THIRTY SEVEN

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE - TOCAME ANTES DE QUE ME ROMPA

Intenté smut de nuevo, oh no

Salir en público había sido un gran error por parte de Calista. Como la pareja ni siquiera estaba hablando de términos, habían hecho una demostración de afecto. No estaba segura de si era para su beneficio o no, pero era necesario. Ansiaba su toque, quería volver a ser una con su alma. Ni dos meses de casados ​​y la pareja no sabía dónde estaban. Era una sensación extraña e incómoda, estar locamente enamorado de alguien pero sentir que eran mundos diferentes.

Había irrumpido en la casa adosada, Simon pisándole los talones mientras luchaba por peinarse, estrechándole las manos traicionándola mientras gruñía de enojo. Ella se giró hacia él, ya despotricando.

–¿Los viste a todos susurrando sobre mí?– Necesitaba saber que tenía razón, que no estaba paranoica. Había pensado que su salida con Simon la haría sentir segura, pero solo la irritaba más.

Él había agarrado su mano con la suya, acariciando su mano con el pulgar. A pesar de que el verano pronto llegaría a su fin, el clima aún era de buen gusto. La luz del sol obliga a Calista a salir de su escondite, con un vestido rosa sencillo con mangas de camisa y se había recogido el cabello con un peinado desordenado porque no estaba dispuesta a hacer ningún esfuerzo. Iban caminando hacia el mercado callejero cuando notó por primera vez que alguien se volvió hacia ella para mirarla, volviendo a su amigo para charlar.

Había tratado de dejar que se le escapara de la mente, era difícil por decir lo menos. Sentir que la sociedad la estaba destrozando.

–No estaban susurrando–. Él mintió, una pequeña mentira piadosa para proteger sus sentimientos. Había visto a muchas personas mirar en su dirección, pero nunca retrocedió, nunca estaría más que orgulloso de ser visto con su esposa. Ella era su alma gemela después de todo. Él sabía de su relación con Arthur, no había necesidad de intensificar su culpa aunque tenía sus preguntas.

Se había encontrado parada en el puesto de flores, mirando arreglos tras arreglos, el mar de colores nublando su visión. Sus brazos estaban entrelazados detrás de su espalda y escuchó a una mujer a su derecha murmurar no tan bajo a su esposo, -Ella es prácticamente una mariquita.

Con la mandíbula apretada mientras trataba de no escuchar los comentarios, parecía que todos pensaban que era una puta. Miró a la pareja que había estado hablando de ella y sonrió ampliamente, creando una personalidad falsa sobre sí misma para mantener los pies en la tierra. Simón se había acercado y le había dado la mano al caballero que estaba al lado de la mujer chismosa.

–Hastings, ¿cómo estás?– saludó el hombre, mirando claramente a Calista con cierta mirada conocida en los ojos; lujuria. Era un sentimiento común que se dirigía a la hija mayor de los Bridgerton, por no señalar con ostentación. Ella solo sabía lo que el hombre estaba pensando, más ahora que nunca, especialmente considerando que la gente sabía que había pecado antes del matrimonio.

-No estoy mal. ¿Conoces a mi encantadora esposa?– respondió, pasando un brazo alrededor de su cintura y apretándola con tranquilidad.

–Parece que todo Londres sabe quién es tu mujer–. La mujer murmuró por lo bajo, pensando que nadie la había oído. Simon lo miró, de repente le preguntó al hombre cómo estaban sus hijos, sabiendo muy bien que era su amante quien había llevado a sus hijos, sus únicos hijos eran ilegítimos y estaban escondidos de la sociedad en el campo. El hombre había tartamudeado, despidiéndose de la pareja mientras la mujer se alejaba luciendo bastante derrotada y enojada.

CALISTA - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora