CALISTA - TRADUCCIÓN

TWENTY EIGHT

SILBIDO

CAPÍTULO VEINTIOCHO - MALDITO

Querido lector, debo felicitar a los nuevos duque y duquesa de Hastings. Felicitaciones y energía mientras se embarcan en el momento más emocionante en la vida de una pareja joven. Por supuesto, estoy hablando de la luna de miel. ¿Hay alguna idea romántica? Retirarse juntos de la sociedad, dejando finalmente atrás los ojos vigilantes.

La nueva pareja apenas había dormido en la posada la noche anterior, demasiado enredados el uno con el otro para cuidar el sueño. Se sentía en la cima del mundo, había experimentado cómo era el sexo con Simon y fue un cambio de vida, fue eufórico. La forma en que tocó su cuerpo, provocándola arrastrando lentamente los dedos por sus extremidades antes de detenerse en su núcleo caliente la volvió loca de anticipación. Había soñado con la forma en que él la llevó al olvido, cómo le había pedido que nunca dejara de amarla.

–Bienvenido a Clyvedon, Su excelencia.

Habían llegado a su nuevo hogar, muy temprano y listos para celebrar el comienzo de sus vidas juntos. Recibida por el personal, Calsita estaba asombrada por el respeto mostrado por el duque, parecía que realmente disfrutaban tenerlo en casa. La escalera de piedra estaba llena de personas de servicio, mientras su esposo le sostenía la mano en una muestra de afecto mientras la conducía hasta la puerta principal para ser recibida por la criada principal de la casa.

–Ha pasado tanto tiempo desde que hemos sido bendecidos con tu presencia, pero confío en que encontrarás todo a tu gusto–. Dijo la mujer mayor, su cabello estaba recogido en un moño elegante y fuerte y su uniforme estaba impecablemente limpio.

–No lo dudo, señora Colson. Espero que haya estado bien–. Simon respondió, asintiendo con la cabeza.

–¿Puedo presentarles a la Duquesa de Hastings?– Simon miró hacia su esposa mientras ella sonreía ampliamente, la criada hizo una reverencia.

–Espero conocerla, Sra. Colson–, respondió Calista.

–He planeado todo para que ambos se sientan cómodos. Primero, una comida ligera, servida en la terraza. Luego, un recorrido para mostrarles todas las mejoras que he realizado–. La Sra. Colton divagó cuando entraron en la gran propiedad, lo suficientemente grande para un pueblo entero. Hizo que la casa Bridgerton fuera extremadamente pequeña, hizo que Calista se sintiera incómoda, estaba segura de que eventualmente se perdería.

–Estoy seguro de que será muy divertido, pero me temo que tendrá que esperar. Tengo mis propios planes para mi nueva esposa–. Simón se dirigió, causando que Calista se riera como una joven adolescente mientras la arrastraba juguetonamente por la escalera alfombrada del medio.

–Quiero mostrarte el dormitorio.

–¿Tuyo o mío?– Preguntó, con curiosidad.

–¿Estás bromeando? Sabes muy bien que compartiré una cama contigo hasta que los dos estemos arrugados y viejos–. Le besó los labios antes de levantarla sobre su hombro, lo que la hizo jadear.

–¡Simon! ¡Espera! ¡Ellos nos verán! ¿Qué pensarán?– Ella se rió, poniéndose un poco roja por el comportamiento poco profesional.

Si bien esta autora, junto con el resto de la alta sociedad, sin duda extrañará a su pareja más comentada en Londres, tal vez podamos encontrar consuelo en la promesa de que el duque y las duquesas regresen con una sorpresa. Me pregunto qué Calista está haciendo en este mismo momento. Estoy seguro de que tiene muchos deberes nuevos que atender como duquesa, cosas que deberías estar aprendiendo para tu debut.

–Cojeme, más fuerte–. Jadeó por aire, arañando la almohada que descansaba cerca de su cara, brindándole consuelo mientras se estiraba, gimiendo cuando su cara estaba sofocada en su antebrazo para evitar que gritara de placer. Simon agarró sus caderas con más fuerza, manteniendo su lugar detrás de ella mientras ella jugaba con su núcleo, jadeando mientras tiraba de su cabello, juguetonamente.

Estuvieron cojiendo toda la semana.

Podía sentir cómo se acercaba al éxtasis, mientras él los giraba con facilidad para poder presenciar cómo se deshacía. Levantó sus piernas para golpear más profundamente dentro de sus paredes, el contacto visual la estaba enviando al límite. Su rostro se inclinó sobre ella y ella abrió la boca, prosperando con su deseo que coincidía con el suyo. Un delicado pinchazo de saliva salió de su boca cuando ella lo engulló en la suya. Simon nunca la había excitado tanto, estaba arruinada.

Antes de llegar a su orgasmo, se encontró distanciando el espacio entre su calor, sin querer arriesgar nada. Ella notó lo que estaba haciendo y rápidamente lo tomó en su boca sin dudarlo, el sabor de sí misma permaneció en su lengua, mirando hacia arriba para ver la expresión en el rostro de Simon mientras lo miraba gruñir en el calor del momento y liberar su semilla en su boca antes de tragarla por completo.

Hacian una buena pareja.