#17 - Los sueños terminan cuando hay que despertar

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FINAL

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—Diablos, esto me duele ¿por qué me haces daño? ¿Por qué me ves de ese modo tan cruel? Armin...

—¿Por qué?

—Si sospechabas desde hace tanto tiempo ¿por qué no dijiste nada hace un mes?

—¡Porque aún no lo puedo creer!  Quería confiar en que estaba equivocado contigo, en que no era tu culpa pero... Ese día... Me viste y no me mataste, todo se redujo a esto ¿no lo ves?

—Armin, me alegra haber sido una buena persona para ti.





















Ha pasado tanto tiempo que ya no distingo cuando ha transcurrido una hora o un día entero, cuando ha pasado una semana o está finalizando el mes, cada día es igual al anterior y al anterior a ese con la breve diferencia de que a veces la soledad se hace más tortuosa y la oscuridad todavía más abrumadora. Creí ya haberme encontrado viviendo un infierno pero ahora veo que no tenía ni idea de que las cosas se pudieran poner peor, me encuentro atrapada en una condena infinita que me hace sentir la persona más maldita en toda la tierra.

Siempre me sentí fuera de lugar, la persona sobrante, la que nadie recuerda, pero no fue hasta que caí en esta situación tan horrible que me di cuenta que nunca me había sentido tan sola. Al menos de niña, aún en las peores noches podía abrir los ojos y tener la certeza de que al menos podría ver brillar a las estrellas, ahora no hay nada más que oscuridad y los ecos de los muertos. A veces siento que me ahogo, pero no puedo hacer nada para tratar de salvarme, es una sentencia justa pero no por ello más fácil de cargar. Me duele desde lo más profundo de mi ser, porque aún cuando acepto merecer esto, lo odio.

No puedo llorar y me siento impotente por ello, porque quiero derramar tantas lágrimas como sea posible hasta nadar en mi propio llanto, quiero volver a hablar, recordar el sonido de mi voz pero ni siquiera eso puedo hacer. Al menos me gustaría poder abrir los ojos, sólo comprobar que aún existe la luz, que todavía hay colores en el mundo que no se han apagado, añoro ver el azul de la esperanza que me hacía creerme viva.

¿Estoy viva o sólo no estoy muerta? No puedo tampoco garantizar que no estoy muerta porque no sé que hay después de morir así que, esto es una locura. No puedo ni fiarme de mi propia mente, he perdido la cordura.

No tengo noción del tiempo que transcurre dentro de esta fría cárcel, no puedo oír más que voces lejanas y ahogadas, es como si me encontrara sumergida dentro de una prisión acuática. No puedo ver más que oscuridad pero a veces, de manera fugaz, veo sangre y siento que esta me abraza, ¿valió la pena tanto para esto? ¿Para perder la vista y la movilidad de mi cuerpo? Nunca volveré a casa, me he resignado a una vida de eterna soledad, a morir sin haber sentido nunca el calor de unos brazos rodeándome, sin haber sido nunca invitada a bailar por un chico apuesto, sin haberme maquillado o arreglado el cabello, jamás sabré lo que es tener un hogar, una familia.

Hice cada cosa para poder volver con mi papá viva, tener una vida feliz a su lado, poder sentir su orgullo, sentirme amada. Maté sin piedad por él cientos de veces, aplaste con mis manos gente inocente ¿y todo para qué? ¿Para ser capturada por mi culpa? ¿Por haber dudado en matar a la única persona de la que debí encargarme de eliminar desde el comienzo?

Donde los sueños mueren. | AruannieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora