Capítulo 33: En las entrañas del infierno

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Hacía calor, mucho calor. Estábamos por el tercer piso y cada vez teníamos que esquivar más guardias, hacia rato que no nos podíamos comunicar con Indra. Los guardias parecían alterados, Cosmo nos había explicado que una alarma había saltado, por precaución apagamos nuestros móviles y las armas. Emugt no tendría problemas con esto ya que su inteligencia era capaz de bloquear la señal, pero poco a poco le estaba causando daños en su cableado, siempre hay que añadir que Emugt no es más que una máquina con pensamientos.

Afortunadamente el móvil de Cosmo si podía funcionar, y nos guiábamos por su mapa. En ese tercer piso escuchamos rugidos y chillidos, a pesar de los intentos de los demás diciéndome que no pasaba nada yo estaba absolutamente aterrada. Si mis padres no estaban en esa planta solo nos quedaría una, la cuarta, si no estaban allí eso quiere decir que estaban en el ala izquierda, y que nosotros no teníamos nada que hacer.

-Esperad aquí-nos dice Cosmo. Sara y yo nos sentamos en el suelo mientras él se aleja y empieza a hablar con un guardia. Cuando termina vuelve-es un amigo, dice que no sabe nada de unos rehenes enjaulados a esta planta-me restriego la cara.

-¿De verdad que no están?

-Si quieres estar otra media hora revisando habitación por habitación haya tú, pero yo confío en él, no me mentiría a pesar de estar muy apegado a O.E.C.E.D-nos explica.

-Entendido ¿entonces... con la cuarta?-pregunta Sara, Cosmo nos informa de que sí, y vamos nos guía por los pasillos hasta la última planta. El calor aumenta aún más y en vez de gritos desesperados se escuchan rugidos desgarradores. No me quería dejar afectar, pero eso era complicado.

-¿Shizoru podría estar aquí?-Cosmo niega.

-Ron ya me dijo que se había de asegurado de dejarlo en el sitio menos peligroso posible, pero no te puedo asegurar que él esté muy cómodo. No te preocupes, Ron no se apartará de él, te lo prometo-yo asiento y me concentro en mis padres. Cada pasillo conducía a una enorme puerta más grande que un camión.

-¿Por qué meter a personas en habitaciones de dragones?-Cosmo se encoje de hombros.

-O.E.C.E.D puede ser muy irrazonable.

-O tal vez solo querían ponerlo más difícil-añade Sara, Cosmo y yo asentimos, eso podría ser otra opción. Usando la misma escalera que habíamos usado con todas las plantas bajamos hasta la cuarta, allí hacía mínimo unos 40 Cº, era insoportable llevar el caluroso uniforme de O.E.C.E.D compuesto por capas y capas de tela y protecciones.

-Antes de seguir con la búsqueda de tus padres tenemos que quitarnos esto-confirma Cosmo-o sino moriremos, pero de deshidratación.

Nos habla de una sala de seguridad en ese piso, era algo así como un sitio lleno de máquinas que aseguraban el correcto funcionamiento de todo el edificio, era comúnmente usada por los agentes como lugar de descanso o para hacer "cosas" que no debían salir de allí, debido a que había muchos rincones a los que ninguna cámara podría acceder.

Recorremos un pasillo de un kilómetro hasta llegar al centro del lugar, la estructura de La Jaula se basaba en diferentes cuadrados conectados por pasillos al cuadrado central, todo esto sujetado por fuertes hierro del tamaño de un rascacielos. Había cuatro recintos, dos a cada lado de La Jaula, los otros dos lados eran ocupados por una habitación rectangular aderidas al cuadrado principal como las zonas dormitorio. Los cuatro recintos tenían 4 plantas y estaban totalmente separados entre ellos por una distancia de al menos 500 metros o 1 Kilómetro. Todos los recintos estaban sujetos al cuadrado principal, caracterizado por tener todas las salas de control dentro, a través de esos enormes hierros que recordaban a los brazos desnudos de un robot. Cada recinto se especializaba en un peligro diferente, desde seres vivos, hasta armas nucleares que no han salido como deberían, gases, micro-virus, maquinas con inteligencia en descontrol, o lugares enteros que habían sido contaminados y transportados a ese lugar.

La Amiga del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora