Capítulo 3

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—Aria. Recuérdame que antes de que me invites a una fiesta te pregunté en qué casa se celebra.

Y sí, he sido estúpida por no haberlo preguntado antes. Por qué nos encontramos ante una casa, no, mejor dicho una mansión. Y lo peor es que no es una mansión cualquiera, si no la mansión de la familia Reyes.

—¿No crees que es fabuloso? — mi amiga se abre paso ante toda la gente, he de decir que estaba bastante lleno. Pero como no, al fin y al cabo era una fiesta en la casa de una de las personas más importante en muchos sitios - Joder Alaska. Solo mira lo grande que es.

Sí. Tiene razón. Ahora mismo nos estamos adentrando en el interior de la mansión y la verdad es que es para desmayarse de lo lujosa e impresionante que es para la vista.

Sus paredes son de mármol y de un color blanco roto. El techo es bastante alto y hay muchos cuadros impresionantes colgados por todas las paredes.

—Vamos no te quedes mirando los dibujos. La fiesta ya ha empezado.

Me empuja hasta lo que parece ser el salón, que da a una gran terraza con piscina. Esta mansión sigue sorprendiéndome.

—Vamos a servirnos algo de beber - Aria grita para que la pueda escuchar por encima de toda la música fuerte que hay en el salón.

La sigo hasta llegar a lo que parece ser la cocina, que está unida al salón.

—Seran ricos, pero yo aquí solo veo Vodka - dice Aria mirando por la encimera visualizando todo.

—Supongo que no querrán desperdiciar su dinero en adolescentes borrachos.

—Tienes razón, yo tampoco lo haría - Me sirve un vaso de Vodka azul mezclado con Fanta de limón — Vamos a bailar.

Sigo a mi amiga hasta la pista y las dos empezamos a movernos con el ritmo de la música.

Puede que no sea partidaria de las fiestas, pero eso no quita que no quiera pasárselo bien con mi amiga.

Empieza a sonar Feel So Close, de Radio edit. Es una de nuestras canciones favoritas así que las dos empezamos a bailar como si se nos fuese la vida en ello.

Cantamos, bailamos, reímos. Son momentos en los que me encantaría grabarlos para no olvidarlos nunca. Momentos en los que Aria y yo somos nosotras mismas sin importar lo que los demás digan o piensen. Solo ella y yo, y nadie más.

Por desgracia la canción ya ha terminado y me encantaría seguir bailando, pero mi cuerpo no aguanta tanto movimiento.

—Ari, voy al baño. ¿No te importa que te deje sola un momento? — grito lo más fuerte posible para que se me escuché bien.

—No te preocupes. Antes he visto a Linda y Rick. Iré a buscarlos.

—Bien, luego te mandaré un mensaje para ver dónde estáis.

Me marcho entre la multitud con la intención de salir del salón. Una vez conseguido busco donde está el baño.

—Malditas casas grandes. Ahora tardaré una eternidad en encontrarlo.

Finalmente después de haber dado cinco vueltas por las mismas habitaciones he encontrado el baño. Este no era muy grande, pero tenía todas las necesidades que debe tener un baño. Y sobre todo el espejo era lo que más llamaba la atención. Ocupaba toda la pared y en él estaba dibujada la Noche estrellada de Vicent Van Gogh.

Por un momento se me pasó por la cabeza que podría haber sido obra de Kaden. Ya que al fin era su casa y tenía entendido que le gustaba dibujar.

Alguien llama a la puerta y proceder a abrirla. Encontrándome tras ella a una cara conocida, la hermana de Kaden.

Kaden ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora