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Callie y Arizona se encontraban inmóviles en aquella cama, Arizona volviendo a confiar en alguien y Callie con la felicidad de tener un hijo en camino.

-¿Arizona?

Callie hablo y la rubia levantó la cabeza de los pechos de la morena para mirarla.

- Sí, Calliope.

-Voy a viajar al final de la semana a la sucursal de mi empresa en Francia, se supone que voy a estar cuatro días. - Se rascó la cabeza. -¿Quieres venir conmigo?

- Tengo que dirigir mi propia empresa. - dijo la rubia sentándose.

- Lo sé, pero pensé que Alex podría encargarse de todo durante unos días, es el comienzo del embarazo, no quería dejarte sola.

La rubia sonrió.

- Gracias por eso, Callie. Pero el bebé estará bien.

- Lo sé, es que...- la morena fue interrumpida por un beso de la rubia.

Callie llevó su mano al pelo de Arizona y la sujetó con fuerza haciendo que la intensidad del beso aumentara, provocando que la mujer se subiera encima de él, pronto sus manos bajaron al culo de la rubia y apretaron con firmeza, Hasta que la respiración entrecortada se hizo presente y Callie invirtió las posiciones poniéndose encima y besando toda la longitud del cuello de la más joven, Arizona desabrochó los dos primeros botones de la blusa de la morena y rasgó el resto, haciendo que la latina sonriera y se quitara la sudadera de la rubia, revelando el hermoso y completo par de duros pechos, Que Torres no tardó en meterse en la boca, chupando tan internamente una mientras apretaba la otra, dentro del pantalón de la morena, Ya estaba demasiado apretada para que su dura polla se aliviara y en cuanto Arizona abrió las piernas pudo sentir el duro miembro de su mujer incluso dentro de su ropa, Eso le bastó para que Callie dejara de chuparle el pecho y se quitara los pantalones, al mismo tiempo que la rubia se quitaba los calzoncillos, ahora ambas estaban desnudas, La latina y la mujer latina se entregaron ese momento que ni siquiera sabían cómo había empezado. Ahora, mientras la latina chupaba los duros pechos de Arizona, utilizaba su mano para masturbarla. Callie apartó los pechos de la mujer y la miró a los ojos, el encuentro de sus miradas fue el colmo, Callie apartó la mano de la rubia de su miembro y la sujetó firmemente con la otra y metió su cara entre sus piernas chupándola con avidez.

- Oh, Calliope..

Arizona gimió mientras se retorcía en la cama.

La lengua de la morena trabajaba hábilmente en el coño de la rubia, con movimientos a veces lentos, a veces rápido y a veces la penetraba con la lengua y era muy placentero sentir cómo la mujer se retorcía ante ella, en un gemido chillón, Arizona se corrió en la boca de su esposa. Torres se tragó hasta la última gota  de su mujer y con sus gruesos dedos le masajeó lentamente el coño y la penetró ligeramente, muy lentamente con su dedo, la rubia estaba en el cielo con la mujer que era su infierno. Calliope sabía lo que hacía, sabía cómo volver loca a una mujer, vamos, es Callie Torres, se limitó a mirar a la rubia que sudaba y tenía ganas de más y sonrió. Se tumbó en la cama con su gran y dura polla, y tiró de la mujer.

- ¡Cabalgue, señora Torres

Arizona sintió que le hervía la sangre cuando la llamaron así y no lo entendió, pero se sentó sobre la maravillosa polla de la mujer que tanto odiaba, cuando se acostumbró al tamaño de la misma dentro de ella, se movió ligeramente hacia arriba y hacia abajo, se aceleró pero no tanto. Torres llevó una mano a la cintura de su mujer y la otra al cuello.

- ¡rápido!

Y así, Torres tuvo la visión del paraíso sobre ella, Arizona gimió, su pelo sudoroso pegado a su frente, sus pechos rebotando y ella cabalgando sobre su miembro, la morena no podía soportar ese conjunto perfecto, gimió fuerte y grueso cuando se corrió y vio a Robbins o ex Robbins gemir y jadear cuando se corrió junto a su mujer y cayó tumbado junto a la morena.

- Esto no puede volver a suceder. - dijo la rubia jadeando.

- Sí, no puede. - Torres estuvo de acuerdo.

*****

Había llegado el viernes y desde el día del sexo las dos mujeres no se habían dirigido la palabra con propiedad, excepto esa mañana, cuando Arizona estaba prácticamente abrazada al retrete mientras vomitaba y Callie le sujetaba el pelo.

- Esto es muy injusto, no tengo ni un mes de embarazo, ¿por qué lo estoy pasando tan mal?

La morena sonrió al escuchar la queja de la rubia.

- Tal vez no sea el embarazo, tal vez comiste algo que te hizo mal. - dijo Callie y se encogió de hombros.

- Es mi cuerpo, Torres, sé lo que estoy pasando.

La morena puso los ojos en blanco.

- Bien, lo sabes todo. - dijo en tono sarcástico. - ¿Crees que vas a vomitar más?

La rubia lo negó.

- Creo que es suficiente.

- Así que vamos, lávate los dientes y baja y te prepararé algo de comer. No puedes ir a trabajar con el estómago vacío.

Dijo Callie saliendo del baño y la rubia sonrió cuando la morena le dio la espalda, realmente le importaba.

Callie estaba terminando de poner la mesa cuando Arizona entró todavía en pijama para tomar café.

- ¿Dónde está mi café? - preguntó la rubia.

- Pensé que un zumo sería mejor hoy. - dijo la morena con firmeza.

- Oh, bueno, pensaste mal. - dijo Arizona mientras se dirigía a la cafetera.

- ¿Cuánto te cuesta beber un zumo en lugar de un café hoy?

- No lo sé.-fingió pensar la rubia. - Llama a Penélope y pregúntale por mi estado de ánimo sin café.

- Sí, si ya eres una bruja con café, imagínate sin... toma tu preciado café.

- Calíope, vete a la mierda.

La morena se rió y se sentó para servirse, luego la rubia hizo lo mismo.

- Me voy hoy, ¿te quedas en casa el fin de semana? - preguntó Callie.

La rubia negó mientras se limpiaba la boca gelatinosa.

- Hoy voy a casa de mi madre, y el domingo me voy dónde april, sólo me quedaré en casa el lunes y el martes. ¿El martes llegarás tarde?

La morena tragó su jugo mientras negaba con la cabeza.

- Volveré por la mañana. Haz que Amelia se quede contigo el lunes para que no estés solo un día.

- voy a hablar con ella. - dijo la rubia y bebió un poco de café. - ¿Puedo concertar una cita para el martes por la tarde o cree que estará demasiado cansado?

La morena sonrió.

- Por supuesto que sí. ¡Ya estoy muy emocionada!

Arizona soltó una risita y se levantó.

- Está bien. Ahora tengo que ir a prepararme, tengo que asustar a algunos empleados.

- Continúa. - Dijo Torres y se rió negando con la cabeza.

La rubia se dirigió al tabique que separa la cocina del salón y comenzó a reírse atrayendo la atención de la morena.

- Ya sabía que estabas loco, pero nunca te había visto reír solo. - dijo la morena.

- ¿No te has dado cuenta?

La morena estaba confundida.

- ¿Notar qué?

- Tuvimos una conversación como si fuéramos una pareja real.

La morena parecía pensar, hasta que se echó a reír.

- Es cierto. - rió junto con la rubia que salió de la cocina corriendo y sonriendo.

Arizona estaba feliz, el embarazo le estaba ayudando mucho y Callie también, era su sueño, ser madre. Aunque para ella, era con la mujer que odiaba, estaban lidiando con ello.

Sólo querían que todo saliera bien en este embarazo, bueno, eso es lo que quieren todos los que conocen a la "pareja".

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