SEVENTEEN

2.5K 246 0
                                    

CAPÍTULO DIECISIETE - COMPAÑERO EN  CRIMEN

La rubia se apresuró hacia la demasiado familiar Mansión Ramsey, se alzaba gloriosa separada de cualquier otro edificio. No era un secreto que Lord Ramsey era rico, no tanto como el duque de Hastings, pero tal vez en algún nivel lo era, tenía el placer de vagar por el cuerpo de Calista mientras que Simon Bassett no. Llamó ansiosamente a la puerta y se encontró con Arthur, él mismo con una mirada de sorpresa en su rostro, pero no cuestionó su llegada a plena luz del día. Ella no esperó a que él la invitara a pasar, simplemente se abrió paso entre sus fuertes brazos que estaban en el marco de la puerta.

–Sí, Cal. Por favor entre–. Él puso los ojos en blanco ante su brusquedad a la que se había acostumbrado tan terriblemente.

-Necesito un favor-. Ella preguntó sin rodeos, temerosa de que él dijera que no porque ya no albergaba amor por él. Él escuchó atentamente y la invitó a pasar a su estudio, afortunadamente su padre estaba fuera de la mansión o se habría vuelto a molestar una vez más por cómo seguía dejando que 'un maldito Bridgerton gobernara su vida'.

–Necesito que te deshagas de Lord Berbrooke–. Susurró en voz baja, temerosa de que alguien la escuchara y descubriera su plan. Sus ojos se abrieron, asombrado por las palabras que salieron de la boca de Calista.

–No puedes hablar en serio. Por favor, dime que no hablas en serio, Cal.

–Piénsalo, si se va, Daphne no tendrá que casarse con él. Sabes que tengo razón, Arthur. No finjas que no lo has hecho antes–. Ella puso los ojos en blanco ante su ahora sensible alma.

–¿Es eso una amenaza?

–No, es un entendimiento mutuo de lo que has hecho antes. Te lo estoy pidiendo como una vieja amiga que hagas esto por mí. Quizás te deje hacer eso que siempre quisiste hacerme–. Ella sonrió, sentándose en su regazo como un intento de persuadirlo. Tratando de usar su sexualidad para que él esté de acuerdo, un rasgo tóxico que formó cuando era más joven.

Sabía cómo conseguir lo que quería de Lord Ramsey.

–Tratar de usar el sexo como arma no funcionará conmigo, Calista Bridgerton. Conozco tu corazón demasiado bien para eso–. Él se burló pero no hizo ningún intento por quitarla de su regazo, disfrutando del calor que irradiaba de ella. Hizo un puchero, agitando las pestañas, parecía inocente pero estaba lejos de serlo. La vista casi lo hizo gemir en completa necesidad sexual por ella.

–¿Por qué no le has pedido a tu Duque que te haga el trabajo sucio?– Agregó divertido que ella hubiera acudido a él en lugar del hombre al que estaba cortejando.

–Solo tú me conoces como la palma de tu mano. Además, es demasiado pronto para que él vea ese lado mío todavía, debo seguir siendo la perfecta debutante de la sociedad si quiere casarse conmigo–. Casi se atragantó ante la idea del matrimonio, sje necesitaba mantener el compromiso con el hombre con el que no quería casarse. Sin embargo, no se equivocó al no querer que los pensamientos de Simon sobre su imagen se empañaran. No quería que él se disgustara por su comportamiento.

Él besó suavemente su nariz.

Sostuvo su dedo meñique hacia adelante para que ambos se prometieran el uno al otro, un sutil indicio de su pasado reconectado.

Sostuvo su dedo meñique hacia adelante para que ambos se prometieran el uno al otro, un sutil indicio de su pasado reconectado.

–Haré que parezca una deuda equivocada. No debes contarle esto a nadie, ni siquiera a tu querido Simón, Calista. Solo confío en ti. Agarraré a mis hermanos y lo haré esta noche. Tengo una cita con una mujer esta noche, mi padre la arregló en un intento de olvidarse de ese maldito Bridgerton. Sonrió con amor a su mejor amigo, un alma gemela en otra vida.

–No me digas, ¿cómo es ella? Por favor no me digas que es Cressida–. Ella chilló de emoción ante las posibilidades de que Arthur tuviera una cita, se lo imaginó incómodo al principio, pero si le gustaba la mujer, pronto se entusiasmaría con la idea de una nueva mujer. Estaba complacida de que él estuviera tratando de conocer gente nueva como ella.

–Ella es todo lo contrario a ti; una morena, es bastante alta pero no más alta que yo y odia leer literatura pero ama la poesía. Ella tampoco tiene tanta confianza como tú, pero tal vez tenga más confianza conmigo a medida que pasa el tiempo.

Las palabras tácitas crearon silencio hasta que Calista habló.

-Me alegro. Estoy feliz por ti, Dove.

-Sé que lo estas-. Él besó suavemente sus labios, otro beso tras otro mientras ambos lo profundizaban lentamente. Sin aliento con pasión el uno por el otro.

-Te amo tu lo sabes. Nunca nos olvidaremos. Todavía tomaremos el té de la tarde juntos, ¿verdad? No ignoraras mi amistad porque tienes otra mujer–. Agregó, la tristeza se apoderó de sus sentimientos al pensar que nunca pasaría tiempo con Arthur. Aunque a menudo era sarcástica con él, él era su mejor amigo, aunque se acostaban juntos, estaba dispuesta a terminar con eso si eso significaba que él encontraría la felicidad con otra mujer. Nunca le faltaría el respeto a otra mujer de esa manera, conocía sus límites.

–Nadie me detendrá jamás, me duele que pienses lo contrario. Sabes que siempre tendrás mi corazón, pero debo alejarme de ti ahora. La confianza es la clave. Aunque, Lady Whistledown está teniendo un día de campo escribiendo sobre nosotros.

–Esa vieja bruja, realmente me está entorpeciendo el estilo.

CALISTA - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora