Luego de que Wei Ying recuperara la consciencia, todo comenzó de cero otra vez y eso lo irritó de muchas formas posibles, era como retroceder en el tiempo, a la edad de cinco años, cuando había quedado confinado al hospital sin una posible salida.
Esta vez nadie era optimista sobre una posible recuperación o una simple mejoría, simplemente no parecía estar en las posibilidades de Wei Ying. Desde el accidente provocado, Wei Ying perdió todas sus fuerzas, incorporarse en su propia cama le era un suplicio y caminar unos cuantos pasos hasta el baño de su pequeña habitación le era terriblemente fatigoso. Necesitaba más cuidados de lo normal y rara vez se encontró solo para poder desahogarse adecuadamente.
Quería poder gritar, correr, incluso llorar pero hasta eso podría causarle la muerte; no era exageración alguna, una de aquellas primeras veces luego de despertar, Wei Ying simplemente se encontraba asfixiado en su entorno tan monótono que había roto a llorar desconsoladamente y pocos minutos se encontró al borde de la muerte por el dolor excesivo cerca de su frágil corazón, impidiéndole respirar, hubiese sido patético para él morir de aquella forma pero para su fortuna, una enfermera había entrado a revisar como estaba y lograron estabilizarlo.
A partir de allí, el doctor Jiang y el resto de su cuerpo médico recomendó —ordenó— que Wei Ying no fuese sobreexpuesto a las emociones fuertes, él debía permanecer en calma si no quería terminar con la escasa vida que le quedaba. Esas no fueron exactamente las palabras que usó el doctor Jiang, pero Wei Ying no era tonto, sabía que ahora más que nunca se encontraba cercano al final.
Y con aquella sentencia, Wei Ying se frustró cada vez más. Era consciente que la medicación que le suministraban era calmantes suaves, para mantener cualquier tipo de emoción a raya y entonces a él lo convertían en una especie de recipiente vacío y eso lo desmoralizaba de tal forma que poco a poco, con el pasar de los primeros dos meses de su hospitalización obligatoria, su cuerpo fue volviéndose más débil, siendo un reflejo claro de su malestar emocional.
La ayuda emocional fue brindada, le asignaron un psicólogo para que Wei Ying pudiese exteriorizar sus pensamientos y no retraerse, sin embargo era imposible para él confiar en el doctor Jin. Él era amable, sí, pero no podía tenerle confianza del todo pues Wei Ying no se imaginaba diciéndole: "Me voy a morir y siento que será pronto y tengo miedo, porque no podré hacer todas las cosas que me gustan". Además, estaba muy seguro que si él expresaba esas palabras en voz alta, seguramente sus padres iban a enterarse y era lo que menos quería.
Su tiempo en el hospital era un calvario que se veía elevado a la categoría de paraíso cuando Lan Zhan venía a dejarle toneladas de deberes, cortesía de sus maestros que al parecer no sentían compasión por su estado y eso, de cierta forma, lo animaba.
Ver a Lan Zhan y charlar de tonterías era su forma de liberar el estrés, junto a él recuperaba algo de color y brillo en sus facciones. Wei Ying se animaba en su compañía y aunque estaban limitados a las cuatro paredes de su habitación, no parecía importar mucho. Normalmente, hacían los tareas juntos y Lan Zhan solía ayudarlo con los trabajos extras; si lograban terminar a tiempo, entonces Lan Zhan tocaría la guitarra para él y él se uniría al principio, apenado, y luego con más confianza entonaría las canciones que decidiesen tocar. Y si Wei Ying no se encontraba muy bien, entonces Lan Zhan insistiría para ser el modelo de Wei Ying, con furiosos sonrojos tiñendo sus mejillas, aceptaría dibujarlo en las más extrañas poses que el mayor le propusiese.
No podía negar nunca que adoraba esos momentos, cuando Lan Zhan se esforzaba mucho por permanecer inmóvil para él, se permitía grabarse a fuego su imagen, sus facciones, su sonrisa, su mirada, su todo; porque a decir verdad, los días en los que Lan Zhan no podía venir al hospital para hacerle compañía, era con esos recuerdos que se mantenía.
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Miracles in Autumn [WangXian]
FanficLas almas gemelas son un milagro. Destinadas a encontrarse sin importar qué. El tiempo para amarse puede ser corto o largo pero, en definitiva, siempre será real. Ligero OOC para que encaje la historia.