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Era la primera vez que veía a alguien tener un semblante tan digno. Escuchó que un Alfa siempre era bendecido, no solo con inteligencia y habilidad física, sino también con buena apariencia... Pero vaya, eso era demasiado. De esta manera, hasta podía decir que de verdad era un aristócrata. Eso estaba bien. Ellos ya tenían mucho dinero así que parecían dispuestos a trabajar sin un gran salario. Además, era demasiado conveniente para la imagen de la tienda que se viera como una persona refinada y elegante.

"Oye, ¿Sabes de historia, filosofía, astronomía y etiqueta?"

Él asintió.

"Claro que sí."

"Entonces, ¿Puedes enseñarle a mi bebé? Yo solo sé enfermería, latín y teología, pero creo que eso no sirve de mucho."

"¿Enseñarle al bebé...? Todavía no cumple un año."

"Ya veo, es imposible que Michalis lo recuerde ¿Verdad?"

"Jajaja, eres un padre bastante diligente. Está bien, déjame enseñarte en su lugar".

"¿A mí?"

"Poco a poco. Luego, cuando crezca, tú le enseñarás al bebé."

Al ver la cara extremadamente preocupada de Nico, Revan se rió otra vez.

"¿Eres malo estudiando?"

"Bueno, sí. No soy tan bueno en eso. Hasta el latín me costó trabajo".

"Está bien, me pasa lo mismo. Solo sé lo que necesito saber para vivir como un alfa respetable así que, en realidad creo que me tienes muchísima fe. Más de lo que necesito. No te preocupes ¿Bueno? Tienes cara de ser muy inteligente."

"Solo... Solo si es con libros ilustrados."

"Entonces podemos inventar nuestro propio libro ilustrado sobre historia ¿Qué tal?"

Nico sonrió involuntariamente. Al verlo así, Revan hizo lo mismo.

"Se siente como si fuera un desastre."

"No, dije la verdad. Eres un buen padre".

Después de mirar largamente a Nico, Revan extendió la mano y le acarició suavemente el cabello.

"Michalis está feliz de tenerte, se nota."

Escuchar la palabra "padre", le hizo sentir un fuerte sentimiento de culpa en el corazón y, al mismo tiempo, una sensación de alivio al pensar que otras personas lo veían de esa manera. No era su padre, pero para otros, eran "papá e hijo". Su corazón comenzó a sentirse caliente y las lágrimas brotaron de sus ojos tan rápidamente que hasta él mismo pareció asombrado.

"¿Qué sucedió?"

Revan frunció el ceño. Con una sonrisa, Nico se secó las lágrimas con el dorso de la mano.

"Ah, no, no es nada".

"¿En serio?"

"Lo prometo. Ah... Revan-san, ¿Quieres cenar?

"¿... Quieres que coma?"

Nico asintió.

"Viniste aquí de la nada, seguro estás hambriento."

"No, para nada. Es para ti y el bebé. Cena tranquilo ¿De acuerdo? Quiero decir, he pasado cosas más difíciles en la guerra que una noche sin comer".

Nico lo miró fijamente, sintiendo que sus palabras eran demasiado sorprendentes. No podía creer que le importara que comiera o no. Nunca conoció a alguien con un estatus tan marcado como él, pero había tenido compañeros Alfa antes, y cuando estaba en su país de origen, los cuidaba en el hospital y ayudaba con sus confesiones. Ninguno de ellos se preocupaba y en realidad, hasta aprovechaban la más pequeña oportunidad para quitarle cosas a él y tenerlo ellos.
Los alfas eran personas que tenían prioridad sobre las cosas como si fuera una cuestión normal, así que simplemente asumió que ese era el caso siempre. Pero esta persona era diferente. Buena.

No podía ni creer que existiera.

"¿Hmm? ¿Qué pasó?"

"Ah, no, pensé que la gente Alfa aceptaría un trato preferencial de forma más natural."

"Entiendo..."

"Eres diferente."

"Realmente no lo sé, pero eres mi jefe ¿No? Creo que no puedo permitirme recibir un trato preferencial ahora".

"Oh, bueno, eso es cierto".

"Más bien, estoy agradecido por tu preocupación. No puedo creer que hayas preparado comida, estés a cargo del niño y de todos modos pienses en mi".

"Por supuesto. Mientras vivamos en la misma casa, todos debemos tener la panza llena, ¿No lo crees?"

Cuando Nico sonrió, Revan hizo lo mismo como si lo hubiera contagiado.

"Me alegro de que me hayas contratado aquí. Tanto el padre como su niño son un par de ángeles."

"..."

Era vergonzoso que lo compararan con un ángel, pero Nico sintió una alegría desbordante de su corazón al pensar en ellos como "padre e hijo". Verdaderos padre e hijo.
Su corazón se volvía cálido y, no sabía cómo explicarlo pero sentía una terrible sensación de seguridad de que, lo que estaba haciendo era lo correcto.

"De todos modos, prueba esto ¿Sí? Ya que vas a trabajar aquí, tienes que saber el motivo por el que tenemos fama de hacer cosas muy deliciosas".

Puso jamón y queso, tomate y lechuga que envolvió en una crepa esponjosa recién horneada. Después de colocar la salsa de yogur casero en el plato, Nico vertió pepino y eneldo encima y le pasó los palillos.

"Wow, ha pasado mucho tiempo desde que probé este tipo de comida. ¡Eres un genio por hacerla en un instante!"

"Jajaja ¿Qué has estado comiendo últimamente?"

"El pan mohoso era lo principal en la prisión. Oh, y fruta podrida ocasional".

Sí, en realidad escuchó una historia así cuando estaba cuidando a un soldado herido en el hospital del monasterio. Muchas personas perdieron la vida por inanición y tortura, no por heridas de guerra.

"Esto es el cielo, ¡No puedo creer que pueda comer una comida tan deliciosa justo ahora!"

"Yo... Me alegro tanto."

Se veía muy feliz. Era la primera vez que notaba a alguien comerlo con tantas ganas y por eso mismo sintió una simpatía que nunca hubiera esperado tener por un aristócrata.

"Pero, por favor, toma esto también. Come mucho y recupera tu salud".

En la cocina, Nico colocó la masa en un molde, lo endulzó, lo tostó, lo cortó, lo rocío con miel y nueces y lo puso en pequeños platitos. Había preparado muchos de estos pensando que mañana se lo iba a servir a sus clientes así que, lógicamente se esforzó. Era crujiente por fuera, masticable por dentro y endulzado en su punto. Era muy delicioso. No solo eso, sino que cuando estaba en el hospital del monasterio y se los sirvió a un paciente, le dijo que era un plato divino. Casi celestial.

La comida que preparaba siempre iba muy bien con su té de rosas. La dulzura y la acidez se derretían perfectamente en la boca, por lo que podía decir, con mucha honestidad, que era un producto del que estaba muy orgulloso. Y se notaba en su popularidad.

"Entonces eso es lo que significa encontrarse con un ángel en el infierno."

Le conmovieron sus palabras sobre querer dar su vida por la paz del país, pero también sintió el consuelo de estar siendo bañado por el sol primaveral de su amabilidad expresada en oraciones. Estuvo muy solo por mucho tiempo, había olvidado cuánto extrañaba escuchar cosas así.

Quiero cuidar este hermoso amor. (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora