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¿Alguna vez han estado en la playa? La sensación de libertad y paz que da estar allí, sentir la fuerte brisa y escuchar el sonido del mar. Y esa fue la opción de Arizona para quitarse esos recuerdos, esa sensación de encima, estaba sentada en la arena, llorando sin parar, para muchos era algo tonto, pero para ella era una tortura, vivir con ello, Callie le había prometido estar con ella en todo momento, pero a la primera oportunidad no estaba y su padre estaba vivo, cómo podía confiar en ella, la rubia no podía. Ni siquiera sabe cuánto tiempo permaneció allí sin comer, llorando y reviviendo todo su dolor pasado y presente.

Era de noche y lo único que Callie necesitaba hacer en la enorme mansión era destrozar todo y aún no lo había hecho, ya que de todas formas no era su casa, estaba hecha un mar de nervios, era una CEO de profesión, nunca había esperado nada en su vida y toda esa espera de noticias casi la estaba matando. Cuando el móvil de la morena sonó, ella simplemente se desesperó y contestó sin mirar siquiera quién la llamaba en ese momento en medio de todo el caos de ese día.

Llamada:

- ¡Hola! - contestó desesperada la morena.

- ¿Torres?

- Sí, ¿quién es?

- Lena Luthor.

- ¡Luthor! Me temo que no puedo atenderte bien ahora.

- No tengo intención de tardar mucho. En realidad, mi esposa me pidió que te llamara.

- ¿Tu esposa?

- Sí, digamos que es una gran fan de Arizona Robbins y te olvidaste de mencionar que ahora es la Sra. Torres.

- Oh, sí, por supuesto, lo siento.

- No hay nada por lo que disculparse, solo hemos hablado de negocios. Sin embargo, estaré en Seattle a principios de mes con Kara y nos encantaría que cenarás con nosotras.

- Si Arizona no me mata para entonces, claro.

Luthor se echó a reír.

- ¿Y tendría alguna razón?

- Quizá me perdí la primera consulta del bebé.

- ¡Oh! No sabía lo del embarazo. Felicidades, Torres.

- Gracias. - Torres oyó el sonido de las llaves en la puerta. - Tengo que colgar.

- Hasta luego, Torres. Le mando un beso a Arizona.

llamada finalizada.

Colgó el teléfono y se cruzó de brazos, esperando a que la mujer entrara por la puerta. Estaba dispuesta a pelearse con ella por su desaparición, pero toda la postura de la presidenta se quebró extrañamente cuando vio a Arizona entrar en casa con la cara hinchada y el pelo revuelto.

Arizona cerró la puerta y encaró a la morena, respirando hondo.

- ¿Por qué has mentido?

Torres se acercó un poco más.

- No mentí, no sabía que estaba vivo.

- ¿Cómo? Yo... no lo entiendo.

- Yo tampoco, Arizona. Pero no te he mentido, iba camino de la consulta cuando Lexie me dijo que había un hombre que quería hablar conmigo, de hecho me lo exigía. - Torres se rio sarcásticamente - era él, y quería dinero, te amenazó de muerte, ese hombre es cualquier cosa menos mi padre, mi padre no era así y esto es meterse conmigo y tú no me dejaste explicarte. - Respiró hondo. - Yo no soy como tú, no lloro, no explotó, lo tengo todo calculado, así que cuando él apareció, todo se vino abajo y estoy perdida, tú no eres mi verdadera mujer, pero de una forma u otra acordamos ser pareja. - Arizona la miró fijamente. - Solo quiero saber, por favor, dónde estabas.

La rubia sabía lo que sentía la morena, conocía ese dolor de primera mano, y no sería tan inhumana como para dejarla allí sola.

- Confío en ti y tenemos que hablar. - Dijo Arizona cogiendo la mano de la morena, que asintió y la condujo al sofá, donde ambas se sentaron frente a frente. - No quiero que le des dinero a tu padre, no por mi culpa, puedo reforzar mi seguridad y puedo con ello. - Torres asintió, pero ya sabía lo que tenía que hacer. - Y yo estaba en la playa. - Cuando era pequeña, mi padre nos llevaba a Timothy y a mí a la playa y nos sentábamos en la arena y le contábamos todo lo que nos entristecía, era divertido, en ese momento eran tonterías, pero con el tiempo se volvió más serio, me quedé en casa una semana y luego me fui a la playa, y lloré todo junto, la muerte de mi padre, la enfermedad de mi madre, las mentiras de Lauren y la pérdida de mi hija, y cuando salí de allí, me fui a la empresa y bueno, te conocí ese día, incluso tuvimos una pelea..

Flashback

- La señora Robbins ha llegado. - anunció Penélope, poniéndose delante de la rubia.

Todos se pusieron de pie y la rubia pasó sin mirar a nadie y se sentó en su silla para dirigir la reunión.

- No tengo mucho tiempo, resúmelo todo. - dijo la rubia, mirando solo los papeles que contenían las propuestas de la empresa.

- ¿Cómo que no tienes tiempo? Tú organizaste la reunión para hoy. - dijo Torres, con clara ironía.

La rubia levantó la cabeza y se encaró con la mujer.

- Callie Torres, la todopoderosa Torres, reina de las noches y de las mujeres, te conozco. - se rio. - Quizá no te hayas dado cuenta, pero esta es mi empresa y tengo mil cosas que hacer.

Torres se rio y miró a Mark desde el otro lado.

- Así que lo sabes todo. Lee esta propuesta de asociación. Es beneficiosa para ambas empresas, y las dos crecerán.

- Mi ayudante me lo ha resumido. Mi empresa obtiene un 45% de beneficios y la tuya un 55%, así que es totalmente beneficioso para ti.

- Bueno, yo invertiré más, es justo.

- Puedo invertir más que tú sí quiero. Penélope. - llamó la rubia y se levantó. - archiva estos documentos, esta sociedad queda suspendida hasta que la todopoderosa señora Torres aprenda a hacer negocios.

Salió de la habitación y la morena fue tras ella y la agarró del brazo.

- No puedes hablarme así.

- Creo que ya lo he hecho. - Se rio.

La morena empujó a la rubia contra la pared.

- Te crees demasiado, Robbins.

- No creo que lo sea, lo soy.

Flashback off

- Siempre has sido muy difícil. - dijo Torres y se rio.

- Tenía mis razones. - se encogió de hombros.

- Entonces... ¿La playa es tu lugar de paz?

Arizona sonrió.

- Exacto, allí me siento bien, allí me siento cerca de mi padre y recuerdo cada uno de sus consejos, allí lloro y me desahogo, allí soy la Arizona que nadie conoce. - sonrió.

Torres se quedó mirándola unos segundos.

- Creo que me gustaría conocer a esa Arizona.

La rubia le devolvió la mirada.

- Quién sabe, si te lo mereces... - sonrió.

La rubia cogió su bolso y sacó un sobre, entregándoselo a la morena.

- ¿Qué es esto? - preguntó confundida.

Arizona sonrió y le dio un beso.

- Es nuestro chiquitín

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