde está su auto.

Nos montamos en silencio y enseguida lo pone en marcha, quedo mirándolo mientras conduce, no me había dado cuenta que al parecer tiene la costumbre de morderse el labio mientras está pensativo, aunque es un hábito que a muchas mujeres se les ve increíblemente sexy, este hombre se ve es candente y eso me prende aún más.

Arrebato en la Perla IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora