|13: guitar|

291 20 6
                                    

A sus 16 años ella tenía ese sueño desde que vió a Brian May tocar “Killer Queen” en un programa de televisión, siempre que limpiaba su habitación jugaba con la aspiradora creyendo que era una guitarra.

Ahorraba cada centavo que se encontraba en el suelo, todo lo que su abuela le daba a escondidas de su madre e incluso cada fin de semana salía a cortar el césped de sus vecinos en la mañana a cambio de unos cuántos billetes verdes.

Finalmente, a sus 18 años consiguió la guitarra de sus sueños, una auténtica Fender de color blanco, era preciosa para ella. Tenía su guitarra pero no sabía como tocarla, tenía una idea gracias a los vídeos que veía del grupo musical, pero no sabía sus técnicas.

La chica se dirigió a la sala de música de su bachillerato encontrándose con el anciano profesor Wilson comiendo una deliciosa dona glaseada, quien llevaba dando clases en aquella escuela desde sus 40 años, la sala estaba llena de melodías descoordinadas debido a los diferentes instrumentos que los chicos tocaban.

—Buenos días, soy T/n Johnson—saludó la amable chica—. Quisiera estar en su clase, quiero aprender a tocar guitarra eléctrica.

—Mucho gusto, T/n. Soy Albert Wilson, ¿trae usted instrumento?—preguntó el adorable anciano tomando una pequeña servilleta limpiando sus comisuras.

—Por supuesto que sí—sonrió abrazando su estuche donde reposaba su más grande tesoro.

—Excelente, te asignare un tutor—sonrió—. ¡Edward Munson!

Un chico de rizos desordenados que tocaba en la esquina volteó dejando su guitarra y caminando torpemente hacía el escrito del profesor. Él observó de arriba a abajo, viendo lo atractiva que era.

—Dígame—atendió el castaño enderezando su espalda y pasando sus manos intentando acomodar su cabello.

—Ayúdame con está señorita, es principiante de guitarra eléctrica—el anciano los presentó—. Ella es T/n, eres de los mejores manejando instrumentos, enséñale bien.

La chica permanecía estática mientras el profesor le hacía las órdenes al chico de rizos, lo había visto en un par de ocasiones en el comedor pero jamás se había detenido a preguntarle sobre él.

—Por supuesto—sonrió mostrando sus colmillos para después voltear con la chica—. Sígueme.

Tomó su muñeca y la guío hasta la esquina donde en un principio, el chico le cedió la silla donde estaba sentado y se sentó en el suelo.

—¿Has tocado guitarra alguna vez?—preguntó el chico de rizos colocando sus palmas sobre sus muslos.

—Mmm, no, en absoluto—sonrió apenada, tenía miedo de ka convivencia con él—. Apenas reuní el dinero y pude comprarla, no sé absolutamente nada.

Abrió su estuche mostrando una hermosa guitarra color blanca, misma que cautivó al chico.

—¡Dios, que genial está!—sonrió asombrado—. Una Fender de 1967, ¡mierda, que buen gusto tienes!

La reacción del chico le pareció bastante adorable aliviando la convivencia con él; sonrió.

—Si, es bastante linda—sonrió alzando sus hombros.

—Bueno, comencemos—sonrió el chico de rizos.

Eddie le enseñó esa tarde a T/n como colocar los dedos en las cuerdas, entre ensayos y ensayos T/n y Eddie lograron tener una conexión única, se llevaban realmente bien, tanto que parecían pareja. Ambos caminaban por el pasillo dirigiéndose a la sala de música para el próximo ensayo dándose cuenta que el salón estaba cerrado.

—Ouh, está cerrado—T/n tenía la mano en la perilla—. Supongo que hoy no hay ensayo, me iré entonces.

La chica se dió la vuelta cuando el chico instintivamente tomó su muñeca evitando que se marchará.

—¿Que pasa?—preguntó ella extrañada.

—Podemos ir a dar una vuelta—sonrió.

Ella sonrió ante su propuesta.

—De acuerdo—retrocedió hacía su dirección.

Comenzaron a caminar por los pasillos de la escuela, estaban totalmente vacíos. Llegaron hasta el campo de fútbol americano, ella se tiró en el césped humedo del campo y él sólo se sentó.

—Esta recién cortado, huele bien—recalcó ella sonriendo sintiendo un poco de comezón debido al césped.

Eddie la observaba pensando que era la chica más hermosa que haya visto, sacó su adorada guitarra, posicionándose para tocar una buena canción, Killer Queen; no sonaba espectacular pero podía distinguirse la melodía favorita de la chica.

—¡Adoro esa canción!—expresó ella.

Se sentó viendo a Eddie tocar la canción, de verdad era encantador. Sonrió pensando lo adorable que era el chico, aquél que veía en cada receso pensando que era un bicho raro ahora estaba tocando su canción preferida.

Sentía una gran mezcla de emociones, sentía que su corazón explotaría en cualquier momento y un gran impulso de besarlo. Sin pensarlo, posó sus palmas en sus mejillas y lanzandose a él uniendo sus labios. El mayor dejó de tocar la melodía para posar sus manos en la cintura de la chica, disfrutando el beso.

—Me gustas, Eddie—sonrió en medio de aquél apasionado beso.

—Tu, tu igual me gustas—mostró sus colmillos una vez más en una sonrisa.

Desde aquel día siempre estaban juntos practicando cada noche. La chica movía sus dedos tocando una diferente cuerda por cada nota musical, permanecía sentada en sus piernas, mientras que él besaba su hombro mientras la chica tocaba el instrumento.

—¡Mierda, me equivoqué de nuevo!—se quejó la menor, estaba frustrada debido a los tantos fallos que tenía en la misma nota.

—Esta bien, sigues siendo una espectacular guitarrista—esta vez besó su mejilla, aliviando la tensión de la chica.

—Aprendí del mejor—ella sonrió rendida dejando de lado la guitarra—. Pero, ya no quiero practicar, quiero dormir.

—Como digas, princesa—cargó a la chica en sus brazos besando sus labios—. Te amo, preciosa.

Sonrió bastante feliz, amando la sonrisa del chico que ella provocaba en él—Y yo a tí, guapo.

𝙗𝙤𝙪𝙣𝙙 2 | eddie munson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora