3- Volvemos a vernos

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Durante mi niñez tuve algo que todo niño pequeño desea.

Un mago que me hacía trucos todo el tiempo.

Pase toda mi niñez y adolescencia rodeada de trucos, historias, leyendas, mitos.

Y mi padre me mostró algo.

La magia si existe.

Solo hay que saber identificarla.

Soy fiel creyente de que sí existe, de que en algunas de nuestras acciones reflejamos que tan mágicos podemos llegar a ser.

Cuando la luz dejó de alumbrar mi vida creía que la magia se había ido junto a mi padre, la persona que me hizo creer en ella.

Pero no.

La magia se va cuando dejas de creer que existe.

Y eso me ocurrió en esa época, llegué a pensar que ya no pasaría nada mágico a mi alrededor, porque papá ya no estaba para hacerlo.

¿Y quién solucionó esto?

No fue alguien, sino algo:

La música.

La música fue mi reencuentro con la magia.

Cuando canto veo cuan mágica puedo ser (y eso me encanta)

Pero como dije antes.

Hay que saber identificar cuando hay magia y cuando eres estúpido.

Como mi querido amigo que ahora quiere hacerme creer que el timón se desconectó por arte de magia.

—Pero por que tiene que ser por eso, no pudo ser un accidente, un despiste de la persona que revisó en barco antes de zarpar—me contradice.

—No Trev, es ilógico porque antes de subir ordené que se revisara todo el barco—le dije—además...—me detuve pensando si decirle o no.

No quiero que se ponga histérico.

—¿Y?—me animó a decirle.

Es como una vieja chismosa.

—Cuando estabilicé el barco me puse a revisar y vi que faltaba uno de los votes de emergencia—me dije dejándolo algo confuso.

—Entonces...—dijo juntando las piezas—la persona que desconectó el timón estaba dentro del barco cuando zarpó—remarcó lo obvio.

—Sí, y te estás saltando algo.

En este punto ya estaba mirando al frente y cuando dije eso se giró a la velocidad de la luz.

—¿Qué?—pregunta angustiado.

Apoyé mis manos en el barandal y le respondí

—Trevor, revisó todo el barco, podía haber pinchado los barcos de emergencia, roto los controles esenciales, abierto el derrame del combustible... simplemente podría haber roto el timón sin opciones de arreglo—digo pero el seguía sin entender mi punto—él no quería que muriesemos hoy, quiere que lleguemos a Queens, lo de hoy fue solamente una advertencia de lo que se avecina.

Su rostro se ilumina, como si acabara de entender algo.

—Claro, por eso me resultaba extraño ver un buque por esta zona—dijo y me quedé quieta mirándolo—jamás había visto uno en las costas de Miami, estoy seguro de que esto fue planeado por el—dice y eso me deja pensando.

—Trev, todo el tiempo que llevamos pensando en él, pensamos que era, alguien resentido buscando venganza—le digo y se queda quieto—pero si tiene los medios para hacer que un buque cambie a una dirección diferente de su ruta, la persona que está tras todo esto está buscando algo mucho más peligroso.

A veces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora