Maia
Ser una entrevistadora y extranjera en la Fórmula 1 no ha sido fácil. El machismo al que estoy expuesta es difícil de combatir aunque es mucho más sencillo cuando tienes a alguien en quien respaldarte, ese alguien para mi fue mi mejor amigo Lando Norris.
Desde mis comienzos, ha sido el piloto con quién fue más fácil trabajar y relacionarme, han habido pilotos que cuestionaron mi trabajo pero eso no me impidió luchar por mi puesto.
Al correr del tiempo, mi relación con los pilotos fue cada vez mas llevadera, algunos son increíblemente amables, como Sebastian Vettel, el cual apoyó totalmente la idea de tener a mas mujeres trabajando en este deporte.
Aunque existen otros con egos más grande que ellos, acompañados de la arrogancia que trae ser un famoso corredor de la fórmula 1, como lo es Pierre Gasly.La falta de códigos es algo que me irrita con facilidad, y aunque todos piensen que mi odio sólo se debe a mi amistad con Lando, en mi opinión no es así.
La temporada pasada, en el after party de Abu Dabhi, el francés intentó seducirme. Pero no fue aquello lo que hizo que mi disgusto por él creciera sino que, esa misma noche, fue detrás de la chica de mi mejor amigo.
Lo gracioso e irónico de todo, fue que no lo rechacé, si no que en un momento del evento fui hacia los baños a arreglarme y en mi vuelta a la barra, donde supuestamente me esperaría, lo encontré en una esquina robando un beso a la novia de Lando.
Puede que mi ego haya salido un poco lastimado después de aquello, porque vamos, quién no se sentiría insegura después de que alguien te cambiara en cuestión de minutos, y mucho más si ese alguien, te gustaba como a mí me pasaba con él.
Mi mejor amigo quedó devastado cuando le conté y lo primero que hizo fue dejar a la chica, quién no está de más decir que permitió ese beso y luego se retiró de la fiesta con Pierre.Mi pequeño, no tan pequeño, crush con el piloto de Alpha Tauri comenzó al principio de la temporada pasada. Los primeros meses fueron miradas y sonrisas secretas entre los dos, aunque no fui tan valiente para hacer un movimiento porque asumí que nunca entraría en el radar del corredor. Así de fácil como comenzó mi enamoramiento, también fue desvaneciéndose a partir de esa noche.
Posterior a ese evento, nos hemos mantenido al márgen del camino del francés, cuando me tocaba entrevistarlo intentaba que las preguntas sean cortas, de fácil respuesta porque tener sus ojos azules puestos en mí traían malos recuerdos. Al parecer, esos momentos eran los más divertidos para él porque a veces me decía en su idioma, que sabía que yo lo comprendía, cosas cómo "te pongo nerviosa?" o "te ves linda hoy", lo que lograba aumentar mi odio hacia él.
En la corbertura de hoy, me tocaban las entrevistas post-carrera. En la mañana, me desperté con un mensaje de mi amigo británico invitándome al motorhome de McLaren para desayunar. Asi que, una vez llegada al paddock, le envié un mensaje pidiendo que salga a esperarme.
Camino hasta que lo veo frente a las instalaciones mirando su teléfono. Me acerco de atrás y lo envuelvo en un abrazo, le toma unos segundos reconocerme-Mai, estas aquí. Que alegría verte.-dice el británico dandome un abrazo fuerte.
-Hola chico estrella, te extrañé.-le respondo. La carrera anterior no pude asistir, por lo que pasaron semanas sin vernos. Aunque ambos vivíamos en Woking, mantener contacto con los trabajos que teníamos era complicado.
-Yo también te he extrañado, chica argentina.-vuelve a darme un abrazo y nos vamos hacia adentro.
Recogemos nuestro desayuno y nos acomodamos en unas mesas de afuera.-Que tal estos días? He visto tus historias de Instagram, te tomaste unas mini vacaciones para tomar sol sin mi, muy mal. No debería llamarte mejor amiga.-me mira con ojos de reproche y me río
-Lo siento, una amiga me invitó a su casa de playa y no pude decir que no, sabes lo mucho que amo tomar sol.-contesto con un gesto despreocupado.
-Eso es cierto, me recuerda esa vez que tuve que sacarte, literalmente, del sol.-intenta reprimir las carcajadas pero ambos estallamos. Ese día estuvo toda la noche aplicando crema fresca en mis quemaduras y aguantando mis lloriqueos de dolor.
Seguimos charlando un poco más, hasta que a través de mis lentes de sol veo la entrada de Pierre con compañía de Charles Leclerc. Ambos pasan por enfrente de nosotros y el monagesco es quién frena a saludar