Capitulo I [✓]

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Wilbur

Ya era de día, el sol entraba por el orificio que se formaba entre las cortinas, no debían ser más de las 11:00, tal vez era más temprano, en la habitación del menor estaba todo calmado, este comida su desayuno (que no era más que comida algo insípida y un jugo) en compañía de Ranboo, quien comía un pan de la cafetería para no sentirse excluido.

El castaño no llevaba mucho de haber despertado, realmente seguía con sueño, toda la noche estuvo pensando en el joven de gorro y cuando dieron las cinco de la madrugada pudo conciliar el sueño, sabiendo que se había interesado en aquel joven curioso.

Sonrió mientras dirigía la mirada a su hermano, este comida alegremente su desayuno mientras le contaba a Ranboo sobre el programa que estuvo viendo en la mañana. Sonaba como cierta telecomedia turca que vería una madre durante la cena, pero el rubio estaba feliz con su relato.

Recuerda que esa mañana su padre y el habían hablado con el menor, este acepto sin pretextos el ir a algunas terapias. También le informaron que le harían algunos chequeos más para ver si estaba completamente estable físicamente y si es así podrían irse a casa esa misma tarde.

Un gran alivio para la pequeña familia.

- Iré a la cafetería

Se levantó avisando a su padre, este asintió mientras tomaba un sorbo a su té caliente, realmente la mañana están muy tranquila y le gustaba que siguiera así.

Salió de la habitación sin antes hacerle una seña a Tommy, quien se la regreso, ambos sonriendo y finalmente se fue cerrando la puerta tras el.

Camino tranquilamente, el clima era cálido aún cuando anoche estuvo lloviendo. Escucho los pájaros cantar y se deslumbró levemente cuando la luz del sol golpeó con sus anteojos.

Volteo a la ventana, se detuvo unos momentos a ver por ella, la reconoció al instante.

- Alex ¿Cómo seguirá? -

Pensó y siguió su camino, lento y tranquilo, y como si fuera una predicción del universo vio al joven sentado en una silla de ruedas tomando una bebida dulce mientras jugueteaba con sus piernas.

Sonrió suavemente pidiendo primero un café negro, le gustaba dulce más no tan empalagoso, lo pago y se dirigió a una silla junto al pelinegro.

- Déjame adivinar, debe ser Nick o el tipo extraño de ayer.

Dijo tranquilo separando sus labios de su bebida sonriendo en el proceso, estos eran tan lindo, mostraba sus dientes mientras volteaba a su dirección, se impresionaba de lo desarrollado que estaban los sentidos del chico para poder saber que están cerca alguien, fácilmente podría asustar a alguien con ello.

- Wilbur... Mi nombre es Wilbur Soot, el extraño.

Dijo tranquilamente mientras tomaba un sorbo de su café, este aún sin tener mucha azúcar le sabía dulce, le sabía único.

- ¿Así que ese es tu nombre? Soy Quackity, Alex Quackity, pero me gusta más Quackity.

Lo sabía, el sabía su nombre, lo había visto y escuchado ayer, más escucharlo de el mismo lo hacía especial.

- Mucho gusto Quackity.

- Gusto mío Wilbur.

Los dos sonrieron, en ese momento los dos sabían que vendría algo nuevo, comenzaron a hablar de cosas sin sentido, se comenzaron a conocer en aquella cafetería de hospital, tal vez fueron unos minutos, tal vez había pasado más tiempo, no lo sabían, no les importo, no necesitaron de alcohol o de drogas para sentirse libres juntos. A todo caso el alcohol era su charla y la droga sus risas.
Eran únicas, las dos encajaban juntas, Quackity reía ruidosamente, tan fuerte y esplendorosa y la de Wilbur era tranquila, baja y suave,

Quackity hacía reír a Wilbur.

Wilbur era la alegría de Quackity.

- No lo puedo creer, ¿enserio hiciste eso? Me sorprende que no te hayan arrestado.

Soltó riendo mientras miraba a Quackity, este último sonreía mientras constaba algunas anécdotas de lo que alguna vez vivió en su vida.

- Mira ni critiques cabron

Sonrió hacía el chico, este le estaba contando algunas anécdotas de su país natal, el lugar donde creció antes de irse a vivir al mundo de habla inglesa. Más se le hizo curioso, parecía que el joven pelinegro recordaba a la perfección, los colores, los olores, las vistas.... El era ciego. Eso le hizo pensar que no siempre lo fue, que algo le sucedió para acabar así.

- ¿Te puedo preguntar algo?

El contrario asintió mientras tomaba lo que quedaba del jugo mordiendo con suavidad el popote del jugo mientras sonreía sin preocupaciones.

Ellos eran uno mismo, se sentían bien juntos, se tenían confianza sin importar el poco tiempo de haberse conocido.

Se sentía completos juntos, como si llevarán años siendo conocidos, cómo si estuvieran destinados a conocerse.

- ¿Que te sucedió?

Dijo suavemente, no queria parecer brusco o descortés con sus palabras así que trato de ser tranquilo.

Miro al más bajo tocar su labio, tocar la venda sobre sus ojos mientras sonreía con tristeza, más parecía estar preparado para la pregunta.

- Me vine para acá cuando me enamore de un hombre, al principio todo fue muy hermoso... Pero se volvió un alcohólico, un hombre cruel, el tenía un hijo, logré mandarlo lejos... - Sonrió con nostalgia - Cuando el se enteró de eso llegó ebrio, enojado me rompió en el rostro una botella de alcohol... El me dejó ciego

Se sentía celoso, completamente enojado, no lo iba a negar, el pelinegro estaba ahí por un hombre, un hombre que no lo valoro y termino lastimando. Un hombre que le cortó las alas a un ángel y hirió su corazón.

Una vez acabo su pequeña anécdota lo abrazo, lo tomo en sus brazos mientras lo escuchaba sollozar, este lloraba mientras temblaba levemente.

Esa mañana juro que cuidaría al más joven, que sería los ojos de este para apreciar el mundo, que le daría una nueva razón para seguir.

...

- ¿Entonces ya no vendrás al hospital?

Suspiro levemente mientras le miraba, tomo su mano dejándole un pequeño beso mientras veía como el pelinegro se teñía de rojizo.

- Tommy ya está mejor, solo lo llevaré a terapia.

Murmuró levemente mientras dirigía la mirada hacia otro lado, aunque el contrario no le mirara no quería verse triste.

- El doctor Karl es bien psicólogo. Tiene mala memoria pero es a toda madre.

Rio, no estaba seguro que llevar a Tommy al psicólogo del hospital, pero ya encontraría una manera de volver a ver al pelinegro.

Ya no le contesto más, pasaron unos minutos más hablando tranquilamente de temas diferentes, hasta que regreso a la habitación de su hermano.

Dónde su padre le interrogó por qué había tardado tanto y su hermano le hizo burla cuando le dijo que vio a un ángel.

Noche sin café. [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora