Dolor y desesperación

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El sol brillaba en su máximo resplandor, no había brisa que aplacara los rayos del astro, aún en el césped, era asfixiante. Un grupo de estudiantes reposaba sobre los jardines traseros del instituto, saltándose las clases.

—¡Qué aburrimiento! No puede ser que no haya algo divertido que hacer en esta mierda de cárcel —dijo amargamente mientras se echaba los brazos a la cara para evitar que el exceso de luz hiriera sus ojos.

—Aún queda algo de tiempo antes de que sea hora de almuerzo. El tiempo pasa tan lento el día de hoy —el más feroz del grupo habló destilando desgano.

—Necesito divertirme, de otra forma moriré —se tomó un respiro antes de continuar—. Creo que se me ocurre algo para que eso no suceda. ¿Qué estará haciendo la pequeña sabandija de Wei Ying el día de hoy? —sonrió maliciosamente.

La pregunta resonó en el silencio, esperando ser contestada, pero nadie lo hizo, y eso enojó mucho a quién había formulado tal pregunta.

—¡Eh, Jiang Cheng! Es contigo, tarado —el nombrado reaccionó cuando escuchó nombre; estaba pensado que otra vez debía molestar a Huai Sang para que le pasara sus apuntes y recuperar las horas perdidas.

—¿Eh?... Quiero decir, no lo sé ¿cómo podría saberlo? —Respondió dudoso, no estaba seguro a dónde quería llegar Wen Chao con aquello.

—Mira que eres un inútil ¿por qué demonios sigues con nosotros si no puedes hacer nada? —El líder se enderezó para lanzarle una mirada de desprecio—. Zhu Liu, hace mucho que no le damos su merecido a Wei Ying.

—Recuerda que ahora siempre está protegido por el nuevo, el chico Lan.

—Bueno. Necesitamos separarlos. Últimamente me irritan, así que sería bueno desquitarme. ¡Asistir al instituto con ellos me enferma! —exclamó arrancando varias hierbas del césped.

—Podemos molestar a los de primero, he visto que traen mucho dinero. Podemos pagarnos horas enteras de videojuegos —sugirió Jiang Cheng. Wen Chao se puso de pie y automáticamente, los dos restantes los hicieron. El líder dio un paso para aproximarse a Jiang Cheng.

—No seas imbécil. Te lo advierto —velozmente le pegó un puñetazo en el estómago que casi lo deja sin aire. Sin embargo, no pudo evitar un quejido. Se recompuso rápidamente.

—¿Lo ves? No eres divertido. Otra persona hubiese caído al suelo. Demasiado fuerte para molestar y es una ventaja para nosotros. En cambio, Wei Ying, te aseguro que lloraría si recibiese mi golpe.

—¿Y tenías que golpearme para demostrar el punto? —siseó Jiang Cheng, sosteniendo su estómago.

—No, lo hago para que te desquites con Wei Ying. Mientras más te lastime, más rencor has de tenerle ¿no? Porque siempre que recibes tu merecido, es a causa de él —se echó a caminar, sin esperar réplicas, directo al comedor. Los otros dos lo siguieron sin remedio.

El grupo de tres, fue el primero en llegar a la cafetería y recibir la mejor parte de la comida, ocuparon la mesa de su preferencia y charlaron de cosas insustanciales, hasta que Wen Chao retomó el tema de más temprano:

—Zhu Liu, serás el encargo de distraer a Lan. Jiang Cheng y yo jugaremos entonces con Wei Ying.

— ¿Te viene bien el viernes? Lan y yo estamos en la misma clase extracurricular y la vieja de literatura quiere que tengamos una presentación. Puedo retrasarlo allí dentro.

—¿Literatura, tú? —Jiang Cheng soltó sin ningún reparo.

—Algunos tenemos futuro, no como otros —respondió burlonamente, Wen Chao rió y él tuvo que reír forzadamente. Así, el plan quedó pactado para el siguiente viernes.

Miracles in Autumn [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora