"La pequeña T/n veía el juego de básquetbol de su hermano mayor, Steve. Gritaba su nombre dándole ánimos para que pudiera ganar su juego, alzaba sus pequeños brazos con una gran sonrisa.
-¡Tu puedes, Steve!-exclamó sonriendo.
Tras las ventanillas de las puertas del gimnasio fueron visibles unas pequeñas manos, demasiado diminutas que apenas podía ser vistas desde los cristales; T/n miró hacía esa dirección, la pequeña persona comenzó a dar algunos saltos dejando ver por unos segundos a quién esperaba detrás de la puerta, Eddie Munson.
El pequeño niño con la cabeza rapada estaba ahí con una gran sonrisa saludando a la niña desde el vidrio, ella sonrió y disimuladamente salió del gimnasio esperando que su hermano no notará su ausencia. Empujó suavemente las puertas donde yacía el pequeño Munson.
-¡Eddie! ¿Que haces aquí?-preguntó la infante de dos trenzas las cuales estaban atadas con un pequeño lazo rosado.
-¡Mira!-Eddie tomó la mano de la adorable niña.
Corrieron por los pasillos totalmente vacíos de la escuela, estaba atardeciendo y podía notarse por la luz anaranjada que entraba por las ventanas de las puertas.
El piso rechinaba por los zapatos arrastrarse por el suelo brillante, la pareja de niños llegó hasta la sala de práctica de música de los chicos de bachillerato.
-¡Entremos, no hay nadie!-sonrió abriendo la puerta.
-Eddie, no creo que deberíamos estar aquí-retrocedió un poco.
-El maestro de música se fue hace dos horas, no pasará nada-el pequeño entró al aula.
La chica pensó unos segundos para después colocar sus manos en la puerta empujándola para entrar viendo a Eddie tomar una guitarra eléctrica.
-¡Es fabulosa!-entre sus pequeñas manos yacía el instrumento reluciente.
Se colocó la guitarra, T/n se sentó en una silla observando al niño de chaqueta de cuero que le había robado a su primo mayor. El niño comenzó a tocar el instrumento, su melodía era bastante desodenada, desafinada e incluso algo molesta, pero su acompañante lo veía como sí fuera el mismísimo Brian May, el amor platónico de la pequeña.
-¡Es increíble!-soltó las cuerdas filosas de la guitarra.
-Sonó muy lindo-ella sonrió, por supuesto que no sonó lindo pero le encantaba su emoción al ver a su mejor amigo tocar un instrumento desconocido para él.
A él le fascinaba la música, seguido llevaba revistas de guitarristas famosos que compraba en una tienda de víveres cada que iba con su tío de compras; ella no comprendía absolutamente nada, solo le gustaba Queen por su atractivo guitarrista y porque su hermano tenía esa música a todo volumen en su habitación.
-Esto es asombroso, le pediré a mí tío que me compre una-dejó la guitarra en su soporte.
Ella lo miraba totalmente feliz hasta que escuchó los gritos de su hermano llamando por ella.
-¡Me tengo que ir, Steve me estaba llamando!-se apresuro a despedirse, ellos dos no se llevaban bien.
-De acuerdo, nos vemos mañana-él sonrió.
La niña besó la mejilla de su mejor amigo provocando que las mejillas de su amigo se calentarán y corrió de la sala de música encontrándose con su hermano.
-¿Donde estabas? ¡Ganamos!-exclamó el pequeño chico de cabello alborotado y sudado.
-Estaba en el baño-sonrió."
11 años después, T/n veía desde la mesa el escenario tomando una deliciosa limonada con una gran sonrisa, su mejor amigo se presentaba con su banda amateur "ataúd oxidado", amaba ese nombre.
-¡Somos ataúd oxidado! ¡Buenas noches!-Eddie salió del escenario junto a su banda.
Los próximos minutos ella estaba esperando a que el chico llegará a su mesa, no tardó más de 5 minutos cuando ya estaba caminando a su dirección.
Miraba como caminaba hacía ella, pensando en que ya no era el niño que tocó por primera vez una guitarra, ahora era realmente experto con el instrumento. Su sonrisa era imposible de borrar.
-¿Que tal?-preguntó el castaño sentandose en la silla frente a ella.
-Estuviste asombroso-observaba al chico el cuál estaba sudado.
Eddie de inmediato sonrió tan coqueto como siempre lo hacía, era la primera vez que ella asistía a su presentación en un bar. La niña de trenzas ahora era una chica bastante hermosa, tenía la mejor genética de los Harrington.
-Gracias, bonita-sonrió para después pedir una bebida.
-Ya no eres ese niño que apenas había tocado una guitarra-dijo sorbiendo la bebida en un popote.
-¿Aún lo recuerdas? Lo borré de mi mente-sacudió su cabeza al desbloquear aquél recuerdo.
La bebida de Eddie llegó, una cerveza en lata que tenía algunas gotas en el aluminio. Destapó está y bebió el contenido con especial rapidez.
-Si, y ahora tocas súper genial-admitió la castaña de cabello voluptuoso-. Me encantó tu presentación.
Miró los adorables ojos de la menor, teniendo un destello en sus ojos marrones provocado por ver al chico que más amaba en su vida, después de su hermano, claramente; él no sabía el efecto que tenía en ella, simplemente podía admirarla, bebió otro gran sorbo de cerveza para tomar valentía.
-Y a mí me encantas tú-soltó apenas tragó el líquido espumoso.
Una risa nerviosa salió de su sonrisa ya formada, procesando lo que él acababa de decir.
-¿Que?-preguntó confundida, ni ella sabía como interpretar eso.
-Que me encantas, T/n-repitió ahora tomando seguridad pensando en que posiblemente estaría arruinando su amistad de toda la vida con la menor de los Harrington's-. Me gustas mucho.
-Y tu a mí, Eddie-ella sonrió relajando su cuerpo, la tensión que había entre ellos por fin había sido liberada-. Me gustas desde que estamos en primaria.
-¡También me gustas desde primaria!-la alegría reflejada en el chico era impresionante, fueron varios años perdidos pero ahora podían estar juntos.
El chico recargó sus codos en la mesa de madera colocando sus palmas en los costados del rostro de la chica, sintiendo sus mejillas calentarse de inmediato.
La jaló a él, estando tan cerca que con un impulso ella se lanzó a sus labios, uniéndose en un adorable beso.El lugar era bastante deficiente, pero mientras estaba la mujer más linda que él haya visto, todo mejoraba. Al separarse del beso ella no pudo evitar darle un segundo beso, pero esta vez en la porosa piel de su mejilla.
-¿Te quedas a dormir en mi casa?-sonrió coqueto.
-No, Steve me mataría-negó con su cabeza con una gran sonrisa.
-¿Puedo ir a tu casa?-preguntó nuevamente-. Entro por la ventana.
-Está bien, guapo-apretó sus mejillas.
Su amistad definitivamente se arruinó, ahora eran amantes, y unos muy enamorados.
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𝙗𝙤𝙪𝙣𝙙 2 | eddie munson
Fanficone shots - eddie Munson "-dos chicos destinados a estar juntos"