Tercer año en Hogwarts para Raquel después de sus vacaciones de verano en Egipto. Vocera a ver a todos sus amigos, aprenderá mas magia y probablemente se metan en mas líos. ¿Un asesino en Hogwarts que va a por Harry? ¿Un profesor nuevo?...
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Estas vacaciones habían sido muy divertidas e interesantes.
En esas vacaciones Raquel empezó a notar cambios notables en su cuerpo aunque no eran muy exagerados, ya no era una niña pequeña. El mayor cambio que había notado fue una noche cuando se levantó gritando porque sus pantalones estaban manchados de sangre, pensó que se estaba muriendo.
Era una mañana soleada, Raquel se encontraba en su habitación con Salem organizando su álbum de fotos, colocaba las nuevas fotos del año pasado al igual que sus dibujos. Miraba las fotos sonriendo, sus favoritas eran las de navidad, en la que estaba la familia entera y bueno en la que estaba con Harry, esa en especial le encantaba...
En ese momento entró Ron por la puerta.
—Hola Raquel, buenos días ¿Qué miras tan contenta?
—Nada, miraba las fotos que nos hicimos en Hogwarts.
El pelirrojo se sentó junto a Raquel en su cama cogiendo a Salem en brazos. La chica seguía embobada mirando su foto con Harry.
—Mirando una en especial...
La pelirroja agitó un poco la cabeza y pegó la foto en el álbum.
—No, no... Solo me gustan mucho las fotos de navidad.
—Mirate —Ron cogió una de las fotos de navidad, exactamente en la que estaban él, Raquel, Harry y Hermione juntos. —Has cambiado bastante, ¿tú qué comes?
—Lo mismo que tu Ron.
Los dos rieron. Lo que el pelirrojo decía era verdad, pero no solo había cambiado ella, los dos estaban cambiados, se les veía algo más mayores.
—Por cierto Raquel ¿Has visto a Scabbers?
—No, no la he visto ¿Por que?
—Ha desaparecido, desde que vinimos de Egipto esta rarisima, ya es mayor y está fatal...
Raquel seguía pegando fotos en su álbum.
—Pues no se donde esta, pero creo que deberias ir haciéndote a la idea que dentro de poco... se irá para el otro barrio —Raquel no quería decírselo muy directamente por si le hacía daño a su hermano, pero era verdad.
Ron reaccionó como si le acabaran de insultar.
—Ron, no te pongas así, es una rata de trece años, si es complicado que lleguen a cinco años de edad imaginate a catorce... Además te podrias comprar otra mascota, nunca me ha gustado esa rata.
El pelirrojo se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.
