Lo que me hace feliz

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Wei Ying despertó con la sensación de haber dormido por días pese a su noche, buscó con la mirada a su madre y se encontró con la imagen de ella durmiendo en absoluta calma, una pequeña arruga se cernía en medio de sus cejas, dándole un aspecto tierno y le pareció que sería un hermoso retrato; después de todo, hacía mucho tiempo que no hacía aquello.

En completo sigilo, bajo de su cama para buscar sus cosas de dibujo y una vez las obtuvo, comenzó su trabajo de artista. Mentiría al decir que el primer retrato que dibujó fue el de su madre pero con el tiempo, cuando mejoró notablemente, su primer retrato fue el de ella, un pequeño regalo que la hizo feliz.

La mañana se alzaba lentamente a través de los cristales de la habitación, Wei Ying concentrado en sus trazos no se percataba de la hora y solo levantó la vista de su block cuando su madre cambió de posición, avisándole de su despertar.

—¡No! ¡No te muevas mamá, vuelve a tu posición —ordenó un tanto alterado, aún no terminaba de dibujar. Su madre, intentando volver a su posición original aunque no estaba completamente segura de cual era.

—Buenos días para ti también, A-Ying —murmuró su mamá tratando de no moverse en demasía.

—Buenos días mamá. No falta mucho para que termine —sus manos se movían apresuradas para terminar aquel retrato.

Pero las palabras de Wei Ying fueron solo eso, palabras, realmente le tomó más tiempo terminar el retrato a pesar de apresurar sus trazos. Su madre de vez en cuando le preguntaba algo y él respondía. Cuando una enfermera interrumpió su momento madre-hijo al traer su desayuno, Wei Ying decidió que ya era suficiente de dibujar a su madre.

Su madre se arregló y fue en busca de su propio desayuno mientras dejaba a Wei Ying comiendo el suyo. Estuvo aburrido tiempo después, su madre le había informado que saldría y volvería en la tarde.

En la soledad de su habitación, sin nada que hacer, puesto que había hecho sus deberes con anterioridad, dibujó un par de cosas más pero no le seguía apeteciendo hacer una actividad sin gastar su energía física, así que aprovechando de su momento de soledad, se encerró en su habitación y comenzó a buscar su canal favorito de música, en donde solían poner frecuentemente vídeos de baile. Su hobby secreto era bailar hasta el cansancio. Se le daba muy bien y en momentos como ese, practicaba y practicaba, imaginando que se estaba presentando en audiciones de baile y dando todo por el todo.

Cuando pusieron una nueva canción que no había escuchado antes, se detuvo a escucharla y el ritmo le encantó y pronto estuvo improvisando pasos y creando una coreografía. Cuando terminó la canción, se encontraba entre eufórico y exhausto, había encontrado por fin una canción para la audición a la que tanto deseaba ir.

Recuperando poco a poco su respiración, rebuscó entre sus cosas sus ahorros secretos; los tenía desde los doce años y nunca los tocó, por fin tendría la oportunidad de hacerlo. Los contó y se asombró de la gran cantidad que guardaba. Era lo suficiente como para pagarse el ticket de tren y una estadía en Beijing. Buscó en su calendario y marcó la fecha de la posible fecha para su audición. Apagó la televisión y buscó en su teléfono la nueva canción, una vez encontrada, practicó por horas.

Solo se detuvo cuando una puntada en su corazón le avisó que quizás se estaba excediendo, viendo la hora; cayó en cuenta que pronto le traerían el almuerzo, decidió borrar la evidencia de su actividad física dándose una ducha. Cuando salió, efectivamente, la bandeja de su comida se encontraba esperando por él. Y era perfecto, porque moría de hambre.

Comió viendo un programa algo estúpido para su gusto, pero ese día lo encontró divertido, al menos de momento. Cuando finalizó su almuerzo, se recostó en su cama, el cansancio se adueñó de su cuerpo; tenía que ser más cuidadoso, pero en serio le había encantado encontrar por fin la canción perfecta para demostrar que él era el mejor.

Miracles in Autumn [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora