A veces

17- Una carta, tres emociones

De acuerdo, ha pasado una semana desde mi cumpleaños y ya Atenea es oficialmente mi pequeña responsabilidad.

¿Saben algo? Al final no conseguí que mi apellido fuera primero que el del imbécil, menuda injusticia.

Las leyes Emma, son las leyes, Dean ya te lo explicó.

Sí, sí, como sea.

En el tema de las drogas ya tenemos dos finalistas, hoy nos reuniremos para pedirlas y después de eso Dean enviará las muestras a un amigo que puede estudiarla en un laboratorio profesional.

Ayer las personas que trabajan en las minas bajo el orfanato nos dijeron que posiblemente pronto den con la fuente de el mineral.

Todo buenas noticias.

Al parecer esto terminará pronto Amme.

¿Es normal que tenga miedo de la tranquilidad en la que estamos ahora Emma?

Sí, conozco el sentimiento, aún estoy con los ojos bien abiertos, sé que en cualquier momento me llegará algún mensaje de el enmascarado.

¿Les dirás ya la noticia del millón?

¿Qué... ¡Oh por dios casi lo olvido!

Que no se entere Martha es capaz de matarte por olvidarte de eso por tan sólo un segundo.

¡Le dijo que sí!

Mis mejores amigos se van a casar.

Aún estoy procesando.

Al parecer el día de mi cumpleaños luego de la llamada de Mar Trevor hizo todo eso de la rodilla y la cajita...

Sí vamos todo el cliché.

Y Martha como la gran amante del romanticismo meloso que es le dijo que sí después de deshitratarse en lágrimas.

Así que luego de capturar a el encapuchado se aproximará la boda más grande de la historia con la madrina más espectacular de la historia junto a el padrino más irresistible del universo.

O sea un gran día para todos.

En estos momentos me encuentro en la habitación de mi novio luego de dormir en sus brazos toda la noche, cosa que aún hago por cierto ya que mis manos rodean su cintura y mi cabeza está usando su torso como almohada.

Atenea duerme en la cuna que Dean instaló al lado de su cama para que pudiéramos quedarnos aquí de vez en cuando en lugar de mi casa.

Igualdad de condiciones.

Y el motivo de que me haya despertado fue el llanto de la pequeña criaturita así que con cuidado de no despertar a Dean me apresuro a tomarla en mis brazos y salir de la habitación para caminar por la casa.

Estamos sólo los tres ya que los chicos y nosotros hacemos intercambios, cuando ellos están allá nosotros dormimos aquí e inversa, ya muy pocas veces dormimos los cuatro en nuestra casa correspondiente.

Son las tres de la madrugada y durante el tiempo que llevo junto a Atenea he descubierto que caminar la calma, no caminar ella claro está, pero estár en movimiento hace que deje de llorar.

En el silencio y la oscuridad recuerdo el día en el que los tres desastres se quedaron con ella por primera vez...

—¿Qué pasó?—digo al sentir los gritos de la bebita a través de la videollamada.

Estoy en el orfanato y no han pasado ni dos horas desde que la deje con ellos.

—No se calla—dice un Trevor sumamente estresado mientras señala a los hermanos, Martha la sostiene y huele su pañal mientras Dean le acerca un biberón provocando que el escándalo aumente.