Ambos progenitores quedaron boquiabiertos. Kirill parecía completamente ido, como si su alma hubiera dejado su cuerpo. Natasha tampoco reaccionaba, pero su mirada era distinta, como si lo hubiera sabido todo este tiempo y deseara que Hyoga lo hubiera confesado en otro momento.
Al ver que ninguno de sus padres hacía o decía nada, Hyoga volteó a ver a su novio en busca de ayuda.
-¿Qué?- inquirió Kirill con severidad.
Hyoga pasó saliva nerviosamente y repitió su confesión.
-Que Shun... es... mi novio...
Natasha miraba a su hijo y luego a su esposo, rezando por que la situación no se saliera de control.
Kirill comenzó a perder la paciencia y la razón. Primero negó constantemente con la cabeza, cubriendo su rostro con sus manos, intentando decir palabras o hacer movimientos que al final se quedaban cortos.
-No... no es posible... no puede ser...
-Kirill, por favor, aquí no. Estamos en público.- la madre de Hyoga comenzó a razonar con su marido. Pero ya era tarde.
Kirill intentó alejarse del tacto de Natasha, dirigiéndose amenazadoramente hacia su hijo y su pareja.
-¿Es una broma? Porque no es gracioso.
Hyoga lo miró desafiante, el valor que le faltaba se lo brindaba Shun con su mera presencia. -No. Hemos sido pareja durante tres años.
Kirill quedó anonadado, estaba desorientado y quería morirse. No solamente su hijo había resultado ser homosexual, ya llevaba tiempo practicando aquel depravado estilo de vida.
En ese momento, unos minutos después de haberse sentido un padre orgulloso y realizado, sus peores pesadillas se habían vuelto realidad.
Una de las principales razones por las cuales se había opuesto rotundamente a que Hyoga practicara patinaje artístico —a pesar de casi ser el deporte nacional de su patria— era la posibilidad de que se "volviera" homosexual. Con todos esos disfraces coloridos y brillantes, las poses afeminadas y delicadas, y la cereza del pastel: el chico Nikiforov. Ese muchacho jamás le dio buena espina.
Todos sus miedos, apaciguados a lo largo de la pubertad de Hyoga por su larga lista de novias y citas. Un miedo que cuando lo vio luchar en la arena desapareció por completo, pues su hijo había probado ser un hombre de verdad. Un macho alfa.
Todo eso, derrumbado en segundos. Aplastado por cuatro palabras, tatuadas en su mente, martillando su cabeza provocándole una migraña:
SHUN. ES. MI. NOVIO.
Kirill simplemente se rindió. No iba a hacer una escena, y todo lo que pudiera salir de su boca en ese momento no era precisamente decente.
El hombre dio media vuelta y salió del campus a paso decidido.
-¿Papá?- Hyoga lo llamó, tratando de hacer que volviera.
Nunca tuvo una relación muy cercana con él, pero no deseaba alejarsde más. No quería quemar el único puente —aunque estuviera maltrecho— que lo unía a su padre.
-¡Papá!- volvió a gritar, como un niño desesperado de atención.
Shun desvió la mirada. Aquello era lo que lo había mantenido despierto tantas noches en su adolescencia temprana. La idea de ser despreciado por su propia familia. Ver aquella pesadilla realizada en su novio era todavía peor.
Natasha detuvo a su hijo, que tenía todas las intenciones de ir tras su padre.
-Déjalo, Hyoshka. Debes darle tiempo.- agregó la mujer, consolando a su hijo con suaves roces en su brazo.
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Andromeda & Cygnus
FanfictionShun, un chico de Japón, amable y sensible, decide ir a Palaestra para convertirse en un Caballero de Athena, después de una promesa que le hizo a su fallecida madre. Hyoga es un patinador ruso frustrado, que busca algo más en su vida. Desesperado p...