Capitulo II [✓]

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Quackity

Habían pasado varias semanas, todo iba medianamente normal, Wilbur visitaba constantemente a Quackity y este le agradecía todas las visitas contándole algo nuevo y en más de una ocasión le enseño palabras en español.

Recordabas haber reído por un buen rato después de que el castaño dijera que su palabra favorita era "Sacapuntas" y hasta le había echo remix.

Aparte de eso, descubrió que Wilbur tocaba música, este solía llevar (no siempre) su guitarra y tocaba algunas canciones para Quackity, hasta llegaba a componer con el pelinegro presente. Además que para que el más bajo pudiera seguir escuchando algo cuando no estaba el otro chico le regaló un aparato que simplemente le hablaba y este hacía todo.

Hay que aclarar que al principio el mexicano solo le gritaba groserías, después (y según el) la máquina y el se había vuelto amigos.

O eso le había dicho al inglés la última vez que lo visito.

También Wilbur le había dicho que Tommy se encontraba mejorando y que el psicólogo le iba muy bien, le había contado que el menor lo quería visitar y el estaba completamente de acuerdo con ello. Le contó casi todo esto a Karl, el joven psicólogo del hospital y tanto el como el médico se alegraban en ls mejora que estaba teniendo el pelinegro en su recuperación.

— Buenos días

Escucho la puerta, el pequeño chirrido, no era molesto, para nada, pero después de tanto tiempo el sonido de había vuelto constante. La voz era tranquila, sonrió, sonrió en grande, estaba feliz, era Wilbur, escucho su corazón golpeando su pecho, sus mejillas se colorearon y su alegría aumento, realmente estaba feliz.

— ¡Buenos días Wilbur!

Pudo oler el plato de comida, está seguramente a una buena temperatura, pudo sentir el agua en su boca, olía delicioso, bastante, volteo a la dirección de Wilbur, todo el rato estuvo hacia la ventana.

— Te traje el desayuno, Nick me dió permiso de traerlo.

Estaba feliz, seguramente después le agradecería al médico o le pediría ayuda a Karl a buscarle algo bonito al otro chico como agradecimiento.

— Muchas gracias Will

Después de ello comenzaron a platicar, fue algo tranquilo, hablaron sobre la mañana y sobre el frío que comenzaba a hacer en la ciudad, pronto serían las fiestas de navidad y con ello se acercaba la nieve y los climas helados.

Seguramente Wilbur pasaría la navidad con su familia, comiendo rica comida hecha en casa y tomando chocolate caliente que su padre o madre le prepararía.

Eso le deprimió un poco.

— Por cierto, nunca te he preguntado, por algo de vergüenza.

Murmuró el castaño, sonrió tiernamente, usualmente este siempre solía ser penoso al preguntarle algo, decía que no quería ser entrometido y eso se le hacía muy dulce del contrario, tomando en cuenta que ya llevaban algunas semanas de conocerse.

— Sin pedos, dime qué pasa.

Dijo sonriendo dándole una cucharada a su gelatina, está algo insípida, usualmente hacían la comida del país menos condimentada, algo que noto desde que vivió en el país, pero tampoco se quejaba.

— Bueno es que... ¿No te visita nadie? Digo- no he visto que nadie venga a verte, además de mi..

Dijo algo penoso, trataba de sonar lo menos metiche del mundo, pero realmente desde que conocía al pelinegro la palabra metiche se había vuelto parte de el.

Dejo la cuchara en la mesa, suspiro levemente, acomodando el gorro azul sobre su cabeza, seguramente ya estaba despeinado.

Sonrió nostálgico, era cierto, hace años que no lo visitaban, se había vuelto una alma en pena dentro del hospital, una alma con el destino de morir en la soledad del hospital, tal vez acompañado de algún médico que después conseguiría otro paciente y de olvidaría completamente de el.

No tenía familia, hace mucho que dejó de tener familiares, si bien en sus recuerdos tenía a su pequeño niño, a su padre o bien a su hermano. Hace años no los veía, estos mismos juraron no volver a verlo después de todo lo que pasó.

Extendió sus manos buscando el contacto físico con el castaño, el cual se acercó, el pelinegro tomo su rostro, paso sus manos por este y delineó con sus dedos cada parte de este, cómo queriendo recrear la misma imagen en su mente, queriendo imaginar cómo se vería el rostro pálido y bello del contrario.

— Nadie me visita Wilbur

Dijo en bajo, cómo un susurro, manteniendo sus labios en una dulce sonrisa y sus manos en las mejillas del otro, esto le partió el corazón.

— ¿Por qué?

Contesto igual de suave, tranquilo, dulce, todas las palabras del contrario eran tan bellas que llegaban su alma.

— Mi familia me odia, mi hijo, está en mejores manos, no lo veo desde hace años.

— ¿Y no quisieras volver a encontrarlos?

La pregunta fue como de un niño inocente, que pensaba con mentalidad de paz sobre la vida, que pensaba que todo estaría bien. Para Quackity Wilbur era la vista de la tranquila, de esa tranquilidad que busco durante años.

— Adoraría eso.

Después de eso Wilbur de fue del hospital, decía que debía ir a ver su hermano, lo recogería en un psicólogo no tan lejos y después volvería a su hogar a ayudar a su padre.

Se despidieron, Quackity escucho los pasos alejarse, la puerta abrirse y de igual manera cerrarse dejando la habitación en un ligero silenció.

Minutos después volvió a abrirse, no era Wilbur, sus pisadas eran más pesadas, estás eran pequeñas, algo cortas, supuso que era Nick o algún enfermero.

— Mamá...

Su mundo se vino a abajo.

Noche sin café. [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora