|10: skirt|

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T/n llegó al aula exhausta debido a las pocas horas de sueño que tuvo terminando su trabajo parcial; a pesar de ello, seguía deslumbrante como siempre. Lo único que delataba su sueño eran sus pequeños bostezos, sus ojeras fueron cubiertas con un poco de maquillaje, su nulo sueño no iba a permitir que se viera mal esa mañana.

Entró a su salón dirigiéndose a su sitio, dejando sus cosas en la mesa de madera barnizada sentandose de inmediato en la silla sintiendo un pequeña humedad en está. Se levantó de inmediato viendo el asiento lleno de un líquido rojizo, volteó su mirada a su falda blanca viendo esta totalmente manchada.
Su expresión de sorpresa era notoria viendo su nueva falda blanca totalmente roja, risas burlonas se escucharon a su alrededor haciendo que ella mirará en esa dirección.

Viendo a Eddie Munson encima de una mesa y su grupo de amigos riéndose descaradamente, mientras el mayor de rizos bebía una pequeña caja de jugo de fresa. Ellos no se llevaban bien, se detestaban.

—¡Fuiste tú!—lo miró de forma imponente, algo muy común en la chica cuando se enojaba.

—¿Enserio?—sonrió de forma sarcástica—. A propósito, te queda linda esa falda.

—¡Cállate, Munson!—se acercó a él furiosa—. ¡Está falda vale más que toda tu casa!

Todos los adolescentes miraban atentos la escena, como la pequeña chica le gritaba histericamente al gigante metalero. El chico se levantó mostrando la gran diferencia de altura entre ambos.

—Fue una pequeña broma—el mayor tenía una postura intimidante, no bajó la cabeza únicamente bajó la mirada sin apartar su sonrisa cínica—. Suerte limpiando tu bandera de Japón.

Las risas de sus amigos no faltaron al igual que los compañeros de clase atacando al grupo, ella era la chica más amada no solo en el aula, si no en todo su semestre; en sus pequeños enfrentamientos debido a las bromas del chico sus compañeros siempre estaban de lado de la chica.

Su furia llegó a su límite debido a la risa de sus amigos, tomando a Eddie del cuello de su camisa para jalarlo hacía ella teniendolo cara a cara está vez.

—Mira, Munson. Estoy harta de tí, y con una llamada puedo hacer que jamás vuelvas a poner un pie en está escuela—la menor lo amenazó, no obtuvo una pizca de arrepentimiento en su rostro, todo lo contrario.

—¿Jamás te habían dicho lo hermosa que te ves enojada? Dios, te ves ardiente —soltó el chico de rizos desordenados.

Ella de inmediato lo soltó sonrojada y a pesar de ello él mantuvo la misma distancia de su rostro, posó su mano en la mejilla ahora rosada de la menor.

—Me encanta verte enojada por mis bromas—la distancia entre ambos era tan corta que la nariz del mayor estaba casi tocando su pequeña nariz, ella sentía el aliento del chico él cuál olía a ese jugo de fresa—. Me encantas.

El corazón de la pequeña chica latía velozmente casi sintiendo que esté se saldría de su pecho, sin embargo ahora su postura no era imponente, era relajada. Estaba a disposición del chico, en ningún momento se movió cuando sentía cada vez más cerca los labios de Eddie.

Eddie no parecía poder juntar sus labios con ella, claro que la menor lo notó tomando su rostro y presionar sus labios rojos por su labial costoso contra los maltratados labios del chico. El salón quedó totalmente impresionado por el adorable beso, e incluso los amigos del mayor.

Movían sus labios a la par, él posó sus manos alrededor de su cintura apegandola aún más a él, para él no era suficiente la distancia. Cuando finalmente T/n se separó de Eddie, depositó un pequeño beso en su mejilla para después acercarse a su oído.

—Igualmente tendrás que lavar mi falda, niño bonito—sonrió y soltó el rostro del chico.

Lo miró y retiró su chaqueta de cuero dejándolo únicamente con su característica playera de Hellfire, se colocó la chaqueta ya que está cubría su falda manchada, se volteó para volver a su asiento. Eddie no tardó absolutamente nada en seguirla y sentarse a su lado, esa chica lo volvía loco.

𝙗𝙤𝙪𝙣𝙙 2 | eddie munson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora