{2) La MALDICIÓN Williams

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—No te acerques demasiado a los hermanos Williams, si, son guapos, si, son atrayentes pero procura no caer en LA MALDICIÓN WILLIAMS.

Me quede mirando a Anna, la chica que me había invitado a la fiesta tras lo último que había dicho. ¿Maldición?

—¿Cómo que una maldición?—pregunte fingiendo que eso me había asustado.

—No sé si te habrás dado cuenta pero en este pueblo se cree en las brujas, los fantasmas, las maldiciones.—explicó la chica. Si, ya eso lo sabía.—Se cuenta que los hermanos Williams tienen una maldición, porque…—ella dudo si decirlo, miro con rapidez a los lados y continuó.—…todo lo que está alrededor de ellos termina muriendo.

Puse cara de espanto tras esa información, para que ella pensara que eso me había asustado. Recordemos que a ojos de todos era una chica común.

Por el olor de la chica pude sentir que no mentía.

Así que una maldición, esa era la versión de estos idiotas pueblerinos pero la mía era clara y sencilla:

No había maldición alguna, eran unos chicos misteriosos, algo ocultaban y de seguro quien se enteraba de más terminaba muriendo.

—Todo… a su alrededor muere.—repetí modo: miedosa falsa ON.— ¿Con todo te refieres a…?

—TODO. Animales, personas, desconocidos, familia.—aseguró Anna.

Me quede pensando en eso. Esos hermanos eran más interesantes de lo que parecían. Eso de que todos a su alrededor morían acentuaba mi descripción de que su aroma era a muerte.

Incluso desde la casa, a dos casas de distancia podía sentir esa fuerte fragancia proveniente de esos chicos.

—¡Pero bueno no te asustes!—soltó Anna al ver que me quede sin decir nada.—¡Vamos! Termina de maquillarte Llegaremos tarde.

Estábamos en mi habitación mientras yo me maquillaba frente al espejo, ella parloteaba sentada en mi cama.

No soy muy fan de las personas, luego tendría que quitar esas sábanas donde se había sentado.

Siempre fui antisocial, una flor rara y eso no me hacía sentirme mal, era especial y aunque el idiota del ser humano les temen a las personas especiales no me importaba, no dejaría de ser como era.

En este pueblo debía ser mas antisocial aun, todos eran sospechosos, todos eran raros y sus olores los delataban, sentía en ellos la presencia de la muerte, más del 60% había escondido un cadáver, estaba segura, el olor de un cadáver se queda en la piel durante años y aunque ellos no se lo sentían y pensaban que no quedaban pistas de su crimen yo sí que podía sentirlos.

En Anna no sentía ningún olor raro, su aroma era dulce aunque había una pizca de algo oscuro en su aroma. La chica parecía confiable pero no estaba segura.

Me levante de la silla y me observe en el espejo.

—¡Estas hermosa!—gritó emocionada Anna.

Realmente estaba perrísima, si esos hermanos no caían a mis pies esta noche tenían el gusto en el trasero.

Sentí sonar en mi mente la canción «7 rings» de Ariana Grande mientras veía mi reflejo.

Mi cabello rubio caía sobre mis hombros en ondas salvajes, un vestido corto que revelaba lo necesario de mi cuerpo pero sin mostrar demasiado. Lo suficiente para que cualquier chico quisiera descubrir que ocultaba la fina tela blanca con brillantes.

Tacones blancos también. Altos, todo debía estar alto. Alta la autoestima. Altos los pechos. Alta la vibra. Altos los tacones. Alta la sonrisa.

Un collar de perlas adornaba mi cuerpo mientras que en mis manos diversas pulseras y anillos en mis dedos.

Chicos con aroma a MUERTE©[Saga D E A D #0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora