4- Giro de perspectiva

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Dean
3 horas antes del mensaje

—Phillips—llamo a Samara( mi secretaria) a través de el aparato que está sobre mi escritorio.

—Sí, agente Wilson—responde rápidamente de igual manera.

—Pase a mi oficina por favor—le pido.

Necesito los informes de lo que ocurrió mientras estuve en Londres.

La conferencia fue un dolor de cabeza, pero es trabajo así que...

Tocan la puerta y acto seguido a esto visualizo una cabellera negra corta atravesar la misma.

—Con permiso señor—dice para colocarse frente a mi.

—Adelante—le respondo y le digo mi necesidad—hable sobre estas últimas tres semanas que estuve ausente.

Asiente antes se comenzar a leer el informe que trae en manos.

—Se reportó otra muerte señor—anuncia y se me sube la cólera.

Lo suponía.

Ya me sorprendía a mi que no hubiese actuado aún.

—La muerte del mes—digo en un susurro, pero al parecer Samara me escucha porque dice:

—Sí señor, en el caso tenemos las mismas similitudes, una señora adulta que se mantenía bien de salud y de repente el tumor curado vuelve a regenerarse a una velocidad monstruosa—me informa lo que ya sabía.

—De acuerdo, luego revisaré el archivo—digo—¿alguna nueva noticia además de muertes?

Comienza a pensar y su rostro se ilumina al recordar algo.

— ¡Oh! La casa Adams terminó las reformas la semana pasada señor—me dice y siento que con solo la mención de ese apellido mi día se estropeó.

—¿Y no ha sucedido ningún movimiento por la zona?—le pregunto más interesado de lo que admitiría.

Oculta muy bien la sonrisa que quiere escapar de sus labios con mi repentino interés.

—Bueno...—deja ahí la frase y yo ya estoy pensando mil maneras para matarla.

Sí, la paciencia no es lo mío.

—Habla Phillips—le ordeno y suspira.

—Le quitas a todo el lado interesante—se queja y dice—me informaron que los nuevos inquilinos se mudarán hoy

Sólo con decirlo siento la gran necesidad de hacer algo que no hago desde hace mucho tiempo.

—Me voy Mara—le informo y me mira con una ceja enmarcada.

—¿No irás a la casa cierto?—me pregunta.

—No, es imposible entrar, tiene más seguridad que ladrillos—le sigo con un falso enfado y un gran cinismo.

Como si no hubieras entrado en esa casa las veces que te diera la gana.

Claro, solo he podido entrar hasta el jardín, no miento cundo digo que los nuevos propietarios tienen una gran paranoia hacia los ladrones.

Sí, si supieran que entras cada dos por tres les daría algo.

Tienes un punto

—Entonces, salude a su hermana de mi parte señor—dice regresando al modo profesional.

Como si fuera a ir a casa en estos momentos.

Pienso y me largo con mi móvil en una mano.

Me detengo cuando llego a mi destino.

A veces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora