#13 - Porque se amaban y era todo lo que importaba

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¿Qué clase de significado puede tener un beso?

Para empezar, siempre he sido muy consciente de que los besos no se asocian —necesariamente— con la definición de romance. Puedes besar a alguien, y no por ello verlo desde una perspectiva romántica. Sin embargo, es obvio que aunque los besos no tienen por qué ser algo romántico, el romance sí puede asociarse con besar a alguien. Tal vez suene muy rebuscado, pero se me hace curioso como pensamos la mayoría que dar un beso puede o no ser la gran cosa, y no por ello al momento de la verdad se lo damos a cualquiera.

Para ser honesta nunca imaginé tener la oportunidad de besar a alguien, y que de un instante para otro acabase teniendo mi primer beso fue algo que me dejó conmocionada. Más todavía si considero que fue con Armin Arlert... Y yo no sabía si para él entraba dentro de su perspectiva romántica. Más bien, estaba convencida de que él no me veía desde una perspectiva romántica, siempre fui un secreto que le traía satisfacción por el mero hecho de estarle agrandando el ego. Fui diversión, misterio... Y como siempre buscaba darle la contraria, y él se creía tan listo, supongo que le fui el pasatiempo perfecto, porque ¿a qué chico no le prende cuando una chica le saca discusión?, incluso los hombres más degenerados y que confiesan que prefieren mujeres calladas tienen la misma mentalidad, no es que las prefieran calladas, es que quieren tener la razón, porque les hace sentir que tienen el control.

Y no dudaba Armin fuese igual de enfermo, porque él ansiaba tener la razón, y besarme fue una gran forma de tener el control sobre mí.

Después de aquel episodio de impulsividad donde nuestros labios se juntaron, —mismo que Mikasa interrumpió— Armin y yo tomamos caminos separados. Demasiado separados. Mi lado más ingenuo tanteó la posibilidad de que él buscase mi mirara al día siguiente durante el entrenamiento, que me sonriera cuando nadie se diera cuenta y luego, cuando todos estuvieran muy cansados para estar pendiente de nosotros, acercarse y decirme lo que significó para él.

Quizá le oiría decir un dulce:

—Lamento lo de ayer... Es solo que... Bueno, yo...

Lo vería con insistencia.

—¿Tú...?

Y entonces soltaría un suspiro, con un leve sonrojo adornando sus mejillas.

—Me moría de ganas por besarte.

Tal cosa por supuesto que no sucedió. Ambos evadimos la mirada del otro, no hubo sonrisas ni sonrojos, y nos encontramos tan lejos que aunque yo hubiese tenido el valor para enfrentarlo, me habría sido imposible.

Yo tenía muy en claro que Armin no podía entrar en entre mis posibles intereses románticos. Él no era romántico, ni mucho menos podía catalogar lo sucedido como un momento romántico. Y esto no lo digo para mal, en realidad lo considero como un increíble partido por el cual cualquier chica moriría, era listo, independiente, perseverante, con su lado juguetón, así como divertido, yo al menos puedo decir que sentí muchas veces como si él en verdad me entendiera, cuando era obvio que no podía hacerlo. Por ello no podía dejar de pensar que era una enorme pena que hubiese nacido en Paradis.

A diferencia de Reiner y Bertholdt no llegué a la isla Paradis con verdaderos prejuicios sobre su gente, para mí todos eran de una u otra forma iguales. La misma mierda. El problema es que mi opinión al respecto no cambiaba los hechos: para mi, la gente de Paradis eran mis enemigos. Aunque hubiese querido entablar algo con Armin habría sido imposible. Y yo no quería, no podía quererlo. Supongo que mi posición me impidió descubrir que cosas eran las que yo deseaba.

Sinceramente no sé que me encontré esperando. ¿Que me tratase afectivamente o que ignorase lo ocurrido?, ¿quise confirmación de que lo sucedido la otra noche fue un desliz de nuestra parte o estaba anhelando que sellara de nuevo su dulce pecado sobre mis labios?, ¿estaba mal estar deseando que aquel incidente se repitiese una vez más, aún a sabiendas que sería algo temporal?

Donde los sueños mueren. | AruannieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora