Encontramos un bus y nos llevó a mi casa, en cuanto llegamos me bajé y ella se fue en el mismo para volver a la escuela. Entré a mi habitación y me tiré en la cama, ya me limpiaría las heridas luego.
Mi dragón me dio una grata bienvenida y me lamió toda la cara, al menos había algo que no había salido mal hoy, él se había quedado quietecito donde debía. Me di cuenta de algo al cojerlo, pesaba más de lo que recordaba por lo que, para quemar el tiempo decidí que haría un cuaderno en el que todos los días apuntaría su peso y altura.
Ese día media 1,35 metros y pesaba 14,9 Kilos, así, día a día sabría cuanto crecía. Solo rezaba porque no se me olvidara mucho. El tiempo igual se me hizo lento y decidí que iría a la fiesta, ignorando por completo ese terrible presentimiento que tenía en la cabeza. Registré mi ropero y me di cuenta de que... mi vida había sido muy aburrida. Casi no tenía ropa para salir, mi vestuario se basaba en algunos vestidos feísimos en herencia de mis primas mayores, un vestido decente pero que ya no me entraba ni a la de tres, algunos pantalones decentes, aunque si no estaban manchados de pintura seguro que tenían agujeros, o me los compré pequeños y son la incomodidad personalizada. De camisetas estaba cortita, ninguna la consideraba apta, todas parecían viejas o las había llevado tantas veces que me aburría de verlas.
Después de la revisión de mi armario que rogaba por una actualización urgente de vestuario decidí que revisar el de mi madre sería mejor, y tanto que sería mejor. Con solo abrirlo me dio miedo incluso de verlo ¿eso eran los vestidos que ella llevaba al trabajo? Wow, al jefe lo tenía que tener contento. La mayoría apretados y con algo de escote, que variaba dependiendo de cual.
Me cojí el más decente que había, unos blanco normalitos, apretado y con palabra de honor, llegaba por la mitad del muslo. Conjuntado con unos tacones de mi madre, obvio, estos tenía un tacón bastante alto a pesar de que yo los odio por ser la cosa más incómoda que hasta el momento me he puesto. Y una chaqueta negra, que casi no abrigaba.
No me esmeré especialmente en el pelo, solo lo peiné. Casi no me puse maquillaje dado que con mis ya 18 años todavía no sabía aplicar el maquillaje, patético, es igual que no saber hacer una coleta, que (una medio decente) tampoco sé.
Al terminar recordé que, según un mensaje de Sara la fiesta no empezaba hasta las 9 y entonces es cuando representé a la perfección la tan típica palmada en la cabeza. Pasando de hacer deberes me puse a ver la televisión, alquilé una película por internet, la puse en modo 3D y traje a mi dragón, así los dos empezamos a ver la película, con la chimenea encendida (sí, todabía hay chimeneas, y últimamente se han puesto muy de moda) y con una mantita, claramente no me acordé de que era casi verano por lo que a los cinco minutos quité esa manta gigantesca y la cambié por unas sábanas.
Llegaron las nueve y le avisé a Sara que iría a la fiesta, ella dijo que un amigo suyo nos llevaría con el coche, que estuviera lista para las y cuarto, y así lo hice. Llegó unos cinco minutos atrasado, pero llegó. Reconocí a mi amiga, y luego pude ver al conductor del peugeot 207.
Era un chico pelirrojo, con gafas rojas, camiseta de lunares azules y rosas y unos pantalones que, a pesar de no poder verlos bien cuando entré erán de un color rosa clarito muy de... ¿chica? Sí, exacto.
-No te alertes, es gay, se lo puedes preguntar, él salió del armario hace tiempo-el chico me sonrió, y me volvió a recordar a una chica-su nombre es Cris-yo levanté la mano en modo de saludo, él volvió su vista a la carretera. Después de unos minutos ya estábamos en la fiesta, la música se escuchaba desde una calle de distancia, la gente bailaba tanto dentro como fuera y el alcohol se olía desde el coche, mis tripas ya empezaban a reclamar explicaciones por esta decisión.
-Vamos, será divertido-decía Sara mientras me arrastraba fuera del auto-te lo pasarás bien-él chico cerró el coche y nos fuimos a la fiesta, nada más entrar ya se veía el tipo de fiesta que era, esa que a mi no me gustaba nada, en ese momento me arrepentía de haberme puesto ese estúpido vestido, ahora la mirada de muchos estaba encima mía, creo que no me dejarían pasar una tarde tranquila.
ESTÁS LEYENDO
La Amiga del Dragón
Fantasy¿Cómo crees que sería el mundo si fuese totalmente casual que un dragón se presentase en medio de la calle a destrozarlo todo? O, ¿si pudieses encontrar una plaga en tu patio? ¿Qué tal si incluso tuvieran su propia raza y especies? ¿y si hubiera per...