THIRTY THREE

2.1K 172 0
                                    

CAPÍTULO TREINTA Y TRES - EN TODA SERIEDAD

Había querido irse de la ciudad lo antes posible, pero no pudo obligarse después de descubrir la situación de Colin, nunca imaginó que esto sucedería. No estaba segura de si estaba feliz o agobiada por el conocimiento que tenía. Le había sugerido a Colin que se casaran lo antes posible, que tuvieran una larga luna de miel antes de que Marina comenzara a mostrar un estómago en crecimiento lleno de un niño que no compartía los genes Bridgerton. No quería dejar solo a su hermano, casi demasiado protector con él. Tenía mucho estrés en su mente, carcomiendo lentamente su corazón creando un aura ansiosa a su alrededor.

Se encontró en la casa de Ramsey, llamando a la puerta como si fuera bienvenida en la casa de Lord Ramsey. Al padre de Arthur no le gustaba exactamente la chica Bridgerton, ya que a menudo había recibido frialdad de él. Conociendo al anciano, probablemente estaba bebiendo con sus hijos ilegítimos, lo que convenía a Calista. El rostro que N la había consolado apareció ante ella y él le dio una amplia sonrisa al ver a su amigo. Arthur no la había visto desde su boda y estaba emocionado por su visita. Aunque se estaba acercando rápidamente a la noche y estaba sorprendido de que ella no hubiera hecho planes con él antes, pero después de todo, ella era una mujer casada.

–¿No eres un extraño?– Él la abrazó y ella instantáneamente se relajó mientras le devolvía el abrazo, apoyando la cabeza en su hombro, disfrutando del calor de su cuerpo a través de su delgada camisa. la empresa. Dejó que las lágrimas finalmente cayeran de sus ojos mientras dejaba que se abrieran las compuertas. Había estado luchando recientemente y ahora, con todo lo que estaba pasando, necesitaba llorar un buen rato. Arthur sostuvo la parte posterior de su cabeza con dulzura mientras ella lloraba en él.

–¿Qué ocurre?– Preguntó, levantando su barbilla con su dedo, su labio acariciado mostrando más emoción de la que quería.

–Todo es un desastre, Dove–. Se secó los ojos, hipando. No quería admitirle nada a Arthur, pero se sentía segura a su lado, sintió que su corazón estaba bien por la fracción de segundo que estaban en la misma habitación y eran mejores amigos nuevamente después de no verlo desde el día de su boda.

–No me digas que te ha hecho daño, Calista–. Él se mantuvo firme, listo para darle a Simon más que una explicación, pero ella negó con la cabeza.

–Le sugerí niños. No debería haber dicho nada sobre los niños, sé que él no los quiere. Todavía tenía que preguntar, solo quería sacar el tema–. Ella murmuró. Arthur respiró hondo, el tema era delicado para él.

Saber que había creado un niño con Calista años atrás y que el pequeño humano que creció en su estómago ni siquiera tuvo la oportunidad de vivir lo hizo estremecerse ante la idea. En ese entonces, no estaban listos para aceptar tate, aceptar un aborto era lo correcto. Había dejado que sus hermanos lo golpearan sin sentido como señal de respeto antes de admitir que tal vez se equivocaron al tener un hijo y que la sociedad no habría sido amable con Calista si se hubiera corrido la voz. Él había sostenido su mano mientras Anthony le daba una pequeña pastilla rosa para que todos sus problemas desaparecieran y permaneció a su lado, a través de los terribles calambres y las lágrimas.

–¿Él no quiere hijos?

–Me lo dijo antes de casarnos, así que no es como si fuera un shock para el sistema. Le dije que yo tampoco quería tener hijos, pero cambié de opinión. ¿Puedo cambiar de opinión? Él no quiere hablarme. Lo he arruinado todo, estoy tratando de ser fuerte pero no sé qué hacer.

Había llegado a la casa de la ciudad, completamente sobria y plagada de una ansiedad que no era propia de ella, pero ¿quién podría culparla? Su matrimonio estaba pasando por una mala racha y ella no tenía ni idea de qué hacer. No era frecuente que Calista se sintiera desesperanzada, nunca se vio a sí misma como alguien dependiente. Siempre se enorgullecía de ser una de las pocas mujeres que no sentía la necesidad de esconderse detrás de un hombre y un título. Había cerrado la puerta detrás de ella, ya inquieta con la noticia de que Colin la había sorprendido con el té de la tarde. Un poco más tranquilo desde que tuve unas palabras con Arthur. Él le había dicho que no se preocupara, que todo se arreglaría y comunicarse con Simon era la mejor manera de resolver los asuntos.

CALISTA - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora