Chicos con aroma a MUERTE©[Saga D E A D #0]

{El comienzo del FIN)

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«Bip bip bip»

«Bip bip bip»

Abro los ojos lentamente ante el intermitente sonido.

La luz me molesta a la visión, una luz cegadora, amarilla, brillante.

—Despertó.—dice una voz a mi lado.

Visualizo al hombre de cabello rubio que está a mi lado, lleva una bata blanca de médico y unos anteojos de pasta.

¿Dónde demonios estoy?

Lo último que recuerdo es que...

¡Hate es Shadow!

¡Style es un loco que planeo todo con suma frialdad y plantó explosivos!

¡¡Los explosivos!!

¡¡Los chicos!!

Me intento levantar de la cama pero los médicos me detienen, son más de cinco, no logro contarlos, solo lucho contra ellos.

—¡Sueltenme!—grito.—¡Gross! ¡Drug!

—¡Calmese, señorita!—gritan los médicos.—¡Coloquenle el sedante!

Un médico me inyecta y aunque continuo luchando siento que mi cuerpo decae, comienzo a tener sueño, mucho sueño.

Me acuesto en la cama sin poder resistir más.

Los chicos...

Los chicos...

Voy cerrando los ojos, trato de mantenerme despierta pero es más fuerte que yo.

Voy a caer en un rotundo sueño inducido pero antes de cerrar completamente los ojos lo veo, claro, perfectamente vivo.

Veo a través de la ventana a un chico de cabello negro claro, ojos grises con unas iris muy peculiares, siendo transportado en una silla de ruedas, va amarrado, trae una camisa de fuerza .Es Hate. No tengo dudas. Es Hate. Hate esta aquí. Hate esta vivo.

—Hate... Hate sigue vivo...

Y caigo dormida profundamente.

                         ***

Abro los ojos y siento un cansancio horrible en todo el cuerpo.

Tres médicos yacen en la cabezera de mi cama.

—¡¿Dónde están ellos?!—pregunto rápidamente.

Los tres médicos se miran entre sí.

—Poison Pierce.—dice uno de ellos.—Estas en el pueblo Lifehill, específicamente en el psiquiátrico San Lorenzo.

¿San Lorenzo?

Ese nombre...

Es el psiquiátrico donde estuvieron los chicos de niños. En los expedientes lo decía claramente, el nombres el psiquiátrico era San Lorenzo.

—¿Por qué estoy aquí?—pregunto.—¿Dónde están ellos? ¡Respondan! ¿Que sucedió con Gross y Drug? ¿Sobrevivieron?

—Poison.—dice seriamente uno.—Necesitamos que veas algo.

No entiendo nada. ¡Quiero respuestas! Me miran solo con esas caras largas y preocupantes.

—¿¡Que demonios está sucediendo!?—grito.

—Daremos un viaje.—dice uno.—Vamos. Iremos en el auto del psiquiátrico.

Me levanto de la cama con la ayuda de los médicos.