Después de ti

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Cuando Seiya, Shun y Shiryu aterrizaron en Tokio, los tres menores fueron recibidos con gran emoción por su progenitores. Marin e Ikki también tuvieron su momento, pues el próximo sería su último año en Palaestra; Marin se había enlistado para una Cloth de Plata, mientras que Ikki tuvo que conformarse con una de Bronce.

Daiki estaba más que feliz por su hijo menor, Shun no sólo había resistido el año completo en aquella universidad, además había obtenido calificaciones bastante altas y satisfactorias.

Sin las interminables tareas, proyectos y entrenamientos, los chicos realmente no tenían nada que hacer, y aprovecharon para flojear y descansar todo lo que no habían podido durante el curso.

Sin embargo, aunque Shun disfrutara de sus días de ocio, no veía el momento de regresar a Grecia; no tanto por las clases, más bien por Hyoga. Le había contado a todos sobre él: a su padre, a los padres de Seiya, a los de Shiryu, al padre de June, incluso a los Katsuki, quienes habían ido a su casa un par de veces cuando escucharon que había vuelto a casa.

Daiki estaba en las nubes, su pequeño no sólo había tenido un éxito arrasador en Palaestra, también había encontrado a su media naranja, alguien especial que lo amaba por quien era; aunque tendría que esperar para conocer al susodicho.

A la mitad de julio, Yuri volvió a Tokio durante un par de semanas, para descansar antes de comenzar los entrenamientos para la nueva temporada. Las prácticas en Montreal con Celestino Cialdini lo habían hecho crecer en el mundo del patinaje, había quedado en quinto lugar en el Campeonato Nacional, y su puntaje había sido lo suficientemente alto para calificar en competencias internacionales; aún así, en estas no había logrado terminar más arriba del décimo quinto lugar. Yuri iba lento, pero seguro.

Lo primero que hizo una vez en Japón fue visitar a Shun. No sabía si pasar tiempo a solas con su ex en su habitación era lo más inteligente, pero Shun le caía bien y seguían siendo amigos, quería saber todo lo que había pasado en Atenas y quería contarle todo sobre Montreal.

-Los canadienses son muy amables. El clima es bonito y los paisajes lo son aún más.- explicaba Yuri mientras le enseñaba a Shun toda su galería de fotos en su computadora.

-Me alegra saber que salías de la pista de vez en cuando...- bromeó Shun. -¿Quién es él?

Shun se detuvo en la foto de un chico moreno de cabello negro, tenía una mirada agradable y una sonrisa encantadora.

-Oh... es... Phichit, es de Tailandia, y... mi... compañero de cuarto...- respondió Katsuki, sonrojándose mientras hablaba.

Shun arqueó una ceja. -¿Sólo tu compañero de cuarto?

Yuri lo miró fijamente sin decir nada, preguntándose si debía decir la verdad. Finalmente se rindió.

-¡Bien! Es... mi novio...- suspiró, bajando la cabeza y evitando mirar a Shun a toda costa.

El peliverde se echó a reír. -¡Eso es genial Yuri-chan! ¿Por qué mentirías sobre él?

-No lo sé, es raro ¿sabes? Lo conocí apenas llegué a Montreal y me gustó, comenzamos a salir un par de meses después. Creí que te molestaría.

-Yuri, somos amigos, me pudes contar lo que sea, ¿de acuerdo?- Shun le dedicó una de sus sonrisas adorables de siempre. Yuri asintió. -Además, yo también conocí a alguien en Grecia.

En ese momento, Yuri puso los ojos como platos, saber que su ex lo había reemplazado tan rápido como él lo hacía sentir mucho mejor.

-¿Un griego guapo?

Shun negó con la cabeza mientras ambos se botaban de la risa.

-Es ruso, rubio y de ojos azules. Es muy atractivo en realidad. Y además practica patinaje artístico.

-¿Cómo se llama?

-Hyoga.- Yuri frunció el ceño. -Hyoga algo Shuvalov. Los rusos tienen nombres largos y raros ¿sabes?

-¿Hyoga Shuvalov?- repitió Yuri entre asombrado y confundido, Shun no entendía el repentino cambio en su amigo.

-Sí...

Acto seguido, Yuri se incorporó y comenzó a teclear a toda velocidad en su lap top.

-Es... ¿este sujeto?- Katsuki volteó el aparato hacia su ex novio, mientras este observaba completamente anonadado los resultados de la búsqueda de Google.

-¡Sí! ¿Qué es esto?

-Bueno... resulta que tu novio es medallista olímpico.

-¿¡QUÉ COSAAAA!?

-Si me hubieras prestado atención cada vez hablaba de patinaje, sabrías quien es.

Shun seguía sin poder creerlo, ahí en la lap top de su ex novio, en Google Images, había un sin fin de fotografías de Hyoga en los Juegos Olímpicos de Torino y diversas competencias más. ¿Por qué no se lo había dicho jamás?

-Es muy conocido en la comunidad del patinaje. Bueno, lo era, se retiró hace un año; ahora sé por qué...

-No lo puedo creer...- murmuró Shun, bajando la cabeza.

-¿Shun-chan? ¿Estás molesto?- inquirió Yuri, frotando suavemente la espalda del peliverde.

-¡¡¡MI NOVIO ES UNA CELEBRIDAAAAAAAD!!!








El recibimiento de Hyoga en Moscú fue un poco distinto, ni a sus padres ni a Viktor les interesaba saber lo que había hecho en Palaestra: a Natasha le bastaba saber que su hijo estaba sano y salvo, y disfrutaría de su presencia todo lo que pudiera hasta que volviera a partir a Atenas en agosto; Viktor sólo quería ponerse al tanto de la vida personal de Hyoga, y contarle a este todo lo que había hecho en su ausencia; y Kirill sólo escucharía sobre Palaestra si esto significaba que su hijo cambiaría de carrera a algo más normal.

-¿Recuerdas a Chris?- añadió Viktor emocionado mientras tomaba un sorbo de su frapuccino.

-¿Giacometti?- preguntó Hyoga, sin mirar a Viktor realmente, estaba muy entretenido con el Tamagotchi de Shun.

-El mismo. Pues resulta que cuando nos vimos en el Four Continents hubo chispa.

Hyoga dejó de prestar atención al aparato abruptamente y miró perplejo a su amigo.

-No...

-Oh sí...

-Vaya. Felicidades, supongo. No creí que las relaciones a distancia fueran lo tuyo.

Viktor se encogió de hombros. -Hace el reencuentro más entretenido, sabes a lo que me refiero.

Hyoga soltó una risita nerviosa.

-¿Qué me dices tú? ¿Encontraste alguna chica linda en Grecia?- Viktor le dirigió una mirada inquisidora al rubio, quería saber todos los detalles.

-Una, pero no funcionó.

-Qué mal.

-Pero...- el chico de cabello platino quedó a la expectativa de lo que Hyoga diría después. El rubio meditó un poco antes de continuar. -Hay... un chico...

A Viktor se le cayó la quijada al suelo. En su interior siempre supuso que Hyoga tenía tendencias homosexuales, pero después del desfile de novias del rubio y del beso en los vestidores, llegó a la conclusión de que Hyoga era cien por ciento heterosexual.

-Un... ¿...chico...? ¿Hombre? Con... ¿...paquete y toda la cosa...?

Ambos comenzaron a reír.

-¡Wow! ¿Quién lo diría? Hyoga Shuvalov, homosexual.- añadió Viktor con una sonrisa pícara.

-No estoy muy seguro de esa última parte.- respondió Hyoga, algo avergonzado.

-¡Bisexual entonces! Y dime, ¿es griego?

Hyoga negó con la cabeza. -Japonés.

-Eso explica la mascota.- exclamó Viktor, mirando al Tamagotchi en la mano de Hyoga. -¿Sigue vivo?

-Apenas. Sería el tercero que mato, los botones me confunden.

-Lo bueno es que reviven...

-Vitya...- el tono de Hyoga se ensombreció. -No le he dicho nada de esto a mis padres, podrías... ¿dejarlo entre nosotros?

-Por supuesto, toma todo el tiempo que necesites, Hyoshka.

Andromeda & CygnusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora