Capítulo 4: Perseguidas por las Calles

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De repente se empezaron a escuchar la caída de varios cristales rotos contra el suelo, bueno, no solo cristales, todo tipo de objetos parecían estar siendo arrojados con fuerza para colisionar en el piso. Yo abrí los ojos estrepitosamente, y cuán grande fue mi sorpresa al ver a mi pequeño dragón volando através de la habitación, corrijo, planeando en circulos y destrozando todo lo que hubiera de valor en la habitación, y claro la lámpara tampoco se salvó, la cual cayó debido al peso de el dragón cuando intentó aterrizar en esta agarrandose a ella. La lampará cayó pero él recuperó el vuelo y se dirigió a mi, aterrizando a pocos metros de donde estaba sentada.

Mi boca estaba abierta de par en par mientras miraba a mi dragón, luego a la tienda, después a el dragón y nuevamente a la tienda, así hasta que pude asimilar que no, no era una pesadilla, todo eso era real y muy real.

-No, no, no, no, por favor dime que esto no está pasando-miré a el dragón, el cual mecía su cola alegremente, esperando alguna respuesta mia ante su nueva técnica de vuelo, que seguro me causaría muchos, muchos, otros problemas.

-OK, ven aquí-cojí a el dragón, que parecía ligeramente más pesado que ayer y lo sujeté en frente mia-enhorabuena, peque, aprendiste a volar-le sonreí y él lo hizo de vuelta-pero tan pronto como pueda te enseñaré a obedecer órdenes, no es como que puedes pasarte el día dando vueltas por la ciudad tu solo cuando te venga en gana-él me miró atento, intentando analizar mis palabras, después de todo era más listo que un perro, pero no era un humano, por lo que seguía sin entender el idioma.

Yo me asusté cuando escuhé pasos apresurados provenientes de las escaleras. Tenía que salir de allí, y rápido. Con esa idea corrí fuera de la tienda, esquivando los destrozos de mi dragón e intenté encontrar a Sara con la mirada, no puede ser ¿estaba hablando con su prima? ¿desde cuando está su prima en la ciudad? ¿no estaba en Mexico? No había tiempo para pensar, pensé en dirijirme rápido hacia ella, pero cambié de opinión cuando empecé a escuchar el grito de algunas personas, me señalaban a mi y chillaban ¿qué ocurría? Al escuchar un rugidito me di cuenta, yo también reaccionaría así si alguien llevase a una cría de dragón en sus brazos.

Rápidamente arreglé mi error y me escondí en los callejones donde no se me veía, ahí llamé a Sara. Luego de unos cuantos bip contestó.

-¿Hola?-respondió despreocupada, y yo en esta situación tan horrenda.

-¿Qué crees que deberías estar haciendo en este momento?-probablemnte mis palabras fueron como un cubo de agua fría arrojado directamente en su cabeza.

-¡Lo siento amiga, es que está mi prima, y mientras la arreglaba, me distraje, lo siento!-me intentaba explicar ella, pero toda la historia ya me la podía imaginar yo.

-No me valen tus excusas, me vale que te despidas de tu prima y que vengas a el segundo callejón luego de la tienda rápido, tenemos un problema mucho mayor de lo que pensamos.

-Ya voy, espera un momento-me colgó y desde la esquinita pude ver como Sara se despedía de su prima con prisa, se quedaba un momento mirando los callejones y finalmente me encontraba. Entonces corrió, cruzó la calle y llegó-¿Qué cojones hace aquí el dragón?

-Ha aprendido a volar-iba a continuar pero ella me cortó.

-Wau ¿relamente? Yo quiero verlo, yo quiero-me aclaré la garganta y ella se calló.

-Sí, bueno, mi madre se puso a pelear con la mujer esposa del dueño que nos atendió luego de un cuarto de hora de espera, se metiron mano y cuando su pelea a muerte se terminó mi madre se marchó y la mujer se metió dentro, entonces, poco más tarde, apareció este peque y lo rompió todo, yo salí corriendo y no sé que hace la tipa esa que no está gritando como histérica.

La Amiga del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora