Capítulo 10

3 1 0
                                    

Nos dirigimos los dos juntos hacia la caseta de jardinería. Kaden abre la puerta y me ofrece el paso. Todo esto en completo silencio.

Mierda, siento que estos 5 minutos van a ser eternos.

Enciendo la linterna de mi móvil para encontrar el interruptor. Al verlo le doy a encender pero no lo hace.

—Creo que la bombilla se a fundido — digo, pero no recibo ninguna respuesta de parte de él

Enfoco en todas direcciones y me doy cuenta de que no tenemos casi nada de espacio. Está todo lleno de materiales de jardinería y solo queda un pequeño hueco entre la pared y el cortacésped.

—Genial apretados y sin luz — Kaden sigue sin responder y eso me altera

Me apoyo sobre la pared cruzando los brazos e inclinando la cabeza hacia un lado para mirar a Kaden con expresión confusa.

—¿Se puede saber qué bicho te ha picado?

Mi linterna está enfocada en el suelo para no quedarnos ciegos pero aún así logro ver que Kaden centra su mirada en mi. Es tan diferente que incluso me recorre un escalofrío por todo el cuerpo.

—Esta bien — alzo los brazos en rendición — sigue amargado si quieres,. no es mi problema.

Kaden da un golpe a la pared, apoyando su mano cerca de mi cabeza para acercarse a mi. He de decir que el gesto me ha asustado un poco.

Lo miro con los ojos muy abiertos.

—Que...

—¿Quién era ese chico de la cocina? — menciona serio aun con la mirada clavada en mi iris.

—¿Te refieres a Dylan? — Kaden no dice nada, por lo tanto deduzco que habla de él

Tienes esa mirada la cual me pone nerviosa. De pronto todo encaja en mi cabeza y la razón de todo este drama, de que esté tan serio y se comporte así tiene un sentido.

—¿Estás celoso Kaden? — lo miro dudosa y se me escapa una pequeña risita

—De qué coño te ríes — se acerca todavía más

Notando su perfume y su aliento chocar contra mi cara y me estremezco por los nervios

Intento moverme pero es imposible, Kaden me tiene completamente acorralada entre la pared y su cuerpo.

— Pues claro que estoy celoso Alaska.

Sus palabras me sorprenden. Abro la boca pero no me salen palabras. Me cuesta respirar y no se si será por tenerlo tan cerca de mí.

Trago saliva dificultosamente y el lo nota.

Sonríe. Es la primera vez que le veo sonreír en toda la noche y por un momento lo añoraba, añoraba esa estúpida y perfecta sonrisa.

Kaden me mira de arriba a abajo pero sin separar la corta distancia que hay entre nosotros.

—¿Por qué has venido de naranja? — pregunta volviendo su mirada a la mía

—¿Y tú? — respondo desafiante. No voy a dejar que este engreído se salga con la suya

Su sonrisa se desvanece y sus pupilas se dilatan tanto que tapan el azul de sus ojos.

—Tu que crees Alaska.

¿Yo qué creo? ¿cómo se supone que me tengo que tomar eso?

Kaden sonríe enseñando sus perfectos dientes y no puedo evitar mirarle la sonrisa teniéndole tan cerca.

—Ahora responde a mi pregunta — vuelvo a centrar mis ojos en los suyos

—A-Aria me ha obligado — ¿acabo de tartamudear? sí, y he sonado como una estúpida

Kaden ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora