juegos de poder

12

Arizona llegó a su empresa después de dejar a Callie en la suya. La morena había optado por que la llevaran a la empresa, ya que Mark la Iría a dejar al aeropuerto y la recogería el martes, por lo que no habría necesidad de utilizar su coche. Aquella mañana, la rubia tenía muchas náuseas y dolor de cabeza. Llegó a su planta y no pudo evitar reírse cuando sus empleados fingieron trabajar mientras ella pasaba junto a ellos hacia su despacho.

- Sra. Robbins. - Le entregó el café a la rubia, que aceptó. - ¿está de muy buen humor hoy?

La rubia disminuyó sus pasos hasta que se detuvo.

- Nunca lo estoy, Blake. - Ella arqueó una ceja y miró fijamente a la pelirroja que tenía delante, cruzándose de brazos. - Sin embargo, nunca me preguntas eso, ¿Qué pasa en mi empresa?

Blake se detuvo frente a la puerta del despacho de la rubia, impidiéndole la entrada.

- La empresa está bien, te lo aseguro, pero tu despacho, bueno, tu despacho no, quien está en tu despacho. - La pelirroja empezó a arrastrar las palabras.

La rubia ya se estaba poniendo furiosa, nadie entraría en su despacho sin que ella estuviera allí.

- Apártate de mi camino, Penélope.

La muy temida presidenta casi apartó a su ayudante de un empujón y entró en la habitación para encontrarse a Lauren sentada en su silla, mirándola fijamente, y acabó soltando una carcajada sarcástica.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó la rubia, cerrando la puerta y colocando su bolso sobre el sofá para calmarse.

La otra rubia presente cruzó las piernas y se cruzó de brazos.

- He venido a advertirte de algunas cosas, y a hacerte una oferta y una invitación.

- En primer lugar, quítate de mi silla. - Dijo Arizona y la otra no se opuso. Arizona se sentó y señaló la silla que tenía delante. - Voy a escucharte porque no quiero estresarme más hoy, pero si dices una cosa que no corresponde, solo una, llamaré a seguridad, después de todo, yo no te di permiso para estar aquí. - sonrió.

- Tienes que dejar esto, Arizona, te hice feliz durante demasiado tiempo.

La presidente rio.

- Me has engañado con una falsa felicidad durante demasiado tiempo. Ahora, dime qué es lo que quieres, tengo mucho trabajo. ¿Qué es lo que te trae por aquí? - preguntó encendiendo el ordenador.

- Tu mujer. - dijo la otra, y se rio de lado al ver que su ex prometida tragó saliva, pero seguía mirando el ordenador

No puedo entender cómo Calliope puede ser asunto nuestro. - dijo ella sin mirar a Boswell.

Lauren le extendía una hoja con varios nombres a la mujer que tenía delante, todos con el apellido Torres y "fallecido" al lado. Arizona los leyó todos, el último era "Carlos Torres", sabía quién era, él era el padre de Calíope, lo sabía...

- ¿Por qué me das esta lista? No te entiendo.

- ¿Te has fijado en los apellidos? Son todos los Torres que murieron asesinados, en total casi todos, la familia Torres tiene un pasado oscuro, y tú acabas de cambiarte el apellido para ser una de ellos, no conoces a Callie, no puede haber nada que te vincule a ella. - Lauren cogió las manos de la otra mujer mientras la miraba fijamente. - Divórciate Arizona, o simplemente quédate conmigo y oblígala a divorciarse, no puedes estar vinculada a esa mujer, a esa familia.

Arizona se quedó mirando a Lauren, recordando todas las promesas que le había hecho, todo lo que le había dicho. Se rio sarcásticamente y apartó las manos.

- No confío en ti. - Se levantó y se arregló la ropa-. - Confío en Calliope, y lo que hiciera su familia no me importa, no me casé con su familia, me casé con ella. El legado de asesinos ella no lo cargó, ella construyó su propia empresa y hace su propia historia, pero tal vez pueda construir su legado de asesinatos si sabe que te estás metiendo conmigo y con el pasado de su familia. - sonrió la rubia. - Por cierto, si tanto te molesta que sea una Torres, no sé ni cómo decirte que vamos a tener un bebé.

El rostro de Boswell se palideció y se levantó, deteniéndose a menos de dos centímetros de la otra mujer presente.

- ¿Un bebé? Vas a tener un bebé de Torres.

Arizona sonrió libertinamente.

- Sí, lo voy a tener.

- Pero... pero pensaba que después de lo de Sofía...- Boswell se quedó extrañamente atónita ante la noticia.

Robbins la señaló con el dedo.

- No te atrevas a mencionar a mi hija.

- ¡Era nuestra! - Lauren casi gritó.

Arizona soltó una carcajada y se le llenaron los ojos de lágrimas.

- ¡Era mía! Nunca te importé, ni el embarazo, ni nada, nada más que el dinero y el poder, te importa Lauren, eres despreciable, eres repugnante, ¡te odio!

La rubia se sintió muy mal y corrió a vomitar a la papelera más cercana, sin dejar de llorar.

- Bueno, no sé quién te ha invitado a entrar, pero yo te invito a salir. - Alex habló desde la puerta, mirando fijamente a la mujer mientras Amelia pasaba junto a ella y le agarraba el cabello a su amiga.

- Sal de aquí ahora mismo o llamo a seguridad. - Amelia casi le gritó a la mujer. - Lo digo en serio.

- Me voy, pero voy a volver Arizona, volveré. - estuvo a punto de gritar.

- Si vuelves a meterte con ella, te meterás en un gran problema. - amenazó Karev.

La rubia se rio y salió de la sala. Alex cerró la puerta y fue hacia donde estaban las dos mujeres y Shepherd le ató el cabello a Arizona.

- ¿Estás bien? ¿Por qué has vomitado?

- Tengo que decirte algo, April ya lo sabe. - Ella respiró profundo.

- Estás embarazada. - dijo Amelia.

- ¿Qué tu qué? - Preguntó Alex sorprendida.

- ¿Cómo lo sabes? Pues sí, estoy embarazada, tengo un mes de embarazo todavía, no quiero que lo sepa todo el mundo, solo lo saben tú, April y Calliope. Ni siquiera se lo he dicho a mi madre.

- Estará tan feliz. Me alegro por ti, felicidades Ari. - Alex sonrió.

- Lo supe porque quizá te oí llorar y quejarte de eso en el baño la semana pasada. - Amelia sonrió.

Los amigos charlaron un poco más hasta que se fueron a la primera reunión del día y pasaron un día entero entre reuniones y descansos para que Arizona pudiera vomitar, la rubia ya estaba agotada por ello.

Tras ese agotador día, eran ya las 8 de la tarde cuando llegó a casa y se recostó en el sofá antes de recoger sus cosas para ir a casa de su madre, tomó su teléfono móvil y decidió enviarle un mensaje a su "amada esposa"

Arizona:
¿Qué haces?

desagradable torres:
¿Ya me extrañas?

Arizona:
ni en tus sueños

desagradable torres:
Recién llegué al hotel
¿Cómo te has sentido? ¿Estás ya en casa de tu madre?

Arizona:
me la he estado pasando mal todo el día, recién voy a la casa de mi madre.

desagradable torres:
No conduzcas tan tarde

Arizona:
Lauren vino a mi empresa hoy

desagradable torres:
¿QUÉ? ¿POR QUÉ?

Arizona:
Te llamaré para contarte