Capítulo 4

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Por la mañana el rubio se observaba con cuidado en el espejo del baño, bajó sus gemas con tristeza, había sido un idiota al fijarse en un imbécil como Shisui, nunca se había dejado de nadie, nunca se había doblegado, nunca había permitido que pisotearan su orgullo de esa manera, sus padres y su Ero-sennin se avergonzarían de él al ver su estado, respiró hondo, observó sus ojeras y ojos rojos -te dije que ese Uchiha era un cretino cachorro -Naruto levantó un puchero -llevas meses sin hablarme -el zorro bostezó -te deje para ver hasta donde llegabas con ese bastardo -el rubio asintió con tristeza -¿qué harás? -el pequeño bajó el rostro -terminar esa relación y desaparecer de su vida, es obvio que no le intereso -el zorro sonrió -veamos qué es lo que haces -el rubio sonrió divertido por la voz del zorro.

Empacó sus cosas con cuidado, guardó todo en un pergamino, sacó el pergamino con la herencia de sus padres, fue directo al registro de propiedad -señorita, quisiera vender mi departamento y adquirir una casa en la zona de clanes cerca del complejo Nara -la castaña sonrió para el rubio con coquetería, después de la guerra se había hecho famoso entre las chicas, Naruto sonrió un poco para ser atendido, pero lo hacía sentir incómodo -claro que sí, hay una propiedad detrás de la zona comercial que colinda con el complejo Nara y el complejo Akimichi, a los límites de la aldea, está un poco deteriorada, pero supongo es lo único que hay -Naruto observó el mapa, se dió cuenta que se encontraba del otro lado de la aldea de donde estaba el Uchiha, sonrió satisfecho, entre más lejos mejor- lo quiero -la señorita hizo el registro de propiedad y el intercambio comercial del departamento, pagando un excedente por lo amplio del lugar y la excelente ubicación.

Al salir activó su modo sabio, ubicó al capitán Yamato, corrió hasta su ubicación con velocidad -capitaaaaaannnn -el castaño vio al rubio con cansancio -¿qué necesitas Naruto? -el Uzumaki sonrió divertido, jaló de su mano por varios cientos de metros hasta llegar a su propiedad -le pagaré bien si remodela mi casa y me crea una bonita barda perimetral -el azabache lo vio con molestia -no soy un constructor, soy un shinobi Naruto -el pequeño sonrió con maldad -¿no me ayudará? -el usuario mokuton se dio la vuelta indignado, comenzó a avanzar -tendré que decirle a Kakashi sensei que en sus días libres abraza los árboles y se queda horas así -el rubio sonrió burlón al verlo paralizado, el castaño se dio la vuelta con una sonrisa -¿dices que pagarás bien? -Naruto asintió con emoción -bien, hagámoslo -el capitán creó una sencilla y bonita barda perimetral, una casa estilo japonés con dos habitaciones, no ocupaba mucho, sólo era él, eso sí, si o si debía haber un gran jardín y un pequeño estanque, después conseguiría peces koi para su pequeño lugar, le pagó al capitán, lo dejó solo en su nueva casa pidiendo ser discreto con su nueva ubicación.

El rubio se detuvo a observar su propiedad, mañana iría por su amiga para decorar el lugar con cuidado, pero ahora tenía algo que hacer y no podía postergarlo, aún era temprano, dejó a unos clones acomodando sus pocas pertenencias en el lugar, tomó las cosas de Shisui y lo que le ha dado en ese tiempo, le dio una playera, un portaretratos con su foto, obviamente la foto ya no existía, un zorro naranja de peluche, los metió en una caja y la cerró con cuidado, la envolvió para regalo, colocó un moño, dejó una tarjeta en el interior, mientras lo hacía limpiaba sus lágrimas recordando los buenos momentos que pasó a su lado y cuanto se divertían en un inicio, mordió sus labios con tristeza al observar el regalo, comenzó a hipar, su determinación comenzaba a flaquear.

-¿te rendirás ahora? -el rubio escuchó al zorro en su interior, mordió sus labios respirando audiblemente y con cansancio, limpió sus gemas con el reverso de la chamarra, creó un clon, lo mandó a dejar la caja, si iba él tal vez lo convencería de perdonarlo, se sentó en su nueva sala observando a la nada, esperando los recuerdos del clon, su vida cambiaría, no sabía si para bien o para mal, pero Shisui ya no existía en su futuro.

....

El clon corrió con velocidad hacia la casa del Uchiha, como siempre entró por la puerta de atrás, endureció el ceño al ver la ropa regada en el suelo, sonrió con maldad, invocó a Gama-chan, un pequeño sapo mensajero -consígueme mucho lodo y bichos, te daré muchos dulces, tienes cinco minutos -el sapo asintió, desapareció, por el filo de la puerta medio abierta de la habitación, podía ver el cabello de la chica regado en el pecho de su pareja, sus ojos cambiaron a unas rendijas rojas las cuales veían con coraje al infiel y a la amante pasajera, consideró que el tiempo de cinco minutos pasó, invocó nuevamente al sapo, el cual traía un costal gigante, sonrió con maldad, entre el sapo y el regaron el lodo por toda la casa incluyendo el cuarto donde los borrachos se encontraban, vaciaron los bichos por toda la casa, invocó a bastantes sapos más que comenzaron a croar con fuerza. El rubio se escondió para observar su travesura,  la chica escuchó el croar de los sapos, levantó su rostro asustada, giró su cabeza con terror, vio una cucaracha gigante en su hombro, comenzó a gritar desesperada. Shisui se levantó de golpe observando el espectáculo, comenzó a gritar de igual modo, la azabache corrió sobre el lodo, tomó su ropa, ambos resbalaron en distintos momentos por el lodo -me largo bastardo -corrió fuera de la casa sin importarle la vergüenza que estaba pasando al salir casi desnuda dejando al Uchiha en el lugar observando como la chica lo abandonaba y como el clan observaba su estado de desnudez en la puerta más el puño de bichos y lodo que salían de su casa -demonios, maldita sea-

Cuando se dió cuenta de su estado regresó al interior con velocidad, cerró la puerta azotándola, veía con fastidio su casa, arregló su cabello escurriendo el lodo en él. Un fuerte golpe lo dobló por completo sacando el aire del dolor -aaaaaahhh -el rubio había golpeado su parte noble con gran velocidad aprovechando su distracción, desapareció en un puff como el buen clon que era. Shisui se tiró al suelo sin poder ver a su atacante por el lodo en su rostro -mal… dita seaaaa -se retorcía en el suelo con dolor y coraje.

La puerta de su casa se abrió dejando pasar al próximo líder del clan quien vio todo el espectáculo fuera de su casa, observó el desorden y después a su primo retorciéndose, se dio cuenta que sobaba sus partes nobles, hizo un gesto ligero de dolor, después sonrió un poco al imaginar quien había sido -parece que jugaste con quién no debías -el mayor comenzaba a recuperar el aliento -mal… dita sea, cállate bastardo -Itachi observó un banco con poca suciedad, tomó una servilleta, limpió el lugar para tomar asiento -cuéntame ¿a quién lastimaste tanto para que te trataran de este modo? -Shisui se levantaba poco a poco tratando de alcanzar el sofá, se tiró en este para seguir sufriendo -no sé de qué demonios hablas -Itachi vio la caja sobre la mesita de centro en la sala con su mirada estoica -pues si no sabes, tal vez eso nos dé una pista-

Shisui levantó el rostro con molestia, vio la caja, estiró su mano, la jaló con molestia, abrió la caja, mientras lo hacía maldecía a quien le había hecho esa maldita broma, por fin logró abrirla, sus onix se abrieron con bastante sorpresa, negó desesperado, observó los regalos que le había hecho a su rubio, tomó la nota sobre estos con desesperación, la leyó "púdrete maldito infiel heterosexual, ahora eres libre para seguir con tus manjares, no quiero saber más de ti, no te atrevas a buscarme" el azabache se tiró en el sillón con sus manos en su rostro -soy un maldito imbécil -Itachi negó al ver a su primo en ese estado -sólo quería ver qué sucedía, pero creo que es obvio, al parecer esa conquista se hartó de tus juegos, nos vemos luego -Shisui tapó sus ojos, apretó su puño ¿qué demonios había hecho?.

Un amor distinto al tuyo (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora