Capitulo IV [✓]

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Quackity

Habían pasado varios días desde la vez que fue a la casa de Wilbur. Todo era realmente extraño, su hijo lo visitaba de vez en cuando y solía llevar a Ranboo o a Tommy con el para pasar el rato.

Wilbur no había podido ir a verlo, según el pequeño rubio era por qué estaba ocupado en el trabajo pero cuando tuviera tiempo lo obligaría a ir a verlo.

Además que esos últimos días no se sentía realmente bien, había pasado varios días en cama pues la última vez tuvo un pequeño accidente y había terminado realmente mal.

Se había desmayado mientras paseaba con doctor Karl después de una de sus citas con este, parecía estar mejorando con el psicólogo y el castaño están realmente feliz por ello.

Karl se había asustado tanto que comenzó a buscar la ayuda de Nick, quien no tardó en ir a ayudarlo y lo llevaron rápidamente a urgencias. Le hicieron algunos chequeos y ahora estaba en su cama descansando, pues realmente están fatigado.

— Tranquilo Tubbo, estoy bien abejita. Puedes ir a hacer tus labores.

Sonrió levemente el pelinegro, llevaba como diez a quince minutos tratando de hacer que el pequeño castaño se fuera a hacer lo que tuviera que hacer, más este parecía estar realmente preocupado y no parecía querer irse pronto.

— No me pienso ir, de todos modos no tengo prisas.

Murmuró el castaño mientras leía su libro, aunque bien parecía no ponerle atención pues solo mantenía la mirada fija en este.

— Iré por algo de tomar a la cafetería. Trata de dormir Mamá Q.

Se levantando dejando sus cosas de lado mientras se acercaba dandole un pequeño beso en la palma de su mano antes de salir.

Quackity solo suspiro escuchando la puerta cerrase, su niño ya había dejado la habitación y ahora el tendría que tratar de conciliar algo de sueño aunque fuera solo esa noche.

...

Tubbo

Había salido a tomar algo de aire, no era fanático de los hospitales, las paredes blancas y secas le daban mal aire y sentía que estaba ahogándose entre estás.

Odiaba el color opaco, le hacían recordar a las paredes secas de la casa de su padre, siempre tan insípida dónde terminaban manchadas por un horrible dolor.

Ese hombre le hizo odiar lo que debía ser su hogar.

Su verdadero hogar fueron los brazos de su madre, quien lo arropaba mientras sollozaba en silencio, lo sostenía toda la noche como si tuviera miedo a que este le pasará algo.

Quackity daría la vida por su hijo si lo viera necesario.

Una parte de el estaba feliz de saber que su padre no veía, no podía ver la brutalidad del humano, no tenía que estar apreciando la crueldad y el horror de este.

Más tampoco podría ver la belleza del mundo.

— ¿Tubbo? Hola

Sonrió levemente, Wilbur venía caminando tranquilamente con un pequeño ramo de flores blancas. Habían pasado varios días y cada momento más le estaba callendo mejor el castaño.

— Hola Wilbur

Este le estiró la mano, era bastante frío, tal vez también por la hora de la noche, era algo tarde, tampoco sabía con exactitud la hora, pero si Wilbur fue seguramente no había acabado el horario de visita.

Noche sin café. [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora