Capítulo 20:Pensamientos

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Eri se encontraba en su habitación de palacio, sentada sobre su cama, mirando el libro que los había traído a Kota y a ella a ese mundo de fantasía. Suspiró mientras pasaba las páginas, viendo como la historia vivida hasta ahora se plasmaba en sus páginas, incluida la muerte de Tamaki.

—¿Puedo pasar?—dijo Kota mientras tocaba a la puerta de la habitación—.

—Claro—Eri esbozó una pequeña sonrisa—.

Kota se sentó enfrente de Eri y miró el libro.

—¿Qué haces?—preguntó—.

—Leer el libro desde donde comenzó nuestra aventura—señaló las páginas—. También busco una forma de regresar a casa, pero no sé cómo.

—Pediremos ayuda a Mei, seguro ella sabe cómo—Kota sonrió para tranquilizar a su amiga—.

Eri miró a Kota, se fijó en el medallón entreabierto que colgaba de su cuello y extendió su mano para mirarlo detenidamente.

—Qué curioso—dijo la niña mirando la tapa del medallón, donde estaban las iniciales.

—¿El qué?—preguntó Kota—.

—Las iniciales de tu medallón son las mismas que las mías—la niña frunció el ceño, pero luego sonrió—. Qué coincidencia, ¿no crees, Ko-chan?

Kota ya no la escuchaba. Comenzó a híper ventilar y se agarró el pecho con dolor mientras miraba al suelo.

—¿Ko-chan?—Eri colocó una mano en el hombro de su amigo, preocupada—.

—Cúpula...Garra...Ceniza—palabras al azar que Kota decía que Eri no entendía—.

La peliazul abrazó a su amigo, esperando que así se calmara. En parte, sí lo hizo, pero a la vez que Kota dejaba de híper ventilar, las lágrimas comenzaban a salir de sus orbes color obsidiana.

—¿Qué ocurre, Ko-chan? ¿Qué son todas esas palabras?—murmuró Eri mientras acariciaba el pelo de Kota—.

—¿Qué ocurre, Ko-chan? ¿Qué son todas esas palabras?—murmuró Eri mientras acariciaba el pelo de Kota—

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Kirishima caminaba por los pasillos del castillo, incapaz de dormir. Decidió dirigirse a los jardines, a ver si con el aire fresco de la noche lograba disipar sus preocupaciones.

Al llegar al jardín, se sorprendió al ver a Kaminari hablando con Jiro. Sabía que estaba mal, pero aún así, se ocultó tras un árbol para escuchar.

—¿Crees de verdad que mi familia esté viva?—preguntó Denki—.

—Bueno, el señor del Mal fue claro. Tu hermana sigue viva—dijo Kyoka—.

—No es posible... La vi quemándose en vida. Yamada-sensei pudo escapar, pero ella...—Denki apretó los puños—.

—Denki—Kyoka tomó sus manos—. Ten algo de confianza. Kirishima y yo te ayudaremos a buscar a tu hermana, relájate—la pelimorada sonrió—.

Denki sonrió con ella.

—Tienes razón, Kyoka—el rubio miró al cielo—. Mi hermana está viva, en alguna parte.

Kyoka miró al cielo, viendo pasar estrellas fugaces.

—Pide un deseo, hay estrellas fugaces—señaló Kyoka—.

Los allí presentes formularon internamente sus deseos:uno pidió un reencuentro, otro pidió el bienestar de un ser amado y el tercero pidió ser reconocido por un cercano.

Kirishima sonrió al ver la relación de Denki y Kyoka y se alejó de allí, sabiendo que por esa noche, podría dormir en paz sin ninguna preocupación.

En cuanto se hubo marchado, Denki miró a Kyoka.

—Eijiro nos ha estado mirando, ¿verdad?—dijo la pelimorada—.

—Sí, estaba detrás de un árbol—Denki rió levemente—.

Ambos se tumbaron en la hierba, apreciando el firmamento estrellado.

—Kaminari—dijo Kyoka—.

—¿Sí?—Denki la miró—.

Kyoka fue a decir algo, pero se lo calló.

—Déjalo. No es nada relevante en este instante—Kyoka sonrió a Denki y miró de nuevo al cielo nocturno—.

Estoy a puntito de terminar mis días de clase para empezar mis vacaciones de Semana Santa :D

El bárbaro y el príncipe durmienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora