Tercer año en Hogwarts para Raquel después de sus vacaciones de verano en Egipto. Vocera a ver a todos sus amigos, aprenderá mas magia y probablemente se metan en mas líos. ¿Un asesino en Hogwarts que va a por Harry? ¿Un profesor nuevo?...
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Ya había pasado un buen tiempo desde que Harry se fue de la cabaña. Raquel se asomaba por la ventana y daba vueltas por la cabaña estresada.
—Her, creo que deberíamos ir a buscar a Harry —Dijo la pelirroja ya harta de esperar —Hace mucho tiempo que se fue.
—Tienes razón —dijo la castaña agarrando la cuerda de Buckbeak.
Las chicas salieron con cuidado de la cabaña buscando con la mirada donde podría estar Harry.
Se adentraron en el bosque con cuidado de no toparse con el profesor Lupin. Y a lo lejos Raquel pudo ver una luz plateada cerca del lago.
—Her, mira eso —comentó la pelirroja señalando el lugar —Debe de ser...
—Harry... —continuó la chica rodando los ojos —¡Vamos!
Hermione y Raquel corrieron en dirección a la luz, entre los árboles pudieron ver a Harry con la varita en alto y parecía algo asombrado. Al otro lado del lago estaban ellos junto a Sirius desmayados.
—¿Qué has hecho? —dijo Hermione enfadada—. Dijiste que no intervendrías.
—Sólo he salvado nuestra vida... Venir aquí, detrás de este arbusto: os lo explicaré.
Las dos chicas escucharon con la boca abierta el relato de lo ocurrido.
—¿Te ha visto alguien? —preguntó Hermione.
—Sí. ¿No me has oído? ¡Me vi a mí mismo, pero creí que era mi padre!
—No puedo creerlo... ¡Hiciste aparecer un patronus capaz de ahuyentar a todos los dementores! ¡Eso es magia avanzadísima!
—Dios Harry, ¡eso es increíble! —Exclamó la pelirroja abrazandolo —Estoy muy orgullosa de tí...
Harry la miró sonriendo al separarse del abrazo mirándola a los ojos grisáceos y a los labios en los que tenía un corte por culpa del sauce.
¡Mirar a Snape! —Exclamó Hermione en ese mismo momento.
bservaron la otra orilla desde ambos lados del arbusto. Snape había recuperado el conocimiento. Estaba haciendo aparecer por arte de magia unas camillas y subía a ellas los cuerpos inconscientes de Harry, Hermione y Black. Una cuarta camilla, que sin duda llevaba a Ron, flotaba ya a su lado. Luego, apuntándolos con la varita, los llevó hacia el castillo.
—Bueno, ya es casi el momento —dijo Hermione, nerviosa, mirando el reloj—. Disponemos de unos 45 minutos antes de que Dumbledore cierre con llave la puerta de la enfermería. Tenemos que rescatar a Sirius y volver a la enfermería antes de que nadie note nuestra ausencia.