Chicos con aroma a MUERTE©[Saga D E A D #0]

{3) Perra que ladra y muerde

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La música se había detenido.

Estábamos todos los presentes en la fiesta sentados mientras veíamos como la policía se llevaba el cuerpo.

Nos haría miles de preguntas, no dejarían irse a nadie y de algún modo tenía que dejarle saber entre líneas a la policía lo que había visto.

No se los podía decir así como así o los hermanos saldrían como si nada y yo sería la perjudicada porque iban a querer acabar conmigo.

Soy bastante buena en las mentiras pero ver a Drug con esa frialdad mientras el chico caía me había tomado tan de sorpresa que debía medir bien mis palabras para no cagarla.

El sheriff se presentó en la sala con un semblante serio.

—El joven esta muerto.—aseguró aunque eso ya yo lo sabia.—Cayó del segundo piso, no hay nada más. Continúen su fiesta.

¿Qué?

¿Cómo?

¿Cómo que continuara la fiesta?

¡¡Había un muerto!! Todos aquí estaban dementes.

Si había un muerto no podíamos seguir celebrando como si nada hubiese pasado, aquí, hoy había muerto alguien.

En primera deberían investigar más, cosa que de seguro no hacían por miedo a los Williams.

Y además: ¿A quién se le ocurre continuar una fiesta donde alguien había muerto? Lo normal era mandar a todos a sus casas, ver morir a alguien era algo traumático, deberíamos descansar.

Yo ya estaba acostumbrada a la muerte pero… los demás debían de estar TOTALMENTE en contra de seguir fiesteando donde alguien había muerto no hacia ni media hora.

Para mi sorpresa todos soltaron un: «SI», como si hubiesen estado esperando ese momento y se levantaron listos para seguir bailando.

Mi cara fue de: WTF.

Definitivamente: TODOS ESTABAN MAL DE LA CABEZA.

—¡Vamos, Sarah!—dijo Anna animadísima.

—¿Estás loca o qué? ¿Todos estáis locos? Ha muerto alguien.—grite y la vista de todos se posó sobre mí, juzgándome, calculándome.

—Lo mejor es que no digas mas.—susurro Anna.—Las muertes aquí son algo normal, no sabes si serás la próxima así que no puedes detener tu vida por el que murió.

La observe boquiabierta.

¿Cómo todo un pueblo podía tener la misma convicción?

¿Cómo tenían esa aceptación a la muerte y peor a los asesinatos?

A pesar de saber que quedarme callada era lo más aconsejable, grite como una loca:

—¡¡No se pueden ir así!! Hay un cuerpo, una escena del crimen. Deberían estar investigando y mandarnos a todos a casa, en vez de decir que sigamos con la fiesta. ¿Qué tipo de policía son ustedes?

—Señorita, ya nos llevamos el cuerpo, lo investigaremos, aquí no hay más que hacer. Pueden continuar.—dijo el sheriff en total calma.—No pasó nada aquí, solo un chico que se cayó.

—O pudo ser empujado.—solté de pronto.

Todos soltaron ese OHHHHH, en un suspiro de sorpresa por mi atrevimiento.

Si, se perfectamente lo que acabo de hacer.

Acusar claramente a los Williams.

Es su fiesta, sus invitados y un asesinato que solo podían ser ellos.