15- El primer lugar de mi ranking

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Muchas veces he estado aquí, he pasado por el mismo ciclo una y otra vez.

Aceptar.

Curar.

Olvidar.

Y la única de todas que jamás estaré lista para cumplir será la última.

¿Cómo olvidas la muerte de tu familia?

Yo no sé esa respuesta.

Tampoco estoy lista para lograr pasar por esto sin sentir que el pecho se me quiere aplastar hasta dejarme sin respiración.

Es triste notar el número de personas de mi familia que se han reducido a esto: un pedazo de piedra en un pequeño trozo de tierra.

Sí, estoy en el cementerio de Queens (por si esto no era demaciado obvio) delante de las últimas personas con vínculos sanguíneos que me quedaban.

Jane y Adam Davies.

Mañana será mi cumpleaños, la fecha por la que vinieron aquí en primer lugar así que decidí venir a verlos con Timi. Luego de poner las rosas comienzo a caminar con la intención de irme cuando el bolsillo trasero de mi jean vibra.

Desconocido.

Como las otras veinte veces que lo ha hecho, y le doy al ignorar como todas las anteriores.

No han pasado ni cinco minutos cuando el aparato vuelve a vibrar esta vez en mi mano y cuando estoy lista para apagarlo leo el nombre de registro.

Trevor.

—¿Pasó algo?—pregunto nada más contestar.

—Que hermosa la confianza que me tienes Emma—comienza a dramatizar dandome la razón, algo pasó—podría estar llamando para otra cosa...

—Trevor—lo interrumpo antes de la misma charla de siempre.

Bufa y se da por vencido.

Como siempre, prepárate para la bomba.

—¿Esa bebé a la que llamas Atenea tiene complejo o descendencia de mujer lobo?—dice y me quedo en pausa.

¿Qué?...

Parece notar que debe darme más información porque continúa y me da los detalles de lo que sucedió.

Lo resumiré para ustedes.

Atenea se quedó en casa con Trevor y los hermanitos hoy porque yo quería hacer esto sola y quería que estuviera bastante segura, al parecer Martha la quitó de los brazos de Dean y se molestó...

Otra más que cae perdida en los encantos del musculitos ¿no que se llevaban mal?

...Y al ver que nadie tenía la intención de salvarla y llevarla con su héroe nuevamente le encajó sus dientes en el brazo y Mar ahora está sangrando.

—¿Me estás diciendo que con dos minúsculos intentos de dientes Atenea logró sacarle sangre a Martha?—pregunto acentuando el estado de los dientecitos de la bebé aún sin tragarmelo.

—Exacto, iremos a el hospital para ver que tal está su brazo—llega al punto—así que la bebé se queda con su crush.

Así que era eso.

—¿Ya no están en la casa cierto?—digo con una sonrisa que crece al escuchar como Martha maldice.

—No sabes hacer nada—le dice y yo río—sí Emma nos escapamos y dejamos a tu bebé con mi hermano el imbécil—me dice al tomar ella el teléfono, pero antes de que pueda recriminarle algo dice—y para que te quedes más tranquila ella no parecía muy molesta o inconforme con la idea.

A veces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora