3. Oportunidad

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Una semana había pasado desde esa noche del robo. Cuando Beto le contó a Joaquín lo que había sucedido, se preocupó bastante pero no por si hija sino que por lo que Poché podría decir si decidía hablar. Por lo contrario de Beto que se sentía triste porque le había tocado dejarla ahí, él realmente la quería.

—Que bueno que ya despertó señorita— decía el doctor en la habitación de Poché que durante esa semana no había despertado

—¿En dónde estoy?— preguntó aturdida y adolorida

—En el hospital del Valle. ¿Recuerda lo que pasó?—

—Yo...¡Ah! Creo que si— susurró

—Me alegro, porque lo que le espera es muy fuerte— ella suspira y mira para el techo —¿Cómo se siente?

—Como si me hubieran dado un disparo...a espere eso pasó—

—Muy graciosa, me gusta que tenga ese sentido del humor porque lo que le espera es muy fuerte para una chica de tu edad —

—Sé que me llevarán a prisión pero mi Doc. Tengo una duda ¿A qué prisión me llevarán? ¿A la de los chicos o chicas?—

—Preferiría que fueras con las chicas, porque a pesar que lo que tienes ahí abajo es igual al de ellos, tus fuerzas no se comparar con los hombres que hay en prisión—

—No me subestime mi doc. Pero no pregunté eso o es que usted puede elegir para donde mandarme—

—Si lo hablo con el jefe del caso a cargo se que puedo hacer algo por ti—

—¿En serio usted podría pedir para qué prisión mandarme?—

—Podría intentarlo. Soy tu médico a cargo y si les doy mis argumentos puede que me escuchen y me hagan caso—

—En ese caso porque mejor pide para que me lleven a casa— sonríe débilmente

—Muy graciosa, muy graciosa— sonríe también él

—Por cierto ¿Cómo te llamas?—

—María José mi doc. Pero como me caes bien puedes decirme Poché es mi apodo—

—Ok, es un gusto Poché—

—¿Usted no piensa decirme su nombre o qué? Desde acá no puedo ver bien su plaquita—

—Claro perdón, mi nombre es Juan Carlos Garzón—  le sonríe

—Doctor Juan Carlos Garzón, wow suena bien. Debe ser un doctor muy reconocido—

—Algo así. Tu por qué te metiste en estas cosas, eres muy joven y muy simpática—

—Se necesita mucho más que eso para vivir otra vida mi doc. A mi me tocó esta. Mi padre me obligó hacer esto—

—Lo siento mucho— se limitó a decir ya que le daba mucha tristeza ver a Poché en ese estado

—Tranquilo, ya estaba acostumbrada. ¿ Cómo me ve?— pregunta señalando lo que anotaba Juan Carlos en su hoja

—Tienes una costilla lastimada, afortunadamente pudimos extraer la bala y no hizo mucho daño ahí adentro. Así que en un par de meses te pondrás bien—

—Que bueno— sonríe

—Bien, ahora tengo que comunicar que has despertado, seguramente quieran interrogarte. ¿Te sientes bien para que eso pase?—

—Si mi doc. Tranquilo, además es algo que tiene que pasar—

—Ok vuelvo en unos minutos entonces—

Segundos después se escucha que abren la puerta y es el jefe de policía junto a otro oficial.

—Buenas tardes señorita, veo que ya despertó—

—Tengo los ojos abierto no—

—Si eso veo, dígame ¿recuerda lo que pasó?—

—Cada detalle—

—Me alegro, porque tendrá que contármelo—

—Si, solo que no sé si quiera hacerlo—

—Pues aunque no lo quieras tendrás que hacerlo—

—¿Quién lo dice?—

—Lo digo yo. Y no tienes otra opción— dice con una sonrisa hipócrita

—Ya veo. Pero no voy hablar hasta que tenga un abogado— el oficial iba a hablar pero lo interrumpe —Y sí señor conozco mis derechos así que— chasquea la lengua —me temo que tendrá que esperar—

—¿Te crees muy lista no?—

—No sé ¿Lo soy?—

—No, no lo eres porque intentas cubrir a gente que te abandonaron, te dejaron a tu suerte, gente que estos momentos quién sabe en dónde estén, seguramente ya se fueron muy lejos y tu aquí en esta cama y luego en una prisión—

—Enronces no sirve de nada lo que pueda decir, porque no los encontraran—

—Pero podemos hacerlo— dice serio —Escucha María José si nos ayudas nosotros podremos ayudarte, aún eres menor de edad, te podemos ayudar— Poché se quedó pensando en las palabras del agente. Estaba claro que lo que le había dicho era verdad ellos la dejaron y seguramente estén lejos así que nada perdía con intentarlo y aceptar la oportunidad que le decía el agente.

—Acepto— contestó al final

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Mis más grande adicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora