Parte 2 de Clara y Oscar
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Oscar:Jesucristo.
Cuando la seguí al baño, fui con la idea de decirle que se comporte como una adulta, aclararle que este trato era puramente comercial y asegurarle que los seis meses pasarían volando.
Pero en cuanto la vi con las mejillas bañadas de lágrimas y su cuerpo tembloroso, todo poder de lógica y razón desapareció dándole paso al sentido de protección.Conocía a Norbert Webber y su manía de tratar a todos como si estuvieran por debajo de él. Pero no pensé que también trataría así a su propia hija. La forma en la que le habló durante la cena, cómo la obligó a ser parte de este ridículo plan y las amenazas implícitas estuvieron a nada de romper mi cordura y mandarlo a volar.
Ese hombre no se merecía ni un poco de mi respeto pero desgraciadamente no podía decir nada. Estaba atado de manos por dos años en este contrato con él y el idiota de mi agente, Mark.Pero lo que sí podía era hablar con ella y tranquilizarla. Confortarla. Ofrecerle mi ayuda. Lo que ella quisiera. Aunque eso sería difícil si ambos seguimos comportándonos como dos niños inmaduros.
La primera vez que la vi no pude hilar una oración coherente. Esa tarde, Mark me había informado sobre el plan y no estaba para nada contento. No me gustaba fingir ni mucho menos involucrar a personas inocentes en algo tan estúpido. Pero a pesar de todo, me quedé tan embelesado y fascinado con ella que intenté disimularlo con un rostro serio y para nada amigable. Sabía que esto no me llevaría a tener otra imágen mas que verme como un idiota arrogante. Dicho y hecho.
Esa fue la primera impresión que tuvo Clara de mi.Aunque mi primera impresión de ella tampoco no fue la mejor. Al principio vi una niña rica que se aprovechaba del dinero de su padre. La forma en que estaba vestida, el vestido carísimo y los modales de toda niña buena me daban indicios de que era toda una mimada de su padre. Además la actitud con la que me trató, odiosa e insolente, no ayudó a que la impresión mejorara.
Pero lo pude ver. Noté como su padre la ignoraba mientras estaba solo a unos pasos de él. Como miraba todo a su alrededor con una expresión aburrida esperando la hora de largarse de allí. Lo sabía porque era como yo me sentía sobre estos eventos. Los odiaba. Y odiaba mucho más a Webber.
Esa noche no pude quitarle los ojos de encima. Era fisicamente imposible no buscarla entre la gente y beberla completa. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, algo ardía en mi pecho. No podía identificar el sentimiento pero era adicto a sentirlo. El juego de desafiarnos todo el tiempo era bastante entretenido.
En pocos minutos monopolizó todos mis pensamientos. Se adueñó de cada nervio en mi cuerpo siendo la única capaz de enojarme y fascinarme a la vez. Me enfurecía y me volvía un desquiciado.Cuando entró esta noche al restaurante fue como si un angel hiciera una aparición divina en la tierra. Todo el público masculino giró más de una vez a mirarla, sin importar quién estuviera enfrente. Y no podía culparlos. Era imposible no apreciarla.
En cuanto se inclinó para besar mi mejilla a modo de saludo, mi cordura se tambaleó por primera vez en la noche. Sin poder controlarme, mi mano se deslizó por su cintura. Encajaba perfectamente en mis manos.
Sus labios pintandos de un rojo oscuro me estuvieron torturando toda la cena. La veía tomar de su copa de agua, llevarse el tenedor a la boca y todo lo que podía sentir era envidia por esos objetos inanimados. Me sentía estúpido.Hasta que la bomba cayó y su padre, sin ningún tipo de remordimiento ni tacto, le soltó la noticia. Por un momento, pensé en estar equivocado y que Norbert no sería un hombre tan insensible. Me gustaría no haber tenido razón. Vi como el pánico se instaló en su hermoso rostro y las lágrimas comenzaban a llenar esos ojitos verdes.