Capítulo XII [✓]

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Wilbur

Los días habían pasado volando, tanto que no estaba seguro si ya habían pasados algunos meses. Podía jurar que el tiempo era extraño, le aterraba que pasaría más adoraba que podría pasar. Era relativo, estaba seguro que de ninguna manera lo detendría, pero estaba conforme con ello.

Los últimos días había estado en una pequeña complicación emocional.

Quackity parecía tan perdido en su mente y emociones que no podía descifrarlo, le asustaba pensar que había días que estaba tan perdido en su mundo que podía pasar horas como una estatua inmóvil.

No era nada nuevo, más bien se estaba acostumbrado a los nuevos cambios en la forma de ser del ajeno.

Tampoco podía decir nada de ello, el pequeño pelinegro no mejoraba y tampoco empeoraba, estaba en un punto medio.

Algunos días podía estar levantado por horas y horas sin cansancio alguno.

Otros su cuerpo dejaba de responder a si mismo, algunas veces tenia que tener un medicamento fuerte, ser inyectado o en casos graves llegar a urgencias.

Aunque siempre regresaba sonriendo como era de costumbre. Amaba su sonrisa, tan reluciente y bella, como una pintura que nunca se cansaría de observar.

- Vengo tarde, no me esperen a cenar.

Anuncio mientras salía de la cocina, su padre y su hermano estaban ahí. El mayor sonrió, sabía perfectamente donde iría del más joven que no se preocupaba en absoluto. Tommy le dio de menos, solo pudo escuchar un "Me lo saludas" mientras seguía con su dichosa comida.

Subió a su auto, con tranquilidad viajo al hospital, disfrutaba del atardecer, los colores cálidos del cielo, eran realmente bellísimo, como un resplandor del mundo. Amaba ver esos pequeños detalles, amaba ver el cielo.

Una vez llegó al hospital se dio la libertad de pasar, usualmente solo pasaba y se anotaba en recepción más ese día no estaba la joven chica de siempre así que le dio por igual.

Algo dentro de él le informaba que algo estaba mal, pero no quería creerle a su débil corazón.

Camino con lentitud por los pasillos, admirando el camino como la primera vez que estuvo ahí, los recuerdos de aquella noche adueñaron su mente. No pudo evitar detenerse frente aquel grande ventanal donde había visto por primera vez a la pequeña estrella que iluminó su trágica noche.

Amaba a Quackity con todas las partes de su magullado cuerpo, podría pasar horas admirando al contrario, mientras esté habla de su vida, sus pasatiempos o su pasado.

Podía ver su sonrisa como una perfecta luna brillante y sus ojos incapaces de divisar algo como las dos mas hermosas esferas de cristal.

Podía verlo como la reliquia más hermosa del planeta y adorarlo como una pequeña deidad. Tan bello y esplendoroso, aún sin ser perfecto.

El no necesitaba que fuera perfecto, el solo necesitaba que fuera Quackity. Si era el todo estaba bien.

Aunque su sorpresa no fue para nada grata, cuando llegó a la famosa habitación se detuvo su corazón.

La habitación estaba desolada, la cama estaba tendida con nuevas sábanas y las decoraciones que alguna vez hubo ya no estaban.

Quackity ya no estaba.

Noche sin café. [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora