Mirada de Conejo

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—¿Estás bien? —la pregunta resonó en sus oídos pero, Wei Ying estaba absorto en la mirada del joven, que había sido arrastrado en su carrera por escapar de las garras del hospital. El muchacho frente a él tuvo que carraspear para llamar la atención y hacer que volviese en sí.

—Sí, estoy bien. Lamento haberte hecho correr conmigo —dijo un poco agitado, a pesar de que la fatiga inicial se había ido, su respiración seguía siendo irregular.

—Hace un momento, no parecías estarlo —Su voz no sonaba preocupada, a Wei Ying le pareció más un reproche.

—Siento haberte asustado, mi condición física no es muy buena —Wei Ying soltó una pequeña risilla nerviosa, y aunque el otro no dijo nada, tampoco despegó sus ojos de aquella sonrisa ligera.

—Creo que lo he notado —el joven de mirada tranquila. El adolescente le tendió la mano para ayudarlo a levantarse y Wei Ying la tomó.

El contacto piel con piel, no fue mágico ni especial; las manos del otro joven estaban frías y algo sudadas, además, se sentían algo ásperas; por otra parte, el chico de mirada de conejo encontró que el pelinegro frente a él, tenía las manos bastantes delgadas para ser un chico, y se sentían suaves; lejos de molestarles el contacto entre ambos, pareció que les agradaba, era diferente.

Wei Ying se incorporó con su ayuda, sin embargo, terminó mareándose un poco y terminó por apoyarse en el otro.

—¿Seguro que estás bien? —lo sostuvo con algo de fuerza para evitar que cayera.

—Si, a veces me pasa, es bastante normal marearme un poco —el otro lo miró, suspicaz, pero decidió dejarlo pasar, a fin de cuentas, tampoco era su problema realmente.

—Bueno, si ya te encuentras en perfecto estado, me marcho, adiós —dio media vuelta y comenzó a caminar, alejándose de Wei Ying. Cuando estaba a punto de desaparecer de su vista, la voz de Wei Ying regresó justo a tiempo para detenerle.

—¡Espera! No te vayas —al oír el llamado, el otro joven giró para observar al interlocutor, a él normalmente no le molestaba ayudar, pero quería estar solo y ese chico comenzaba a irritarle un poco.

—¿Ocurre algo malo?

—¡No! Bueno si, es que... —Wei Ying miró hacia el suelo, avergonzado, sintió como sus mejillas comenzaban a teñirse de rojo.

—No entiendo.

—¿Sabes dónde estamos? —preguntó sin mirarlo a la cara, no podía pasar más vergüenza.

—¿Qué? —el otro chico alzó unas décimas la voz.

—Lo que oyes, he corrido sin mirar realmente a donde iba y bueno, creo que me he perdido —Wei Ying lo miró avergonzado.

—¿Quieres decir que has salido del hospital sin ser consciente de la ruta que tomabas?

—Bueno, no pensaba alejarme tanto, pero una vez que empecé a correr, olvidé mi objetivo —Wei Ying vio como la cara del chico cambiaba a una de molestia.

—Lo que debes hacer es buscar en tu teléfono la dirección de tu casa y listo, resuelto el problema —Wei Ying se sintió idiota, esto no sería fácil.

—Tampoco tengo un celular.

La cara de incredulidad del otro, le hubiese dado mucha risa en cualquier otra ocasión, pero no ahora. No, Wei Ying no poseía un celular porque no lo necesitaba, nunca salía del hospital y cuando comenzó a ir al instituto, no lo consideró necesario, ahora se arrepentía, pero tampoco quería exigirles cosas a sus padres, ya hacían suficiente por él.

Miracles in Autumn [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora