24. Sirius Black y el profesor Lupin

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˗ˏˋ CHAPTER TWENTY-FOUR ˎˊ˗
(SIRIUS BLACK AND PROFESSOR LUPIN)

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En unos segundos recorrieron la distancia que les separaba del tronco, pero antes de que llegaran al hueco que había entre las raíces, Crookshanks se metió por él agitando la cola de brocha

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En unos segundos recorrieron la distancia que les separaba del tronco, pero antes de que llegaran al hueco que había entre las raíces, Crookshanks se metió por él agitando la cola de brocha. Los tres le siguieron.

Raquel entró a gatas, metiendo primero la cabeza, y se deslizó por una rampa de tierra hasta la boca de un túnel de techo muy bajo. Crookshanks estaba ya lejos de ella y sus ojos brillaban a la luz de su varita. Un segundo después, entraron Harry y Hermione.

¿Dónde está Ron? —preguntó Raquel con voz tensa y asustada.

—Por aquí —indicó Harry, poniéndose en camino con la espalda arqueada, siguiendo a Crookshanks.

—¿Adónde irá este túnel? —les preguntó Hermione, sin aliento.

—No sé... Está señalado en el mapa del merodeador; pero Fred y George creían que nadie lo había utilizado nunca. Se sale del límite del mapa, pero daba la impresión de que iba a Hogsmeade... —dijo Harry.

Avanzaban tan aprisa como podía, casi doblados por la cintura. Por momentos podían ver la cola de Crookshanks. El pasadizo no se acababa. Raquel se moría de los nervios, necesitaba saber ya si Ron se encontraba bien.

Y entonces el túnel empezó a elevarse, y luego a serpentear; y Crookshanks había desaparecido. En vez de ver al gato, Raquel veía una tenue luz que penetraba por una pequeña abertura.

Raquel estaba verdaderamente muerta de miedo pero iba a hacer todo lo necesario para encontrar a Ron.

Se detuvieron jadeando, para coger aire. Avanzaron con cautela hasta la abertura. Levantaron las varitas para ver lo que había al otro lado.

Había una habitación, muy desordenada y llena de polvo. El papel se despegaba de las paredes. El suelo estaba lleno de manchas. Todos los muebles estaban rotos, como si alguien los hubiera destrozado. Las ventanas estaban todas cegadas con maderas.

Harry miró a las dos chicas, que parecían muy asustadas, pero asintieron con la cabeza.

La habitación estaba desierta, pero a la derecha había una puerta abierta que daba a un vestíbulo en sombras. Hermione se cogió del brazo de Raquel que la agarro algo asustada también. Miraba de un lado a otro con los ojos muy abiertos, observando las ventanas tapadas.

—Chicos —susurró Hermione—. Creo que estamos en la Casa de los Gritos.

—Eso no lo han hecho los fantasmas —observó Harry mirando varias cosas rotas y arañazos que había por todos lados.

—Chicos tenemos que encontrar a Ron... —Dijo Raquel.

Pero en ese momento oyeron un crujido en lo alto. Algo se había movido en la parte de arriba. Miraron al techo. Hermione le cogía el brazo con tal fuerza que perdía sensibilidad en los dedos. La miró. Hermione volvió a asentir con la cabeza y la soltó.

Raquel y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora