Lando Norris

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Como el fin de semana pasado fue la carrera de Canadá, la siguiente era Silvertone. El home race de Lando. Hace unos días llamó para oficalmente invitarme a mí y a Noah para la carrera, por supuesto que mi aceptación fue inmediata. Acordamos que me enviaba los tickets de avión al mail y me deseó un lindo viaje.

Hoy jueves, ya partíamos para Londres. Con Noah decretamos ir para todo el fin de semana para disfrutar del paddock y la experiencia. Lando no tenía ni idea de que nos vería para la practica libre 1, solo guardé los pasajes que me mandó y le pagaría con una cena luego.

Dos horas después ya nos encontrábamos en la ciudad de Londres. Como el hotel quedaba en el centro de la ciudad, alquilamos un auto para viajar hasta el lugar de la carrera. Desde el aeropuerto, guardamos las valijas para ir al hotel. Mi amiga era la encargada de manejar, ya conocía las calles y reglas de aquí. Una vez que llegamos, nos registramos y quedamos en ir a la casa del británico.

Después de algunas vueltas, conseguimos encontrar el departamento donde estaba parando, gracias a mi querido amigo Carlos. Tocamos el portero eléctrico de su piso y al segundo contestó

-Hola.-dice con voz de dormido. Oops, lo acabamos de levantar. Noah mira su reloj que marcaban las 9 am.

-Hey, aquí vive Lando Norris?-pregunta mi amiga aguantando la risa

-Si?-responde con duda- Pedí algo y no me enteré?-pregunta como pensando en voz alta. Debo taparme la boca para no soltar una carcajada

-Si, le llegó un paquete de Mónaco. Necesitamos su firma para dejarlo. Podría bajar?-las dos nos alejamos del microfono y dejamos que baje. Cinco minutos y vemos los rulos y la cara adormilada del corredor, frena su paso mirando en nuestra dirección. Abre los ojos y apresura su paso para abrir la puerta de vidrio. Saluda a Noah con un abrazo cariñoso y se voltea a verme

-No lo puedo creer!!-exclama- ME MENTISTE ANA CLARA.-utiliza mi nombre completo y ya no atajo las carcajadas. Le dedico una mirada tímida y lo atraigo a un abrazo, me envuelve en un calido abrazo, que aparentemente, ambos añorabamos. Hemos estado hablando desde que se fue de Monaco, mensajes de vez en cuando y llamadas en los tiempos libres. Nos pasábamos tardes riendo mientras haciamos Facetime viendo alguna película de comedia o simplemente viéndolo trabajar en el simulador.

A pesar de nuestro duro comienzo, ha demostrado que no era ese chico caprichoso y malhumorado de la cafetería, sino uno muy dulce y gracioso, que se preocupa de más y es exagerado, pero en el sentido más dulce. Creamos un vínculo un poco imposible de romper a estas alturas y creo que él está de acuerdo conmigo.

Me suelta del abrazo y nos da espacio para ingresar al edificio. Admito que me siento nerviosa de conocer su lugar privado, no imaginé nunca estar en esta situación, no quería que se sienta invadido por nuestra presencia pero no podíamos aguantarnos las ganas de contárselo. Nos abre la puerta del departamento y dejamos nuestras mochilas en el suelo, miro todo a mi alrededor y casi me río de lo desordenado que está. Zapatillas y buzos de Quadrant en los sofás, su mochila que lleva al paddock abierta con cables colgando desde su interior. Niego y le miro

-En mi defensa, no esperaba a nadie. Me dijiste que venían el domingo para la carrera, no tres días antes.-me da una mirada juzgadora

-Lo sentimos! -digo- Queríamos sorprenderte a ti y a Carlos, no nos íbamos a perder ningún día en tu home race Lando-le explico cruzándome de brazos, sus ojos se desvían de los míos y recorre de mi cuello para abajo. Escucho la leve risa de Noah que ya había tomado asiento en el living y estaba ocupada en su teléfono.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora