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Callie no podía creer lo que April acababa de decirle allí, estaba estática.

- ¿Callie? ¡TORRES! - la morena miró a la pelirroja que tenía delante. - ¿Está todo bien? ¿Puedo continuar?

La morena se pasó una mano por la cara e intentó recomponerse como pudo.

- Continúa.

- No vendría hasta aquí prácticamente traicionando la confianza de mi mejor amiga para nada, pero tienes derecho a saber de la existencia de este niño en su vientre, ella tiene todo el derecho a abortar si lo desea, pero deberías intentar algo.

La morena giró su silla para mirar hacia la ventana, donde volvió a ver el rascacielos de la empresa Robbins, Respiró hondo y se apresuró a salir de su habitación, dejando a  April llamándola de fondo.

En cuestión de minutos entraba en la planta presidencial de la empresa de Arizona. Y se dirigía a su oficina cuando Penélope se puso delante de ella.

- ¡Fuera de mi camino, necesito hablar con Arizona! - casi gritó.

- No puedo, Sra. Torres, ella pidió que no la molestaran ni siquiera usted. - dijo la mujer.

- ¡Voy a entrar ahí ahora mismo! ¡Fuera de mi camino!

- ¡Penélope! Deja entrar a Callie - dijo Amelia y la pelirroja se limitó a encogerse de hombros, Callie miró fijamente a Amelia y susurró un Gracias - April me llamó, buena suerte.

Torres asintió, respiró profundamente y entró a la oficina.

- Creo que he pedido que no me interrumpa nadie y te he pedido en privado que no vengas más a mi empresa. - dijo la rubia mirando fijamente a su mujer.

- Necesitamos hablar y es lo que haremos. - dijo Callie sentándose. - ¿Cuándo ibas a decírmelo?

-decirte que?

- Que estás embarazada, que esperas un hijo mio.

La rubia tragó en seco y maldijo mentalmente a su amiga.

- No espero un hijo de nadie, fue un error que  ocurrió en nuestra noche de bodas y lo quitare.

- Arizona...- la morena intentó hablar pero fue interrumpida.

- ¡No! ¡Cállate! No sabes por lo que he pasado. - se levantó y se quedó mirando por la ventana. Ya llorando. - No sabes lo que he tenido que afrontar, el dolor que he sentido, no sabes nada.

La morena se levantó y se acercó a ella, dándole la vuelta y sujetándole la cara.

- Ya lo sé todo. - dijo en voz baja.

- ¡No! - la rubia se alejó. - Ya sabes lo que te han dicho, no conoces realmente el dolor de tener el hijo que has estado esperando, y simplemente perderlo. - gritó la rubia. - Amaba a mi hija, hoy iba a ser madre de una hermosa niña, y ni siquiera me importaría criarla sola, sería feliz. No voy a engendrar otro hijo que perder. No voy a alimentar tu ego.

- ¡Arizona! - Callie respiró profundamente. - Estaré aquí contigo.

Intentó acercarse pero la rubia retrocedió.

- Lauren dijo lo mismo pero mintió.

- ¿Lauren? ¿De la compañía Minnick? - le preguntó la morena confundida.

- Sí, ella. Fingió quererme durante mucho tiempo, y yo le creí, qué idiota, ¿verdad? - se rió y se acercó a la ventana. - Hice la inseminación, al principio fue perfecto, pero luego perdí a mi padre y ella pensó que la pondría a dirigir la empresa, pero yo me hice cargo, y vino aquí, a esta oficina, y dijo que iba a quebrar, irónico ¿no? La empresa sólo creció, pero mi vida se arruinó. - rió sin humor. - Creo que en el fondo tenía razón.

Callie tiró de la rubia y la sentó en el sofá trayendo un poco de agua para ella, luego se sentó a su lado.

- Arizona, vamos, tu padre construyó este imperio, falleció, lo siento, pero ganó en vida y fue feliz con tu madre, ¿no? - la rubia asintió. - Tu madre está enferma, está falleciendo, sé que debe ser horrible para ti vivir con esto, pero mira que habéis sonreído juntas, tienes a tu sobrina que te quiere, tienes a tu hermano que te quiere con todo su corazón. Tienes una empresa multinacional que funciona de maravilla, tienes una casa increíble, el coche del año, tienes amigos, tienes una esposa sexy. - la rubia terminó riendo y Callie le acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja. -tu vida no se arruinó. No puedo imaginar el dolor de perder a un hijo, pero si intentas tener a este bebé ,voy a  estar aquí para ti. para los dos.

La rubia pareció pensar, hasta que miró fijamente a los ojos de su mujer.

- No quiero que nadie más ocupe el lugar de mi princesa. Y no confío en ti, Torres. - se levantó. - Nos odiamos, no podemos tener un hijo. Por favor, ahora sal de aquí. - señaló la puerta.

- Arizona, no hagas  esto, puedo...- la morena intentó continuar pero la rubia la interrumpió.

- Puedes irte, por favor. Nos vemos en la noche.

La morena se levantó y se dirigió a la puerta.

- Lo haré, pero no me rendiré.

- Tienes que aprender a respetar, Torres.

*****

El día para la rubia terminó ahí en esa conversación, sintió mucho dolor al tener que recordar ciertas cosas y llevaba días recordando, pero hablar le dolió aún más, le dolió escucharse a sí misma, y escuchar las palabras  bonitas de Callie le dolió, porque siempre soñó con casarse con alguien así que quisiera tener hijos, está casada pero no enamorada, es solo un trato tonto y va a durar seis putos meses.

Entre mil pensamientos con la cabeza apoyada en su escritorio, escuchó un pitido del ordenador que le indicaba que había llegado un correo electrónico.

CEO Calliope Torres: Nunca hablo de mis padres con nadie, no me fío de la gente. Resumiré, mi padre era un asesino y murió tratando de matar, mi madre cuando se entero se empezó a involucró con otros hombres, me entregaron a mis tíos cuando nací por tener un Pene y siempre corrí detrás de todo para hacer mi nombre, busca antepasados de mi empresa, no hay ninguno, todo empezó conmigo. Tengo pesadillas en las que me culpo de la ruptura del matrimonio de mis padres. Tengo una adicción a las mujeres, o mejor dicho, a tener sexo. Eres la única que he tratado de entender, sabes. Mi sueño es ser madre, y por Dios, Arizona, nunca te obligaré a hacer nada que te haga daño, sólo por mis sueños y deseos, pero quiero que sepas, que si decides llevar adelante este embarazo, definitivamente me tendrás a mí.

P.D.: Nadie ocupará nunca el lugar de la pequeña Sofía. ¡Nos vemos en casa!

La rubia derramó unas cuantas lágrimas cuando leyó aquello, sobre todo donde mencionaba el nombre de su hija, apagó el ordenador sin contestar, cogió su bolso y salió de la oficina .

- ¿Ya se va, Sra. Robbins? - Penélope se atrevió a preguntar.

La rubia se secó una lágrima y asintió.

- Me voy a una clínica, dile a mi esposa que estaré fuera dos días.

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